Para un hombre que se llama “curiosidad”.
Somos criaturas tan íntimas y secretas que la interioridad es lo más sorprendente de nosotros, incluso más sorprendente que nuestra razón. Pero no podemos simplemente entrar en la caverna y mirar a nuestro alrededor. La mayor parte de lo que creemos saber sobre nuestra mente es pseudoconocimiento. Todos somos unos farsantes impactantes, muy buenos para inflar la importancia de lo que creemos que valoramos. Seguir leyendo El amor platónico y la moralidad erótica de Iris Murdoch