EL MIEDO A LA MUERTE

Ana, una de las lectoras del blog me ha pedido que hiciera un artículo sobre el temor a la muerte.

Creo que es un tema importante, que casi nunca se trata. Por eso voy a dar mi opinión sobre el tema, con todo el respeto y humildad, en un tema que afecta a las creencias y a la fe de las personas.

Hace ya algunos años. Tuve ocasión de leer un artículo en una revista “Mundo Desconocido”.

El tema del artículo hablaba de las experiencias cercanas a la muerte en pacientes que por causas médicas habían estado clínicamente muertos durante un lapso de tiempo.

Pero lo que más me llamó la atención por aquel entonces, no fue lo del túnel, o los relatos que mencionaban cosas imposibles de detectar por los pacientes y que sucedían a kilómetros de distancia.

Lo que más me intrigó fue el hecho de que aquellas personas, una vez pasada la experiencia no tenían miedo a la muerte.

La razón era las percepciones y los sentimientos que aquel estado les había proporcionado.

Si la muerte es así, yo no quiero seguir viviendo decían.

Se habían dado incluso intentos de suicidio entre estas personas que deseaban volver  a experimentar aquella sensación.

La vida cambio para muchas personas que sufrieron esta experiencia.

La ciencia ha tratado de explicar esto, a su modo, las endorfinas…. Sin embargo, con el paso de los años, mi instinto me dice que lo que sintieron todas esas personas, se corresponde con el despertar a la conciencia del ser.

El sentimiento de miedo, terror, angustia… nos puede alejar de esa sensación del ser. El temor a la muerte nos ha sido inculcado desde la cuna.

Salvo algunas culturas, que aceptan de forma mucho más natural este suceso, como los esquimales o algunas tribus americanas, la cultura occidental siempre ha intentado ignorar este suceso, no tratarlo, no hablar de ello.

La muerte para un occidental es un tema tabú. Incluso en los funerales parece que la gente no sabe cómo comportarse o que pensar.

Creo que es uno de los temas fundamentales para el que deberíamos de estar preparados. Es preciso afrontar este paso desde la fe, con el convencimiento de su significado, que puede representar diferentes cosas según la persona.

Pero se piense lo que se piense, creo que lo verdaderamente importante, es pensar algo.

Según maestroviejo lo más importante es encontrar la paz, y tener la seguridad de que la muerte sólo representa un estadio más en la existencia del ser. No es el final de nada, sino la continuidad de un periplo diferente según las creencias de cada uno.

Volviendo a la revista y al artículo que mencioné al principio. Creo que teniendo en cuenta la diversidad de personas y sus reacciones tan similares. No sería extraño que su comportamiento fuera el general que adoptaríamos todos ante esa experiencia.

Entonces, el miedo a la muerte desaparecería y lo que sentiríamos, es el profundo deseo de sentirnos conscientes, de abandonar esta existencia de dimensión tres a la que le faltan tantas cosas, esas cosas o sensaciones que una vez experimentadas ya no te dejan vivir sin sentirlas.

¿Será esa la razón por la que no recordamos nuestras vidas pasadas?, ¿será por esto por lo que el rechazo al suicidio se produce en todas las religiones?

Los canalizados han señalado que los seres de cuarta o quinta dimensión no pueden experimentar los sentimientos de una forma tan fuerte como nosotros. Esa facultad  es relatada en la mitología griega, donde los dioses inmortales, envidian al hombre,  por sentir en una existencia efímera con una intensidad que a ellos por ser inmortales les está negada.

Quizás ese sea el auténtico sentido de nuestra existencia que antecede a la consciencia como seres inmortales. Quizás, el miedo y la certeza de la muerte sean la llave que nos permita realizar las mejores y peores acciones de las que somos capaces, de definirnos como seres. Así en cada episodio nuevo nuestro Karma se irá preparando para el gran momento.

3 comentarios en “EL MIEDO A LA MUERTE

  1. Gracias Maestroviejo, es una comprensible y profunda reflexión sobre la muerte física, y que todo el mundo la puede captar para su asimilación particular.
    Sí, de hecho el paso de dejar esta existencia hacia otro tipo de existencia no debe espantar en absoluto, sino que debemos, en sentido contrario, tener la certeza de que nuestra vida es temporal, un paseo, una incursión en una dimensión o en una circunstancia dentro de lo que llamamos «tiempo», con la particularidad de que en esta tercera dimensión encarnamos, reencarnamos o nacemos «sometidos» a las «leyes» o circunstancias materiales que aquí vamos a disfrutar. De hecho es muy hermoso nacer en esta tercera dimensión ya que nacemos con prácticamente todos los elementos que nos van a hacer disfrutar de ella, con todo ese factor de sensibilidad o sentimiento que se encuentra en todos los seres vivos. Este factor no pertenece sólo al género humano, sino que se da en todas las especies. No nos creamos que somos los únicos capaces de sentir y experimentar emociones.
    La emoción más intensa en el reino animal es la emoción de la libertad, con todos los peligros que ésta comporta, pero sí, la libertad que conlleva el nacer para lo que han sido creados en un Planeta, en ecosistemas donde cada ser tiene su función propia y todos los seres a la vez se encuentran ligados formando esa maravillosa estructura de la biodiversidad y el equilibrio natural.
    Volviendo al ser humano, sí, desgraciadamente la muerte es algo tabú en nuestra cultura, sobre todo en la cultura occidental, donde tal como dices a veces ni sabemos cómo actuar ante la pérdida de un ser ajeno, sobre todo si ese ser no ha pertenecido a nuestro más próximo entorno, ya que los que sufren la pérdida más cercana tienen que superar el tiempo o la etapa de la «separación».
    Es por lo tanto que muchas veces sólo tenemos la sensación de que la muerte es un «accidente», y lo asimilamos como tal de forma consciente, siendo que automáticamente lo borramos de nuestra mente en cuanto tenemos la más mínima oportunidad.
    No se trata pues de alentar al suicidio, porque considero que el ser que se suicida es que está al borde de no querer seguir experimentando más lo que él considera que no entiende y por lo tanto sólo le produce dolor y opresión el seguir viviendo.
    Si queremos llegar realmente a despertar para encontrar ese maravilloso nexo con el Todo tenemos que entrar en la consciencia de la infinita diversidad en que se puede expresar la vida, bien sea totalmente material y dimensionada o bien a nivel puramente de energía.

    La muerte pues no debiera representar el dolor, sino la puerta hacia otro tipo de existencia. Lo que sucede es que cuando no hemos despertado lo suficiente aquí en esta dimensión, vemos la muerte como un precipicio del cual ya no se regresa, y si alquien ha podido tener esta percepción de un modo tangible ha debido de ser cuando al llegar a franquear ese umbral se dio cuenta de golpe de que realmente ha estado viviendo casi de una forma irreal y que va a abandonar su cuerpo o templo sin haberse dado la auténtica oportunidad de haber sabido vivir una existencia plena con su ser espiritual que es el que nos ha hace vibrar y latir en este plano. Es el espíritu libre sólo apegado a la evolución el que nos hace latir una y otra vez, no sabemos a través de qué magia ya que cuando se encarna en la materia estamos «preparados» con una serie de virtudes y cualidades pero no tenemos (por lo menos algunos cuantos) la memoria consciente de haber vivido de otra forma. Yo la única forma en que la siento es de manera intuitiva, una intuición que es la que me lleva, por ejemplo a todos estos pensamientos y a expresarlos, no como esa parte que se pueda llamar «ego» sino como un empuje intuitivo que hace que manifieste mi experiencia «particular» de forma que pueda ser compartida.
    Un abrazo

  2. La muerte es una cosa que todo el mundo debe asumir, y cuanto 1º asuma uno que aqui estamos de paso mejor. No soy persona que piense mucho en ella, pero si tengo asumido ya que esta va a llegar y no creo que sea cosa de tenerle miedo, unicamente que cuando llege sufrir lo menos posible. Antiguamente la gente lo veia como mas natural. La muerte tocaba a las personas mas de cerca, y uno normalmente moria en su casa rodeado de los suyos. Velatorios en casa incluidos. Sobre lo que pasa despues no se que decir, pero estoy seguro de que no puede ser peor que la vida fisica. Me gusta la teoria de Salvador Freixedo que dice algo asi como «el que no haya hecho los deveres en esta vida, devera reencarnarse en otra para aprovar . y asi pasar de curso» Gran persona Freixedo.

  3. Me parece muy interesante tu comentario y ciertamente encaja muy bien dentro de mi convicción sobre este tema del que muchos prefieren mantenerse al margen, justamente por ese temor al suceso que se esconde al abandonar el cuerpo. Realmente esta vida terrena no es más que un breve peldaño dentro de ese largo derrotero que debemos cursar para aproximarnos a la Deidad. Hace muchos años yo tuve la oportunidad (valga la expresión), de tener una experiencia que marcó mi vida, toda vez que al montar un caballo de pobre estirpe equina, este arrancó a toda velocidad sin obedecer el mandato que yo le ordenaba con la rienda y después de haber recorrido un trayecto, colisionó contra un taxi que se desplazaba por una calle del barrio. Yo salí catapultado por encima del vehículo, hasta caer al otro lado sobre el pavimento. Por supuesto perdí el conocimiento por un buen rato y hoy todavía, después de 30 años de ocurrido este suceso, me causa mucha curiosidad recordar cómo, durante ese buen tiempo que estuve inconsciente, sólo me acompañó una sensación muy apacible y cercana a la dicha suprema, en medio de un destello luminoso que difícilmente podría describir… seguramente por un designio de lo celeste, mi tiempo terreno aún no terminaba y en se momento comencé a reincorporarme y valga decir, a recuperarme, pues duré cerca de cuatro meses en los que todo el cuerpo me dolía.

    Un saludo muy fraterno.

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