Tras la sonrisa cínica de Sarko, asegurando que no sabía cómo, pero que iba a controlar Internet, ha tenido que salir David Cameron a decir que “tampoco hay que pasarse”.
El Primer Ministro británico, cuyos asesores parecen estar más del lado de Google, parece hacer suyas las declaraciones de Eric Schmidt en la primera jornada del eG8, en que comentó a los gobiernos que “la tecnología avanza muy rápido, los gobiernos no deben lanzarse a regular antes de entender sus consecuencias”.
Sin duda, las palabras del Señor Google no andan faltas de razón, ya que una vez se aprueba cualquier tipo de legislación defectuosa, resulta increíblemente difícil modificarla, y no digamos ya derogarla.
Un claro ejemplo de ese tipo de legislación defectuosa es el ACTA, un tratado orquestado por las productoras de Hollywood y la Casa Blanca, que asistentes al eG8 como Jim Gianopulos seguramente defiendan ante los líderes.
Se dice por ahí que en la reunión de estos días del G8 se va a firmar el tratado ACTA, aunque de momento solamente se ha sabido que el Grupo de los países desarrollados y Rusia han decidido ‘apoyar’ las reformas políticas y económicas propuestas en Túnez y Egipto, y lo harán con miles de millones de dólares.
Aún no se sabe si las intenciones de Sarkozy de controlar la red han surtido efecto alguno, o si han sido neutralizadas con ayuda de las palabras de los responsables de Google o, quien lo iba a decir, Mark Zuckerberg, ni si David Cameron ha tenido que aparecer cual San Jorge a defender la red.
La cumbre del G8 terminará pronto y podría determinar bastante futuras acciones en la Unión Europea, tanto en materia de control y filtrado de la red, y hay que recordar que el tema del Gran Muro de la Vergüenza Digital sigue en pie, como en la firma del ACTA, que como siempre se mantiene en el más absoluto secreto y obscurantismo.