La célebre ciudad etrusca fue, como Atenas, Cartago y Roma, una de las más grandes e importantes metrópolis del Mediterráneo antiguo
Sarcófago de los esposos (c. 530-520 a.C.). © MUSÉE DU LOUVRE, DIST. RMN / PHILIPPE FUZEAU / PALAZZO DELLE ESPOSIZIONI
Hay constancia de asentamientos humanos en el territorio en el que surgió Cerveteri al menos desde finales del II milenio a.C. En los siglos IX y VIII a.C., durante la era vilanoviana, las diferentes poblaciones diseminadas por todo el territorio se reunieron gradualmente para fundar la ciudad de Cerveteri en un enclave situado a unos seis kilómetros de la costa y en una posición elevada y bien protegida. En las principales vasijas pintadas halladas en Cerveteri, del siglo VII a.C., aparecen las primeras representaciones de los mitos griegos. La célebre crátera de Aristonotos, del 650 a.C. aproximadamente, representa el episodio en el que Ulises y sus compañeros dejan ciego al cíclope Polifemo. Esta vasija se exhibe en la muestra Los etruscos y el Mediterráneo. La ciudad de Cerveteri , del 15 de abril al 20 de julio de 2014 en el Palacio de Exposiciones de Roma.
Alrededor de 400 piezas
La exposición se centra exclusivamente en Cerveteri, una ciudad que, como Atenas, Cartago y Roma, fue una de las más grandes e importantes metrópolis del Mediterráneo antiguo. Reúne alrededor de 400 piezas excepcionales pertenecientes a las colecciones del Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia, el Museo Nacional Cerite de Cerveteri, el Museo Gregoriano Etrusco del Vaticano, el Museo Británico de Londres, la Ny Carlsberg Glypotek de Copenhague y la Antikensammlung de Berlín. Se expone por primera vez fuera de París el Sarcófago de los esposos perteneciente al Museo del Louvre (el Museo Nacional Etrusco posee uno similar). También se puede admirar el ajuar funerario de la tumba etrusca más importante hallada hasta la fecha, la Regolini Galassi; además de terracotas arqutectónicas arcaicas de Berlín y Copenhague procedentes de los santuarios urbanos de la ciudad, refinadas joyas de oro de Villa Giulia, depósitos votivos del santuario meridional de Pirgi, ánforas de una nave etrusca hundida en la costa francesa y el ajuar funerario de la tumba recientemente excavada en la necrópolis de Banditaccia, entre otras cosas.
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Cuánto podríamos saber si no hubiera tantos intereses en no desenterrar.