Cuando un ministro del Interior se desplaza repentinamente a otro país, para entrevistarse con su homólogo, sin anunciar su visita y sin dar una rueda de prensa es que algo tiene que esconder sobre su viaje. Eso es lo que hizo, el miércoles, Jorge Fernández Díaz, alentrevistarse en Tetuán con su homólogo marroquí, Mohamed Hasad.
Horas después de la reunión ambos ministerios publicaron un comunicado conjunto [lea la nota en PDF] en el que la parte española destaca «la rapidez y la capacidad de respuesta mostrada por las autoridades competentes de Marruecos tras los intentos de entrada de la inmigración clandestina que tuvieron lugar el 11 y 12 de agosto (…)».
Esos dos días fueron algo más que «intentos». Procedentes de Marruecos unos 1.400 inmigrantes lograron desembarcar en las costas andaluzas y saltar la valla de Melilla donde, por primera vez desde hacía meses, las fuerzas de seguridad marroquíes no aceptaron que les fueran devueltos en caliente unos 80 subsaharianos que habían logrado encaramarse a la verja. Se batió así el anterior récord, establecido el penúltimo fin de semana de agosto de 2001, cuando más de 800 inmigrantes llegaron a Andalucía.
Con ese comunicado, Interior desmentía a las ONG de ayuda a los inmigrantes que habían asegurado que gendarmes, policías, Marina Real y Ejército relajaron simultáneamente su vigilancia en esos días. Negó también que hubiese un nexo entre la avalancha de subsaharianos y el abordaje, el 7 de agosto por la Guardia Civil, de una lancha de recreo con la que navegaba el rey Mohamed VI en aguas de Ceuta.
«Yo no voy a aceptar que se califique de incidente» el intento de control, declaró ayer Fernández Díaz al término del Consejo de Ministros. Se limitó a afirmar que en aguas de Ceuta habían sucedido unos «hechos», pero gracias «al clima de nuestras relaciones (….) se superan con toda normalidad y seguimos si cabe colaborando con más intensidad».
Para superarlos, las autoridades españolas han tenido que pedir tres veces disculpas a Mohamed VI. La última fue el miércoles, en Tetuán, y lo hizo el propio ministro, según la prensa de Marruecos y una fuente marroquí conocedora de ese viaje. Interior asegura que no se excusó. «El mero hecho de la visita montada deprisa y corriendo ya es una disculpa», señala la fuente marroquí.
La delegación española «presentó sus excusas por el incidente en el que se vio implicado el rey», sostiene, por ejemplo, el periódico independiente de Casablanca Ajbar al Youm. Fernández Díaz trasladó «las disculpas de España tras el incidente del control del yate real (…)», escribe el diario digital Le 360 considerado como afín al secretario particular del rey.
El mismo 7 de agosto Fernández Díaz ya formuló sus disculpas durante una conversación telefónica con su homólogo marroquí. El teniente coronel Andrés López, entonces jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Ceuta, también lo hizo, directamente con el rey, al acercarse con una patrullera a la lancha real.
Mohamed VI tiene motivos para solicitar que se disculpen. Ese día ya consideró que al darle el alto la Guardia Civil no le había respetado. La difusión del abordaje por la Guardia Civil, más de dos semanas después, está suscitando una oleada de críticas contra él, no en la prensa amansada de Marruecos, sino en las redes sociales. Se le reprocha no haber tenido una reacción más enérgica porque estaba en aguas que, para muchos, son marroquíes y no españolas.
Con la «inteligencia emocional» que le caracteriza, según la ex ministra de Exteriores Ana Palacio, el soberano alauí intuyó los problemas que podría tener. De ahí algunos gestos de malhumor, que constató su entorno, y su decisión de alejarse de su residencia deRincón, muy cerca de Ceuta, para continuar sus vacaciones enAlhucemas.
La gestión de estos «hechos» por parte de Fernández Díaz recuerda mucho la que hizo, hace exactamente cuatro años, su predecesor en el cargo, Alfredo Pérez Rubalcaba. Viajó a Rabat para entrevistarse con su homólogo marroquí, Taieb Cherkaoaui, y cerrar así los problemas en la frontera de Melilla surgidos, muy probablemente, tras otro incidente con Mohamed VI en la bahía de Alhucemas. A diferencia de Fernández Díaz, Rubalcaba fue recibido entonces en audiencia por el rey.
Cuando era presidente José María Aznar reaccionó, en cambio, de manera diferente a la crisis migratoria de agosto de 2001. Ordenó a su ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, que convocase al embajador de Marruecos para reñirle. Once meses después estalló elconflicto por el islote de Perejil.
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¿disculpas? ¿por que? ¿Por qué una patrullera estaba haciendo su trabajo?Vamos de mal en peor
Disculpsas? lo dicho y pensado España está vendida por los cuatro costado.
Cuando no se sabe lo que es dignidad este es el resultado,
ser el «hazmereír» del resto del mundo.
¡Qué vergüenza!