Por su lengua, sus costumbres y su refinamiento cultural, los etruscos no se parecían a ningún otro pueblo de la península Itálica.
En la antigüedad se creía que eran originarios de Oriente una tesis que ha sido discutida por los historiadores.
Entre las antiguas culturas del Mediterráneo, ninguna resulta tan fascinante y, al mismo tiempo, tan enigmática como la de los etruscos. Su lengua no tiene parentesco claro con ninguna otra conocida. Su forma de vivir la sexualidad desconcertaba a los contemporáneos, al igual que la posición de las mujeres, que compartían la vida social y doméstica con los hombres en unos términos de igualdad excepcionales en su tiempo.
Tito Livio afirmaba que los etruscos destacaban por su extraordinaria religiosidad, y y otro autor antiguo hace de Etruria la madre la superstición. En torno a ellos circulaban incluso leyendas fantásticas como la que nos transmite un escritor griego del siglo II, Eliano:
- “Se contaba entre los etruscos que no sólo cazaban a los jabalíes y los ciervos con redes y perros, sino también con la música. Colocaban trampas, y junto a ellas tocaba un flautista sus mejores melodías. El sonido llegaba a las cumbres, los valles y los espesos bosques alcanzando las guaridas de los animales. Seducidos de modo irresistible por la música, dejaban éstos atrás a sus cachorros hasta caer finalmente en las redes de los cazadores”
Con todo, el gran enigma en torno a este singular pueblo, dotado de un arte tan impactante y unas formas de organización que determinaron incluso el nacimiento de Roma como ciudad-estado, ha sido desde siempre el de su origen. ¿Cómo había aparecido en Italia un pueblo tan peculiar? ¿De dónde procedían y en que circunstancia se había producido la supuesta emigración que los llevo hasta Etruria, la región al norte de Europa en la que vivieron al menos desde el siglo VIII a.C.?
La ciudad de los difuntos – siglos IV y II a.C. final periodo etrusco. Necropolís de la ciudad de Populonia, numerosos hipogeos, tumbas escavadas en piedra arenisca.
¿Quiénes eran los etruscos?
En la Antigüedad ya existía una teoría respecto al origen foráneo de los etruscos, que recoge el historiador Heródoto de Halicarnaso en susHistorias, redactadas en el siglo V a.C. Hablando de los lidios, un reino situado al oeste de la península de Anatolia ( la actual Turquía), Heródoto explica que en determinado momento su rey ordenó que la mitad de la población marchara por mar hacia el oeste del Mediterráneo para escapar a la terrible hambruna que estaban sufriendo. Escribía Heródoto:
“Su rey dividió al pueblo de los lidios en dos grupos y hecho a suertes cuál de los dos se quedaría y cuál partiría; él se pondría al frente del grupo que quedara, y su hijo cuyo nombre era Tirreno, de los que partieran. Estos últimos bajaron hasta Esmirna, construyeron naves y levaron anclas en busca de medios de vida y de nuevas tierras, hasta que, al fin, tras haber conocido muchos pueblos, llegaron al país de los umbros (en la región itálica de la Umbría), donde fundaron ciudades y donde han vivido desde entonces”.
De Tirreno, el jefe de la expedición, habrían tomado esos lidios el nombre de tirrenos; asimismo, el propio territorio de Etruria es denominado Tirrenia por Heródoto. Tirreno habría conducido a los emigrantes hasta Italia junto con su hermano Tarcón, el legendario fundador de la ciudad etrusca de Tarquinia.
Un historiador griego contemporáneo de Heródoto, Helánico de Lesbos, llama igualmente tirrenos a los etruscos, pero les atribuye un origen diferente. Según Helánico, los etruscos también tendrían una procedencia oriental, pero no serían lidios, sino pelasgos, la mítica población que ocupó Grecia antes de la llegada de los grecoparlantes, es decir, los helenos. Según diversas leyendas, los pelasgos se habían establecido también en otras zonas del Mediterráneo, entre ellas la isla de Lemnos, en el mar Egeo, y la Tróade, en el noroeste de Anatolia; por tanto, si los antepasados de los etruscos eran pelasgos también podrían haber partido de Asía Menor, Otra variante de la misma explicación hacía proceder a Tirreno de otra región del occidente de Anatolia. Misia.
¿Qué fundamenteo histórico puede atribuirse a estas leyendas? De entrada, cabe señalar que dichas historias situaban la expedición de Tirreno en un período anterior al siglo VIII a.C., que es cuando los etruscos empiezan a resultar claramente reconocibles a través de los restos arqueológicos. Según algunas versiones Tirreno y Tarcón aparecen relacionados con la guerra de Troya, como fugitivos tras la caída de la ciudad o aliados de los troyanos.
Con ello su existencia se emplaza en la etapa final de la Edad de Bronce y en la serie de grandes destrucciones y movimientos de pueblos que se produjeron en Grecia y el Próximo Oriente hacía 12oo a.C. Estas perturbaciones tuvieron como protagonistas a los llamados Pueblos del Mar, grupos de guerreros o piratas que se movieron por el Mediterráneo oriental y amenazaron la existencia de los grandes Estados de la región, incluido el Egipto faraónico. Cabría pensar entonces que uno de esos “pueblos” pudo originar la leyenda de la expedición de Tirreno, aunque no es seguro que se pueda leer “tirrenos” en los documentos egipcios que se refieren a los Pueblos del Mar.
Dama de Volterra – mujer con ricos ropajes y joyas se recuesta en un diván, como si estuviese en un banquete, en eta urna cineraria de terracota procedente de Volterra. Museo Louvre-París
Una lengua sin descifrar.
Estas láminas de oro son inscripciones en etrusco se hallaron en el yacimiento etrusco de Pirgi Via Giulia, Roma
El hecho de que uno de estos Pueblos del Mar hubiera creado un asentamiento en Etruria podría explicarse por la riqueza minero-metalúrgica de la zona, puesto que la actividad de esas gentes se relaciona con el abastecimiento de cobre y estaño, los metales con los que se fabricaba el bronce. Además, estudios recientes han relacionado el fenómeno de los Pueblos del Mar con una serie de cambios climáticos que provocaron una situación de escases de recursos y, por tanto, corrientes migratorias. En este escenario encajaría muy bien una expedición en busca de nuevas tierras provocada por la hambruna, como la encabezada por Tirreno.
Otra interesante pista para desentrañar el enigma del origen de los etruscos es la de su lengua. El idioma etrusco, atestiguado entre los siglos IX y III a.C, no guarda parentesco alguno con las lenguas itálicas, que tienen una raíz indoeuropea, pero en cambio sí se parece a una lengua no griega que se hablaba en la isla de Lemmos todavía en el siglo VI .C., según atestigua una inscripción fechada en esa época.
Ese vestigio sugiere que en una época remota los pobladores de Lemnos y los de, al menos, una parte de la Anatolia occidental hablaban una lengua común, la misma que podría haber llevado consigo el grupo de emigrantes tirrenos pertenecientes a los Pueblos del Mar en su supuesta marcha hacía la futura Etruria. En Lemmos no se ha detectado ninguna conexión con la cultura etrusca, pero esto se explicaría porque la cultura etrusca sólo se desarrolló como tal en la península Itálica.
Otros autores mantienen que la lengua etrusca tenía un origen más antiguo, anterior a 3.500 a.C. Fue por entonces cuando llegaron a Etruria las primeras comunidades neolíticas, con una economía basada en la agricultura, tal como se había desarrollado en el Próximo Oriente. De hecho, esos grupos de población se habían desplazado desde Anatolia a lo largo de las costas del Mediterráneo. Asó que la antigüedad del asentamiento de esos pobladores neolíticos también podría apoyar una tesis alternativa sobre el origen de los etruscos: “La de que estaban establecidos en Etruría desde tiempos muy remotos”.
¿Emigrantes o autóctonos?
Cerveteri, situada unos 45 km. al norte de Roma, fue fundada por los pelasgos. Su nombre Etrusco era Ceisra de donde procede su denominación en latín Caere Vetus (la antigua Caere) Habitada ya en la época de Villanova, esta ciudad se engrandeció a partir del siglo VII a.C. gracias a la actividad comercial. De su riqueza dan fe las necrópolis que la rodean, entre ellas la de la Bnditaccia.
La tesis del origen Itálico de los etruscos es tan antigua como la de su emigración desde la zona oriental del Mediterráneo. Ya en el siglo I a.C. el historiador griego Dionisio de Halicarnaso afirmaba que los etruscos eran autóctonos, es decir, que siempre habían vivido en el mismo territorio y que su cultura se había desarrollado en la misma Etruria. En contra de las tesis de la migración desde Anatolia o Grecia, Dionisio argumentaba que no existían afinidades culturales, religiosas o lingüísticas entre los etruscos y los lidios o los pelasgos; “De hecho, están probablemente más cerca de la verdad quienes afirman que ese pueblo no llego desde ningún sitio, sino que era autóctono, puesto que se ha constatado que es muy antiguo y que no coincide con ningún otro ni en su lengua ni en su modo de vida”.
Los estudiosos del mundo etrusco se han enfrentado largo tiempo al dilema entre las dos tesis, sin poder decidirse por una de ellas. Sin embargo, hoy en día se puede afirmar que la explicación predominante combina elementos de las dos interpretaciones tradicionales. En 1984, el eminente etruscólogo italiano Massimo Pallottino planteó que no había que preguntarse desde dónde habían llegado los etruscos, sino cómo se había formado su cultura. La tesis de Pallottino coindice con la explicación de Dionisio de Halicarnaso al afirmar que la civilización etrusca se había desarrollado en Etruri.
Pero añade que en ese proceso se mezclaron elementos locales con aportaciones procedentes del Mediterráneo oriental y también de las colonias griegas al sur de Italia.
EL APOLO DE VEYES- Considerada una de las obras maestras del arte etrusco, eta estatua de terracota de 1,80m. de alto, representa al dios Apolo. Se conoce el nombre de su autor Vulca, que vivio en el siglo VI a. C. en Veyes
Todo ello habría ocurrido a lo largo de un período de tiempo notablemente largo. Los estudiosos han distinguido diversas etapas en la población establecida en Etruria. Tras una larga fase asociada con el Neolítico, hacía el año 1700 a.C. dio inicio la cultura apenínica de la Edad del Bronce; ambo períodos podrían explicar algunas de la singularidades de la cultura etrusca.
A partir del año 900 a.C., durante la Edad del Hierro, se desarrolló la llamada cultura de Villanova, cuya última fase, el siglo VIII a.C., se considera ya como etrusca. Los introductores de la cultura villanoviana eran indoeuropeos, pero no consiguieron imponer su lengua en Etruria, como tampoco su religión y su organización social. En todos estos aspectos, los etruscos consiguieron mantener rasgos peculiares que transmitieron luego a los romanos. Por ejemplo, dos palabras tan fundamentales en la cultura de Roma como populus, “pueblo”. Y miles “soldado”, parecen de origen etrusco. Pero al final de esa época fueron, en cambio, muy receptivos frente a ciertos elementos culturales trasmitidos por fenicios y griegos. El alfabeto etrusco sería un producto de eta mezcla de influencias, al igual que su arte orientalizante, entre los siglos VIII y VI a.C.
Estos caballos alados del siglo IV a.C., en terracota decoraban el templo Mayor de la ciudad etrusca de Tarquinia. –Museo Nacional, Tarquinia.
La genética entra en juego
Más recientemente, algunos investigadores han recurrido a un nuevo método para intentar dilucidar el enigma del origen de los etruscos:
- Los estudios sobre el ADN. Un primer estudio, publicado en 2004, se centró en 80 muestras de hueso procedentes de tumbas etruscas, distribuidas por toda la región de Etruria y fechadas entre los siglos VII y III a.C… En todas estas muestras se localizó ADN mitocondrial, es decir destinado a controlar la ascendencia materna. La conclusión fue que ese ADN presentaba más afinidades con el de algunos de los habitantes de la actual Turquía que con el de los actuales pobladores italianos del antiguo territorio de Etruria.
Sin embargo esos resultados se han puesto en cuestión a causa de la imposibilidad de asegurar la pureza del material genético supuestamente etrusco y su buena conservación.
Un nuevo estudio publicado en el año 2007 se basó en muestras de personas que habían vivido al menos durante 3 generaciones en el corazón mismo de Etruria:
– Volterra, Murlo y el valle del Casentino.
Comparando su ADN mitocordial con muestras de otras poblaciones de Italia y demás países, se encontraron más similitudes con los habitantes de la costa turca del Egeo que con ninguna otra población. Según los responsables de la investigación, estos resultados apoyarían la tesis de una emigración desde Antolia hasta el norte de la península Itálica, aunque resulta muy difícil demostrar que se produjo después del Neolítico y, más aún establecer su datación.
Los análisis genéticos no aportan, pues, evidencias definitivas a la cuestión de los orígenes remotos de los etruscos. De hecho se mantiene la tendencia a considerar que lo realmente importantes es el modo como se formó en Etruría el pueblo de los etruscos, a partir de componentes culturales de origen muy diverso. Se trata de saber por qué camino y con qué ingredientes se pudo desarrollar esta cultura única, tan religiosa como hedonista, y de extraordinario refinamiento artístico. Asimismo, sus grandes dotes políticas marcaron con su sello inconfundible a quién se acabaría erigiendo en su sucesora en el dominio de Italia: Roma.
CRONOLOGIA:
AUGE Y FIN DE UN PUEBLO: |
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Siglo X a.C.
Surge en Italia la cultura de Villanova, que precede a la civilización etrusca
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Siglo VIII a.C.
Influjo griego y fenicio en la fase final de la cultura de Villanova, considerada ya etrusca
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Siglo VI a.C.
Auge de la civilización etrusca. Surge una sofisticada clase aristocrática. |
Siglo V a.C.
Declive de los etruscos. Empiezan las guerras contra Roma, nuevo poder peninsular. |
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