domi Savassona (Barcelona)

Se trata de uno de los enclaves más enigmáticos de la geografía hispana. Muy cercano al pantano de Sau, en la comarca catalana de Osona, emerge Savassona , un lugar fascinante repleto de mitos y leyendas. A este vasto espacio natural se le vincula con culturas ancestrales, escaleras de origen rupestre, piedras gigantes consideradas sagradas y sacrificios en viejos aquelarres o bosques malditos. Quizás todavía resuenan en este embriagador ambiente los ecos de los pobladores de un asentamiento ibero cuyos vestigios arqueológicos permanecen en la zona.

El lugar está vinculado al municipio de Tavèrnoles, y es una propiedad privada perteneciente al conde de Savassona, constituido por un par de masías y una iglesia, de estilo románico (siglo XI) El viajero descubre, a su llegada a Savassona, un espectacular robledal de 8.300 hectáreas de superficie que tiene además pinares y encinas. Naturaleza en estado puro en la que el viajero debe espirar el mejor aire para prepararse para lo que viene después. Un viaje a la magia que envuelve el pasado.

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Sin duda, una de las principales atracciones de Savanossa es la espectacular y colosal Piedra del Diablo, también conocida como ‘la de los Sacrificios’, que alcanza los 15 metros de altura.Hacía las funciones de un antiguo altar y santuario en tiempos prehistóricos. Cuenta con una serie de estrías y canalizaciones horadadas sobre ella que permitían evacuar la sangre que manaba de los animales que eran sacrificados en honor a los dioses. La leyenda incluso añade que también se llevaban a cabo ofrendas humanas. La ciclópea piedra se desprendió hace miles de años de la cima de un acantilado fluvial, donde han aparecido a su alrededor tumbas de guerreros que datan del Neolítico.

El estudio de los materiales extraídos y que se conservan en el Museo Episcopal de Vic, junto a los datos ofrecidos por los estudios de los estratos hacen considerar a los investigadores al menos dos etapas de ocupación humana en el abrigo de la Piedra de los Sacrificios. Otras rocas como la del Dau, que es un gran bloque pétreo de arenisca, alberga grabados y petroglifos rupestres. Se han realizado a su alrededor unas cuantas excavaciones en busca de más datos sobre el pasado prehistórico de Savassona.

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La fachada de la iglesia románica de Sant Pere resultó modificada tras el desolador terremoto que padeció el sitio en el siglo XV. Es la iglesia del antiguo castillo de Savassona (que ya aparece mencionado en el siglo X), del que únicamente quedan unos fragmentos de lienzos de muralla y nada de las tétricas mazmorras subterráneas donde, según sigue revelando la leyenda, estuvo preso el temible bandolero catalán Joan de Serrallonga (siglo XVII). La iglesia está compuesta de una única nave que fue sobrealzada en el siglo XVII.

Precisamente, la fortaleza sobre la que se asienta dicho templo perteneció a los condes de Barcelona, aunque fue utilizada por los vizcondes de Osona y Cardona, que eran feudatarios suyos. Después pasó a manos de los condes de Pallars y luego a los barones de Savassona. Conserva distintivos medievales y una torre triangular. Fue incendiada en el año 1811 por los franceses durante la Guerra de la Independencia.

También merece la atención del viajero, sin lugar a la duda, la visita de la ermita prerrománica de Sant Feliuet (siglo XI), rodeada de tumbas antropomórficas y grandes rocas donde se practica la escalada. Es de dimensiones muy reducidas, del tipo pirenaico, de una sola nave y ábside rectangulares.

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La parte histórica de Savassona convive con su otra mitad mágica y enigmática. Según atestiguan de buena tinta los lugareños, en el interior del bosque habitan brujas y demonios, cuyas sombras, alaridos y fulgores en forma de llamas aparecen durante las noches de luna llena y en los solsticios. No alcanzan la fama que tienen en nuestro pasado las brujas de Zugarramurdi, pero la historia asusta. Como la que se produjo en el Santuario de la Balma (Castellón), esta de endemoniados allá por el siglo XVIII, en una ruta que el viajero puede completar si se desplaza por el Maestrazgo.

Más adelante de la zona de las Guilleries, el viajero llega al pantano de Sau; si la cuenta corriente se lo permite, merece la pena restaurar su estómago en el Parador de Turismo Bac de Sau. Si, por el contrario, decide pasear por aquí, a pie accede al monasterio de Sant Pere de Casseres. Este convento benedictino, prácticamente aislado, es tan hermoso que una caminata durante una hora bien vale la pena. Además, las vistas desde este enclave son totalmente aconsejables.

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http://lugaresconhistoria.com/2014/01/16/savassona-barcelona/

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