«Los estados psíquicos negativos, como la pena, la tristeza, el desánimo, son producidos por impurezas que habéis dejado penetrar en vosotros y que enturbian vuestro organismo psíquico, como un veneno u otras substancias tóxicas pueden enturbiar vuestro organismo físico. Pero aprendiendo a utilizar los poderes del agua, tendréis el medio de remediar estos estados.
Observad el agua correr, escuchadla: tanto si es en una fuente, un arroyo o una cascada, el agua que corre libera el plexo solar arrastrando los elementos oscuros e inarmónicos que le perturban. Porque el agua que fluye es la imagen de la renovación perpetua de la vida y mirándola, influye en vosotros. Evidentemente, en la ciudad, en la vida cotidiana, no es fácil encontrar fuentes ni cascadas, pero entonces ¡abrid un momento el grifo! Es menos poético, pero también puede ser eficaz. Lo esencial es que entréis en contacto con el agua que fluye. Pensad que ella se lleva todo lo que se opone al florecimiento de la vida en vosotros.»
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