El Gran encubrimiento del Mercurio: TIMEROSAL en Vacunas

by Dawn Prate
traducción de Adela Kaufmann
versión original
del Sitio Web Rense
Usted probablemente haya visto a su enfermera insertar una jeringa a un frasco grande, extraer algún líquido, para luego dejar una cantidad substancial de vacuna en el contenedor original. Si usted ha visto esto, al parecer, benigno procedimiento, usted sabe cómo los fabricantes de vacunas están ahorrando dinero a expensas de la salud pública.
Para poder almacenar grandes cantidades de vacunas a bajo costo, las compañías comenzaron ofreciendo “Unidades de multi-dosis”, mientras le agregaban preservantes para prevenir contaminación. De esa manera, los doctores pueden abrir y cerrar un contenedor de vacunas, invitando a gérmenes en la alguna vez estéril solución, y asegurándole al público que esos contaminantes eran rápidamente anulados por el preservante.
¿Les suena familiar?
Es la misma historia de la aventura amorosa de las corporaciones estadounidenses. A ellos les ahorra dinero, a costa de poner en riesgo su salud.
Pero como muchos preservantes tóxicos encontrados en los alimentos, un preservante de vacuna mata más que solamente bacterias y hongos; puede conducir a un daño extensivo neurológico en sus hijos, e incluso ha estado implicado en el autismo.
Thimerosal
Thimerosal es el preservante opcional para los fabricantes de vacunas. Primero fue introducido por Eli Lilly y Compañía a finales de los años veinte y principio de los treinta, la compañía comenzó a venderlo como preservante en vacunas en los años cuarenta. thimerosal contiene el 49.6% de mercurio por peso, y es metabolizado o degradado a etilo de mercurio y tiosalicylate. El mercurio, o más precisamente el etilo de mercurio es el principal agente que mata a los contaminantes.
El Departamento de Defensa clasifica el mercurio como un material peligroso que puede causar muerte si es ingerido, inhalado o absorbido a través de la piel. Los estudios indican que el mercurio tiende a acumularse en el cerebro de los primates y otros animales, después de haber sido inyectados con vacunas.
El envenenamiento con mercurio ha sido vinculado a enfermedades cardiovasculares, autismo, convulsiones, retardo mental, hiperactividad, dislexia y muchas otras condiciones del sistema nervioso. Por eso es que la FDA (Food and Drug Administration ) rigurosamente limita la exposición a mercurio en alimentos y drogas. Algunas fuentes comunes de mercurio incluyen amalgamas de rellenos dentales, varias vacunas y cierto pescado contaminado por aguas de océanos contaminados.
La toxicidad del mercurio nunca fue cuestionada. La pregunta real es precisamente cuánto thimerosal enlazado con mercurio es tóxico, que cuales son las posibles consecuencias para nuestros niños en bajas dosis.
Eli Lilly y Co. Supuestamente contestaron esta pregunta para nosotros, allá por 1930. Concluyendo que el thimerosal era de “una muy baja tasa de toxicidad… para el humano,” la compañía contrató a sus propios médicos para ejecutar experimentos de thimerosal en el Hospital Citadino de Indianápolis en pacientes con meningitis, durante un severo brote en 1929. Esta evidencia de sesenta años era todavía citada en los folletos de la compañía, aun tan recientemente como en 1990.
Andrew Waters, quien está involucrado en una demanda en contra de Eli Lilly, afirma que los estudios más críticos sobre la toxicidad del thimerosal fueron suprimidos por la compañía hasta ahora.
Prohibido alrededor del mundo – más no en los Estados Unidos
Esto pueda explicar porqué thimerosal fue eliminado en muchos países hace 20 años. En 1977, un estudio ruso encontró que adultos expuestos al ethylo de mercurio, la forma de mercurio en thimerosal, sufrían daño cerebral años después. Estudios sobre el envenenamiento por thimerosal también describen una necrosis tubular y lesiones en el sistema nervioso, incluyendo coma y muerte. Como resultado de estos hallazgos, Rusia prohibió el thimerosal en las vacunas para niños en 1980. Dinamarca, Austria, Japón, Gran Bretaña y todos los países escandinavos también han prohibido el preservante
Eli Lilly se pegó a sus hechos “científicos”, pero la verdad comenzó a deslizarse entre las grietas en 1999. Después de que el número de inmunizaciones aumentó de 12 a 15 por infante, el público finalmente se volvieron secretitos a los posibles peligros del thimerosal. Un estudio de 1999 reveló que algunos infantes, a causa de un factor genético o de desarrollo, carecen de la habilidad de eliminar el mercurio. Rastros de mercurio en estos infantes, cuando fueron acumuladas sobre varias vacunas, podrían presentar un severo riesgo de salud.
Algunas vacunas, tales como las vacunas contra la hepatitis B contenían tanto como 12.5 microgramos de mercurio por dosis. Esto es 100 veces más del que el límite superior estándar del EPA, de ser administrado a infantes.
Las vacunas de la hepatitis B no son las únicas inmunizaciones bajo sospecha.
Según Burton Goldberg en Medicina Alternativa, los científicos están encontrando vínculos cada vez más fuertes entre el thimerosal y el daño neurológico. Un reporte por el Dr. Vijendre Singh del Departamento de Farmacología en la Universidad de Michigan encontró una mayor incidencia de la vacuna contra los anticuerpos del sarampión, paperas y rubeola (MMR) en niños autistas.
El Centro Nacional de Informaciones sobre Vacunas en Viena, Virginia, ha observado una fuerte asociación entre la vacuna MMR y características autistas. Reportando similares hallazgos, el Grupo de Apoyo de Encefalitis en Inglaterra, afirma que los niños que se volvieron autistas después de la vacuna MMR comenzaron a mostrar síntomas autistas, tan temprano como 30 días después de la vacunación. La vacuna del DPT (difteria, pertusis y tétano), suministrada a los dos, cuatro y seis meses han desencadenado también síntomas autísticos.
Cuando finalmente la FDA formalmente soltó esta información en 1999, la noticia llegó un poco tarde para algunos padres. El daño ya había sido hecho.
Lazos entre el Autismo y el Timerosal
El autismo afecta 500,000 a 1.5 millones de estadounidenses, y ha crecido a una proporción anual del 10 al 17% desde finales de los años ochenta. California encontró un incremento de un 273% en autismo, entre 1987 y 1998. Maryland reportó un incremento del 513% en autismo entre 1993 y 1998, y varias docenas de otros estados reportaron hallazgos similares.
Algunos científicos dicen que el número estimado de casos de autismo se ha incrementado unas 15 veces, es decir un 1,500% desde 1991, cuando el número de vacunaciones en niños de duplicó. Mientras que uno de cada 2,500 niños fue diagnosticado con autismo antes de 1991, uno en 166 niños tienen ahora la enfermedad.
Este incremento es reportado en casos de autismo es paralelo al incremento en el número y frecuencia de vacunas conteniendo thimerosal, administradas a infantes. Hasta esta fecha, se les dan a los niños hasta unas 21 inmunizaciones en los primeros 15 meses de vida. Después de que un número de científicos y activistas preocupados notaron la correlación, se lanzó una investigación para llegar al corazón de asunto.
Evidencia estadísitica enlaza al thimerosal con desórdenes del sistema nervioso. En junio de 2000, oficiales federales y representantes de la industria fueron reunidos por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, para discutir la perturbadora evidencia. Según Tom Verstraeten, un epidemiólogo que analizó la información en la base de datos del CCPE, el thimerosal apareció ser el responsable para el dramático incremento en autismo y otros desórdenes neurológicos. Verstraeten les dijo en la reunión, que un número de estudios previos indicaba un vínculo entre el thimerosal y los retrasos del habla, el desorden de déficit de atención, hiperactividad y autismo.
Verstraeten no ofreció una posible causa para esta correlación, pero sostuvo que la evidencia estadística vinculando las vacunas y los desórdenes neurológicos era fuerte. El Dr. Bill Weil, un consultor para la Academia Americana de Pediatría, y el Dr. Richard Johnston, un inmunólogo y pediatra de la Universidad de Colorado presentó preocupaciones similares al grupo. No obstante, sin dar una relación causal, el CCPE y representantes de la industria fueron rápidos en desacreditar la evidencia.
Consecuentemente, el CCPE le pagó al Instituto de Medicina (IM) para conducir otro estudio sobre thimerosal. Según Robert F. Kennedy Jr., este estudio fue fijado para “lavar y poner en blanco” previos hallazgos. En su reporte de 2001, el Comité de Revisión de Seguridad para las Inmunizaciones concluyó que el vínculo entre el thimerosal y desórdenes de desarrollo neurológico era biológicamente plausible, aunque la evidencia, ni lo comprobaba ni lo negaba. El Comité declaró que desfasando el thimerosal de las vacunas era una “medida prudente en apoyo a la meta de salud pública en reducir la exposición a mercurio en los infantes y niños lo más posible.”
Sin embargo, estos hallazgos no ofrecieron ningún imperativo. La información presentada en la reunión del año 2000 fue retenida de la publicación, y el vínculo entre el thimerosal y el auatismo permaneció “inconclusa”.
Pero, ¿que significa “inconclusa”? Bien, esto depende de con quien se habla.
Según el FDA (Administración de Alimentos y Drogas), estos hallazgos “inconclusos” niegan el riesgo de una relación causal entre el thimerosal y el autismo. Aun Tom Verstraeten, uno de los presentadores de evidencia epidemiológica en la reunión del CCPE, cambió bastante su son. En el año 2000, Verstraeten vigorosamente hacía campaña en contra del thimerosal, basado en su correlación “inconclusita”, pero después de que lo contrataran Glaxo-Smith-Kline, el doctor cambió su posición.
La misma evidencia del año 200, a los ojos de Verstraeten se volvió “neutral” en el 2003. Después de la crítica para su evidente aquí y allá, Verstaeten escribió una carta al editor de Pediatría en el 2004, respaldando las acciones del CCPE y sus propios métodos de investigación. Merck continua vendiendo vacunas con thimerosal.
Sin un imperativo para erradicar inmediatamente el thimerosal, los fabricantes de vacunas como Merck y Co., al parecer, se tomaron el tiempo para reducir los niveles de thimerosal en vacunas. Después de una gran protesta pública en 1999, Merck y Co. comenzaron una nueva línea de vacunas libres de preservantes, pero continuaron distribuyendo el remanente de vacunas preservadas con thimerosal hasta el 2001. Solamente después de una investigación del congreso en 2002, pararon de distribuir su reserva. El Republicano Dave Weldon, R.Fla., llamó a las acciones de la Marck “engañosas”.
Mientras que los funcionarios en el Centro para Control de Enfermedades afirmó que se carece de evidencia para apoyar los posibles riesgos del thimerosal, el Dr. Mark Geier, un genetista y vacunólogo en Maryland, junto con su hijo y socio investigador, David Geier, dice que el CCE optó por ignorar la ciencia. Según el Dr. Geier, más de 5,000 artículos han sido publicados, que cuestionan la seguridad del thimerosal en vacunas.
Los Geiers analizaron información y determinaron que mientras más thimerosal reciba un niño, mayor es su oportunidad de ser autista. El CCE dice que los Geiers usaron mal la información de la base de datos del CCE, que no estaba destinada a probar teorías. Sin ningún mecanismos causal vinculando al thimerosal y al autismo, el juego parece haberse convertido en uno de inclinar la información para que satisfacer las necesidades del gobierno y los intereses industriales.
Incluso Verstraeten admitió que estos hallazgos “inconclusos” ciertamente no eliminan la posibilidad de encontrar, en el futuro, un vínculo.
Acción de los Pueblos contra los Fabricantes de las Vacunas
Dada la penuria de organizaciones para la salud que ya eran sabedoras de los peligros del thimerosal, muchos padres siguieron sus instintos y tomaron acción legal en contra de los fabricantes de vacunas. Más de 4,200 familias han comenzado demandas legales, afirmando que el thimerosal les causó lesiones a sus hijos.
Estos pleitos legales tienen dos metas:
Primero, para intentar buscar reparaciones para la pérdida del consorcio (básicamente significando que un niño autista crea cargas emocionales y sicológicas en su vida familiar)
Segundo, para asegurarse que estas compañías ejerciten más preocupación por la salud pública y menos por su propia línea de fondo.
Los pleitos legales son lentos para producir resultados. La primera coerción de estos pleitos legales es el Acta de Vacunas de la Niñez Nacional de 1986. Esta acta estipula que las víctimas no pueden buscar compensación en las cortes sin antes llenar una demanda para recuperación en la Corte Federal de Vacunas.
El estatuto de limitaciones para esto es en el plazo de los tres años de,
“el primer síntoma o manifestación de ataque o de la agravación significativa de una lesión [relacionada a las vacunas]”.
En los casos de muchas víctimas de thimerosal el enlace entre el autismo y vacunas no apareció hasta unos seis años después de que la primera vacuna fue administrada. Mientras que este estatuto ha detenido algunas demandas en contra de los fabricantes de vacunas, incluyendo tales grandes empresas como Aventis, GlaxoSmithKline, Merck y Johnson & Johnson, muchos jueces están ahora permitiendo demandas en contra de Eli Lilly, el fabricando del thimerosal. Mientras que el Acta de Vacunas escuda a los fabricantes de vacunas, un juez razonó que la legislación no protege la producción de thimerosal, porque es un “componente”.
La carga de pruebas en las cortes es también extremadamente problemática para la mayor parte de estas demandas. Dada la supuesta carencia de información científica, los abogados están presionados a probar el vínculo entre el thimerosal y el autismo. En lo que parece como un movimiento debajo de la mesa, el CCE vendió información a una compañía privada, asegurando que los abogados no podían tener acceso a ella, bajo la libertad del acta de Libertad de Información.
En los últimos cinco años, el congreso también ayudó a los fabricantes de vacunas, supuestamente por razones de “seguridad”.
En 2002, una misteriosa plataforma en la Homeland Security liberó a las compañías de drogas de la responsabilidad en pleitos legales con respecto al thimerosal. La llamó “Acta de Protección Eli Lilly”, por padres ultrajados y activistas, luego, el líder mayoritario, Dick Armey le dijo al noticiero CBS News que el había vetado la enmienda para ayudar a los fabricantes de vacunas a que no se les arruinara el negocio.
Armey afirmó que era cuestión de seguridad nacional.
“Necesitamos sus vacunas, por si el país es atacado con armas de gérmenes.”
Irónicamente, el terrorismo biológico extranjero nunca ha sido un gran problema para los ciudadanos estadounidenses, pero aquellos cuyas vidas (y las vidas de sus niños) han sido afectadas, si no arruinadas por los dañinos efectos del thimerosal, sin duda alguna dirían que estas vacunas, potencialmente dañinas son, de hecho un problema. La plataforma de Armey fue repelida en 2003, pero esto no paró a los hacedores de leyes de continuar protegiendo a la industria de vacunas.
El líder mayoritario del Senado, Bill Frist no es un extraño al debate del thimerosal, habiendo recibido $883,000 en contribuciones de la industrias farmacéutica y $10,000 de Eli Lilly. La posición de Frist le permitió atentar ayudar a la industria desde el interior, según Kennedy. Los reportes de Kennedy que en cinco ocasiones, Frist trató de sellar los documentos gubernamentales relacionados con las vacunas, y escudó a Eli Lilly de citaciones.
Frist también introdujo una disposición en la cuenta 2005 del Senado, llamada el “Acta para Proteger América en la Guerra contra el Terror”, lo que asilaría con eficacia a la industria farmacéutica de la responsabilidad legal por envenenamiento con thimerosal.
Los fabricantes farmacéuticos, incluyendo Merck, GlaxoSmithKline, Aventis, Weyeth y Eli Lilly pueden básicamente ser inmunes para sus acciones, aunque cada vez más evidencia sugiere que altos oficiales de la compañía estaban conscientes de los posibles peligros y no hicieron nada para impedirlos.
Un memorándum secreto se filtró al periódico Los Angeles Times, que implica a un fabricante de vacunas, Merck & Co., por saber que el thimerosal podría plantear serias amenazas a los infantes. Se alega que el Dr. Mauricio Hilleman, uno de los científicos más altos de Marck advirtió al presidente de Merck de una posible amenaza, ya en 1991. El Dr. Hilleman le dijo a los ejecutivos que niños de seis meses de edad, recibiendo inmunizaciones en base regular, frecuentemente recibían dosis 87 veces más altas que las pautas para el máximo consumo de mercurio. Dados las hoy más prudentes estándares de mercurio, aquellas dosis de thimerosal serían 400 veces más que los niveles seguros.
El Dr. Hilleman recomendaba en el memorándum que fuera descontinuado el thimerosal. No solo los oficiales del gobierno e industria parecieran estar tratando de restarle importancia a los posibles daños del thimerosal; los medios de comunicación también están negando cubrir el tema. Recientemente, ABC estaba dudando si sacaba al aire entrevistas con Robert Kennedy Jr. Un crítico líder del thimerosal.
ABC ha sido acusada se suprimir las entrevistas por causa de sus lazos con la industria farmacéutica.
El Debate sobre el thimerosal Continúa
Junto con la enorme cantidad de controversia que rodea este tema, la súplica de cinco años para “más investigación” podría finalmente haber producido algunos resultados. Burton Goldberg observa que un defecto en el proceso de mielinización (aislamiento de fibras nerviosas) podría explicar la propensión del mercurio para causar el autismo y daño neurológico. Esto también podría explicar el frecuente desarrollo de epilepsia en niños autistas mayores.
Los científicos están también trabajando en lazos biológicos que apoyan las fuertes correlaciones. Investigadores en la Universidad de Noreste, trabajando con científicos de la Universidad de Nebraska, Tufts y la Universidad de Johns Hopkins, pueden haber recientemente encontrado el mecanismo por el cual el thimerosal interfiere con la actividad cerebral. Si estos investigadores están en lo correcto, los fabricantes de vacunas poco podrán hacer para mantener escondidos los efectos dañinos del thimerosal.
El Profesor Richard Deth y colegas encontraron que la exposición al thimerosal potencialmente interrumpe el factor crecimiento, señalizando, causando efectos adversos en la transferencia de átomos de carbón. Estos átomos de carbón juegan un papel importante regulando la función normal del ADN y la expresión genética, y son críticos para el desarrollo neurológico apropiado.
Adicionalmente, los científicos recientemente obtuvieron más penetración en el mecanismo por el cual el thimerosal interfiere con el dependiente-folate, methilatio. El mecanismo inhibe la biosíntesis de la forma activa de la vitamina B12 (methylcobalamin), una vitamina que está siendo ahora administrada a niños autistas.
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