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Desde tiempos antiguos, la expresión del TODO ha tenido cierta semejanza o cercanía con el UNO, y ésta ha sido explicada y utilizada más en los grupos herméticos por la simbología que entraña, como lo expresa Buda Gautama: “Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno; pero este artículo no tocará éste tema desde esa perspectiva, a pesar de que estará siempre presente en el escrito.
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Desde las esferas del mundo profano, y de la ciencia positiva de manera particular, está inscrito como un axioma, inmutable, que el TODO ES MAYOR A LA SUMA DE LAS PARTES, esta aseveración surge a partir de la evidencia, que el producto generado por el todo, no puede ser realizado por una de sus partes, o por unas cuantas partes de ese Todo. Esto significa en pocas palabras, que la resultante de las interacciones de las partes como un todo, produce algo incapaz de ser generado por una o varias de las partes, fuera del Todo, y es necesario que las partes estén todas, para esa producción. En ese sentido el TODO es mayor que las partes.
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El otro lado de la moneda. El todo está compuesto por partes, y no por cualquier elemento que pulula en la realidad, sino por determinadas partes (elementos, substancias, compuestos, componentes, etc.), las mismas que tienen de manera visible o potencial determinadas características, que en la interrelación e interacción con las otras partes se ponen a disposición del “Todo”, es decir solo es utilizado una o unas características o propiedades de cada parte, y son aquellas que sirven para el fin último, el de la creación de la forma, estructura, organización, actividad, de la realidad – naturaleza, o del ser humano. Con esta premisa, deberíamos pensar, “QUE EL TODO ES MENOR A LA SUMA DE LAS PARTES”. Si las partes, por las que está compuesto el TODO, esconden, o tapan, cubren, bloquean, o colocan en estado potencial, varias o la mayoría de sus capacidades, el TODO solo puede ser menor a la suma de las partes.
Sin embargo, el Todo, es al mismo tiempo, mayor y menor a la suma de las partes. Es el gato de Schödinger, las cualidades están en el doble estado, depende del observador, si quiere ver como más o como menos, lo que se nos presenta es lo que decidimos ver con nuestros ojos.
Debemos recordar aquí la presencia de procesos de regulación y control, porque perturbaciones exteriores o interiores, pueden alterar estos procesos regulatorios y es entonces que se permite la expresión de las otras características dando como producto final otro objeto, función, o elemento.
Además, debemos recordar que el todo, es UNO, en virtud de una forma de organización, estructuración, funcionamiento, de órdenes y desordenes, de equilibrios y desequilibrios, de normas y variaciones, las mismas como opuestos deben existir para crear el UNO, que es diversidad, heterogeneidad, desorden, pero se muestra como entero, sólido, único, ordenado, con forma.
Para entender lo anterior se debe reconocer la multidimensionalidad de la realidad, y que los componentes del TODO en el UNO se dan por la existencia de un lazo natural e insensible que liga a todos los componentes, desde las más alejadas y las más diferentes, hasta las más aparentes y cercanas. Esto sucede en todos los ámbitos de la realidad, desde el físico-químico, biológico, social, y cósmico.
Siempre queda la imagen, del TODO y del UNO, como una entidad completa, que no requiere de nada más, pero no es así, veamos otras miradas relacionadas y que merecen ser colocadas en esta exposición.
- Cualquier objeto, o forma generada, requiere de un observador y del proceso de observación, que implica otra serie de requisitos y condicionamientos dependientes de la relación sujeto observador y objeto observado, a sabiendas que entre ellos se forma un nuevo bucle retroactivo y recursivo, en el que el observador y el objeto observado no están fuera, sino que forman una nueva unidad interactuante, dejando de lado aquella posición de que el sujeto es el punto activo y el objeto el punto pasivo. Entre ambos existe un flujo de energía, de entradas y salidas, que generan cambios, modificaciones y transformaciones muy importantes, y que construyen formas de aprehensión de la realidad un tanto diferentes. No es posible separar lo observado del observador. (Epistemología de segundo orden), con la carga cultural y de los intereses sociales inmersos en ese proceso.
- Otro aspecto a ser visualizado, es que el todo puede no ser autosuficiente para autoproducirse, es decir, no tiene capacidad para la producción de sí mismo, y estas formas organizadas terminaran más pronto que tarde en su destrucción, desaparecerán, dominara la entropía, de allí la necesidad del intercambio de energía con el medio externo, quien le dota del material y de la energía, situación que nos lleva a pensar que el TODO, pensado, captado, hecho forma, visibilizado, con sus características y propiedades, no representa toda su existencia, para ello es necesario reflexionar, que el TODO así percibido y concebido, es solamente la forma organizacional-estructural, despojado de una parte sumamente interesante para su existencia, el intercambio con el medio externo, con quien forma interacciones y dependencias sustantivas, necesarias para su presencia. A partir de esta idea, debemos pensar en la apertura del TODO, como una apertura sistémica, organizacional y de ontología existencial.
- El TODO, para ser tal, debe tener leyes propias que rijan a los procesos, así como cambiar de comportamiento apreciablemente, si es retirado uno de sus componentes, o ha sido reemplazado por otro de una clase diferente.
Hay formas organizacionales, que como TODO, tengan su alimento –si así lo pudiésemos imaginar- en su propio ser, en su interior, el mismo esta acumulado en determinada cantidad que le permite su existencia por un tiempo definido, pudiendo ser muy poco o en extensiones inconmensurables del tiempo, y en ese entorno, unos y otros pueden consumirse si no son abastecidos desde el medio exterior de la energía adecuada y suficiente, o por lo menos con una larga agonía, por la escases de la dotación, y en el otro extremo, por exceso, puede también fracasar, y destruirse el TODO.
El UNO expresa la identidad propia que lo define como tal, como único, por tanto diferente del otro. Pero la totalidad es por un lado más que el uno, en la emergencia que surge de las interrelaciones e interacciones de las partes y de estas con el entorno y con el observador, que lo vuelven único, UNO.
El Uno es singularidad, homogeneidad (no implica diversidad), aunque para ser único, especifico, se requiere del otro para comparar, en esta relación, el Uno existe en función de la existencia de otro. Además, expresa la identidad, integridad, la inclusión como parte sin discrimen (la diversidad incluida), pero se separa de los demás, de los otros por ser especifico, y se constituye en uno diverso.
Pero el UNO es originalidad, que requiere de una integración y organización de diversidad única. Es independiente de los demás, por ello se transforma en único, sin embargo cuanto más independiente es, más depende del mundo exterior. Requiere de energía que le permita su autoproducción.
El TODO es la organización activa. Y el UNO es la manifestación. Pero el TODO es eso, en función del UNO que lo especifica. El Uno le da la distinción y la pertenencia a un espacio y punto de la realidad, porque el TODO expresa la forma única y específica como estructura y organización. Por lo tanto el UNO y el TODO son inseparables, indisociables, existen en la medida que existe el otro.
El TODO no es un UNO por sí mismo –no se basta a sí mismo para su existencia, requiere del observador y del medio externo- es tal en la medida de la apertura y del intercambio, además por la recursividad que permite la constelación de ideas de autonomía, de su ser, de existencia, de individualidad, y esta constelación es inseparable del bucle recursivo apertura/cerramiento, poiesis.
El TODO para constituirse como tal, genera las reglas de interpretación y criterios de relación, además selecciona, no solo a los aptos, sino a todo lo que favorece la regulación y la reorganización, es decir, no solo son seleccionados los individuos sino también las retroacciones y los bucles que se convierten en seleccionantes respecto de los individuos y de los mecanismos intrínsecos de su organización y estructura.
El Todo ha aprendido a través del tiempo, los medios y modos de reorganización, es decir han aprendido una complejidad organizadora cada vez más refinada, con una aptitud para reorganizar las reglas de la reorganización. Pero esto no significa para nada, el orden perfecto, sino que encierra el desorden, la incertidumbre que alientan y alimentan a la organización.
Pero en el TODO, no solamente, es un continuo organizativo, peor una maza consolidada de redes comunicativas, de procesos reorganizativos, de orden, de un continuo, sino también es, la coexistencia de agujeros de ambigüedad, vaguedades de incertidumbre, omnipresencia de error, que impiden el despliegue de las capacidades productoras, emergentes, funcionales, comunicacionales, además de impedir el desarrollo.
Por ello, la ambigüedad, la incertidumbre, el ruido, el error son factores de complejidad, de refinamiento, de sutileza, de emergencia de lo nuevo, de lo transformado, de la innovación. Para la comprensión del TODO, no sólo se requiere conocer las partes, sino además las relaciones entre ellas.
El TODO posee propiedades emergentes o sistémicas, de las que carecen las PARTES constituyentes. Las interacciones entre las Partes determinan el TODO, el cual, a su vez, condiciona el comportamiento de las Partes, y tiene la tendencia de conservar y afirmarse como UNO en su individualidad, en tanto totalidad cuasi autónoma, y a funcionar como parte de una totalidad más vasta.
El TODO, es uno y homogéneo, pero por sus constituyentes –partes- es diverso y heterogéneo.
La totalidad lleva en sí sus divisiones internas que no son solamente las divisiones entre partes distintas. Son escisiones, fuentes eventuales de conflictos, incluso de separaciones. La verdadera totalidad está siempre rajada, con fisuras, incompleta. La verdadera concepción de la totalidad reconoce la insuficiencia de la totalidad (E. Morin. Naturaleza de la naturaleza p. 153)
Unas ideas finales:
Angústia (A Mãe do Artista). Painted by David Alfaro Siqueiros. Vinilete sobre eucatex, 94 x 76 cm. Disponible en:
https://www.marxists.org/subject/art/visual_arts/painting/exhibits/muralists.htm
Cuestionar muchas de las cosas dichas que están embebidas de verdad o verdades, más aún si estas son científicas, y que damos por hecho que son ciertas, puede causar angustia, desesperación, miedo, temor; pero también, es darse la libertad para opinar y, sobre todo para cambiar de opinión si fuese el caso. Hay que darnos la oportunidad y libertad de aprender, más no tener la arrogancia de enseñar, para ello es necesario dejar atrás algunas de nuestras mejores creencias y saberes, y tener siempre la postura de que el otro tiene saberes que no las tengo y que Yo puedo aprovechar para aprender.
El no reconocer la sabiduría y saberes de los otros, puede deberse a intereses humanos, quizá de ocultar, quizá de mentir, quizá de distorsionar, quizá no ven lo que deben ver a pesar de la vanidad de decir que ven bien -no hay más ciego que él no quiere ver-, para el presente texto, podría comenzarse con la aceptación de la unidad en la diversidad, sería una forma mejor de expresar la realidad, no como totalidad, ni como suma o resta de las partes, o las nuevas interacciones, la totalidad es al mismo tiempo la unidad; el todo y el uno son la misma cosa, es la “conjunción de lo Uno y lo Múltiple (unitas multiplex)”. (Morin, E. 2009). La realidad se muestra como tal en su unidad-diversidad-multiplicidad, en su originalidad, son los observadores los que dicen diferentes cosas de esa realidad dependiendo de su ubicación, de la capacidad de reflexionar, capacidad (experiencia) de observación, pero la realidad sigue la misma como es en sí, dinámica, en su constante cambio y transformación, con su complejidad. Esto depende de las miradas del observador
Valdría la pena considerar las preguntas de Miguel Montoya y Alberto Rosales, ¿Cómo es posible que una tradición de saber que tiene ya más de dos mil años, pueda y tenga que vivir desgarrada entre tales opuestos: unidad y dispersión, permanencia y fugacidad, coherencia y disputa, verdad última y apariencia de verdad, certeza de sí misma y escepticismo radical? ¿Por qué tiene el filosofar que desplegarse en esa forma? ¿Hay en él, sin embargo, una unidad entre tales opuestos? ¿Yace en él acaso un tipo sui generis de verdad?. La exploración de un territorio tan escabroso es también un intento de filosofar, expuesto a sus mismos peligros y extravíos, y que implica decisiones sobre cuestiones filosóficas últimas. (Montoya, M. 2006)
Un llamado:
NO debemos tomar como dogmas las reflexiones realizadas por la ciencia dominante o la alternativa. Es preciso pensar desde otras perspectivas, considerando que la realidad es al mismo tiempo el TODO y el UNO, que requieren de formas de dialogo y de observación diferentes. Los humanos debemos hacer los mejores esfuerzos para avanzar en estos retos para apoyar nuevas formas explicativas que puedan servir para formas de vivir diferentes, más humanas, más justas e igualitarias.
Referencias bibliográficas:
Montoya, M. (2006). Unidad en la Dispersión. Aproximación a la idea de la filosofía. de Rosales Alberto. Universidad de los Andes. Mérida. Disponible en: file:///C:/Users/USUARIO/Documents/carpetas%20febrero%202015/escritos%20para%20publicar/en%20blog%20de%20ssociologos/alberto%20Rosales,%20unidad%20en%20la%20dispersi%C3%B3n.pdf
Morín, E. (2009). Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa. Disponible en:http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/electivas/067_psico_preventiva/cursada/bibliografia/morin_introduccion_al_pensamiento_complejo.pdf