Ninguna religión resistió contra la extensa hegemonía de la cultura moderna como lo hizo el Islam. En otras palabras, el Islam es la única religión que no se derritió en la cultura moderna. Otras religiones como el cristianismo reaccionaron en contra de la cultura y la civilización moderna, pero pronto se dieron por vencidas y llegaron a reconocerla. La estructura interna del Islam es de una manera que llama a sus seguidores a una lucha permanente contra cualquier cosa extraña distinta de sí. Esto es una obligación religiosa, el éxito de uno en este mundo y su salvación en el otro mundo están vinculadas a ello. Si los musulmanes renuncian a este derecho por un tiempo, esto no será para siempre. Desde el momento en que el tercer mundo llegó a conocer la civilización moderna, comenzó a crecer un proceso: la clase ilustrada de estas sociedades fue influenciada por la nueva civilización y pasó al nivel de estar embrujada y enloquecida con ella. Rechazaron sus culturas étnicas y locales en todos los aspectos. Había una soberanía indiscutible para la civilización moderna y sus valores en las decisiones tomadas por estas sociedades. En el otro lado había una confesión implícita de los laicos, quienes a pesar de vivir en su atmósfera tradicional, presentaron la prioridad de la cultura moderna o al menos no expresaron su desacuerdo.
Las transformaciones económicas e industriales, sujetas a diferentes movimientos filosóficos y científicos, provocaron la ira al ver a su religión, su herencia y su cultura humilladas y ofendidas; el crecimiento de la educación, las diferencias de clase, la inmigración de la gente a las grandes ciudades provocaron una nueva era con la llegada de los años 50, una era que buscaba el auto-reconocimiento e hizo que la clase ilustrada orientada hacia Occidente perdiese su estado anterior. Este proceso de introducción del tercer mundo en la civilización moderna continuó durante los años 60 y 70, luego surgió otra época que era por lo menos diferente en el sentido cultural y político. La juventud que rechazó la civilización moderna era responsable de cambios, y los laicos estaban fuera de la comunidad en la que vivían en el momento en el que la clase ilustrada era la responsable de los asuntos.
A lo largo de su larga vida, el Islam nunca estuvo bajo presión para comportarse de forma conservadora y dejar la dinámica del campo social, político y cultural. Pero una presión tal estaba ahí en la época moderna. La presión era nueva y estaba en contraste con la esencia del Islam. Los analistas en ese momento estaban equivocados al considerar la resistencia de los musulmanes en el siglo pasado meramente como una materia de ciego bios religioso y de extremismo, que desaparecería con el paso del tiempo. Eran ignorantes acerca de la naturaleza de esta religión.
La nueva civilización no estaba dispuesta a reformar o purificar otras culturas y religiones de las tradiciones y las desviaciones artificiales añadidas, sino que exigió a todas retirarse y dejar que todos los mandamientos y recomendaciones no individualistas desaparecieran. Quería que todas las demás se doblegaran ante ella en todos sus aspectos. No reconoció ninguna otra religión o cultura. Por lo tanto, teniendo en cuenta las características esenciales del Islam, en lugar de preguntar por qué el Islam no se rindió y está activo en la actualidad, cabe preguntarse ¿por qué abandonó el campo de batalla por un tiempo?
Los movimientos islámicos de las últimas décadas son manifestaciones de la resistencia de esta religión contra la universalidad de la civilización moderna. En otras religiones, la felicidad y la salvación del hombre están vinculadas a realizar algunas obras y obligaciones individuales, pero en el Islam la salvación final es a través de la realización de una serie de conductas y comportamientos sociales. El cristianismo de hoy en día no es capaz de reclutar todas las potencialidades de sus seguidores para hacer sacrificios que un musulmán puede hacer. Cuando paso a paso una religión se aleja de sus ideales y abandona ante las demandas y presiones ejercidas por otros, entonces pierde el atractivo necesario para hacer que otros hagan sacrificios por ella. La débil imagen representada de esta religión mata el deseo de protegerla por parte de sus creyentes. Es por eso por lo que la Iglesia no puede reclutar más cruzados. El tiempo en el que la Iglesia era estricta, era tomada en serio. Esto no quiere decir que todo lo que la Iglesia quería que la gente hiciera era correcto, pero lo importante es que cuando se pierde un campo de batalla tras otro, entonces a nadie le gusta sacrificar su vida por su bien. Las exigencias de la época moderna hacen que la Iglesia reconozca incluso la homosexualidad. Lo hacen para complacer a la gente y garantizar su lealtad a la Iglesia, mientras que en realidad permite desaparecer la fidelidad de los miembros. Pero la tradición islámica se basa en el texto y el texto no acepta ninguna interpretación distinta de su significado evidente. Así que si el texto sugiere que la homosexualidad está prohibida, entonces es inadmisible. Si los musulmanes guardan silencio por un rato, esto no puede ser para siempre. Si un grupo de estudiosos interpreta el texto contra su significado evidente, no será aceptado por los demás. Siendo leales al texto sagrado es la manera de que puedan llegar a la salvación sin preocuparse por las consecuencias. Así, la clase ilustrada que obligó a las sociedades musulmanas a distanciarse de sus valores islámicos, no sabía que al hacerlo estaba enriqueciendo el odio y la ira en los corazones de las bases, y cuando llegaron a su punto culminante, el mundo fue testigo de la explosión.
Morteza Agha Mohammadi es Doctor en estudios islámicos, Doctor en estudios chiíes, investigador en el Instituto de Estudios Estratégicos del Islam contemporáneo (MARAM).