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Cuando alguien se está postulando para la presidencia de un país, al menos la historia reciente de EE.UU. parece mostrar que es mejor no desfallecer ni desplomarse.
Basta recordar el caso de Bob Dole, el candidato republicano que se enfrentó a Bill Clinton en la carrera por la Casa Blanca. Dole se cayó de cabeza de una tarima durante un acto de campaña en 1996.
Se recuperó físicamente, pero la caída dejó una secuela en su candidatura.
Ahora, la candidata demócrata Hillary Clinton canceló un viaje de campaña de dos días a California después de que se le diagnosticara neumonía.
En una entrevista telefónica con la cadena televisiva CNN este lunes la aspirante a la Casa Blanca dijo que se siente «muchísimo mejor».
El diagnóstico se dio a conocer después de que este domingo Clinton se retirara de un acto en Nueva York en memoria de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre.
Sobre el cuestionamiento de por qué no había hecho pública su dolencia, argumentó que «no creía que iba a convertirse en gran cosa».
Continuó diciendo que había «ignorado» el «sabio» consejo de su médica de guardar reposo por cinco días.
Su doctora, Lisa Bardack, dijo: «Ha estado sufriendo tos vinculada a alergias. El viernes, durante una revisión de esta tos prolongada, se le diagnosticó neumonía. Se le suministraron antibióticos y se le aconsejó descansar y modificar su agenda».
Un video publicado en internet muestra cómo al momento de abandonar el lugar, la candidata demócrata parece desfallecer y es sujetada por el brazo por una asistente.
Después de lo que parece casi un desmayo, dos agentes del servicio secreto la ayudan a subirse en una camioneta.
«Me sentí mareada y perdí el balance por un minuto, pero una vez que subí a la camioneta, me senté, me refresqué y bebí agua, inmediatamente empecé a sentirme mejor», le dijo a CNN.
Como era de esperarse este «desfallecimiento» de una de las personas más escudriñadas del mundo y quien aspira a la presidencia más poderosa del planeta ha causado un revuelo global.
La pregunta que surge ahora es: ¿cómo afectará la salud de Clinton su candidatura?
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Antes del episodio del domingo, los blogs y medios cercanos al Partido Republicano ya habían estado especulando que Clinton enfrentaba problemas de salud.
La «conspiración» y las dudas
Su contrincante, el candidato republicano, Donald Trump, afirmó en agosto que Clinton carece de la «fuerza física y mental para combatir a Estado Islámico y a los muchos adversarios que enfrentamos».
El lunes, Trump anunció que presentaría un informe detallado sobre su estado de salud.
El magnate inmobiliario deseó a Clinton una pronta recuperación aunque deslizó que «algo sucede» con su salud.
El mes pasado, la doctora Bardack dijo en una carta que la candidata estaba «en excelente estado de salud y en condiciones de servir como presidente de Estados Unidos».
Agregó que Clinton logró recuperarse plenamente luego de una cirugía a la que se sometió en 2012 por un coágulo sanguíneo.
Y su campaña anunció este lunes que volverá a publicar sus estados médicos actualizados.
La campaña de la candidata demócrata ha acusado a sus adversarios de impulsar una «enloquecida conspiración sobre la salud de Clinton», que tiene 68 años.
Sin embargo, el hecho de que Clinton haya informado sobre la neumonía que padece dos días después de ser diagnosticada es un elemento que puede alimentar las dudas sobre su buena salud, así como la idea que impulsan sus adversarios de que no es una persona transparente en quien se puede confiar.
«Perspectiva»
James Rubin, quien trabajó en el Departamento de Estado durante la administración de Bill Clinton, y ahora es comentarista político, asegura que, en lo que se refiere a la salud de la candidata, «se deben poner las cosas en perspectiva».
«Clinton tiene 68 años, ha estado haciendo campaña sin descanso durante meses, prácticamente durante años si se considera que ha estado en el ojo público durante 25 años», le dijo Rubin a la BBC.
«Y ha estado bajo un nivel de escrutinio que ningún ser humano ha tenido que enfrentar».
«De manera que sí, con una neumonía, algo le ocurrió, y tuvo que ser llevada a la casa de su hija y ahora está mucho mejor».
«Pero que la gente piense que esto es un asunto enorme, comparado con las escandalosas propuestas que ha hecho Trump… las cosas que ha escondido, como sus declaraciones de impuestos… (la salud de Clinton) es un asunto significativo, pero tenemos que mantenerlo en perspectiva», afirma James Rubin.
Análisis de Anthony Zurcher, BBC, Washington
Cuando era presidente de Estados Unidos George H.W. Bush una vez vomitó sobre un primer ministro de Japón. Su hijo, George W. Bush, se desmayó en la Casa Blanca al ahogarse con un pretzel. El presidente Franklin Roosevelt ocultó sus graves problemas de salud y John F. Kennedy nunca habló sobre sus problemas de espalda.
La diferencia entre esos hombres y Hillary Clinton, sin embargo, es que su episodio de «sofoco» -resultado aparente de una neumonía- ocurre en la recta final de una campaña electoral en la que ella busca convertirse, después de Ronald Reagan, en la persona más vieja en ser electa para un primer mandato como presidente.
Con 70 años de edad, Donald Trump no está libre de preocupaciones médicas. La única información sobre su salud procede de una nota escrita a las carreras por su médico.
El episodio de este domingo puede mantener a Clinton fuera de la campaña por unos pocos días y después desaparecer. Sin embargo, ahora personas que antes habrían desestimados los rumores sobre su salud estarán vigilando sus actividades de una forma más atenta.