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Sputnik/ Alexei Malgavko
¿Usarías un huevo para sacarte un maleficio? ¿Y para predecir tu suerte en el año nuevo? Si no, tal vez lo hagas para evitar que llueva el día de tu boda. En América Latina, el huevo tiene un lugar privilegiado en el imaginario popular y en las supersticiones.
1. Los ‘agüeros’ con huevos para predecir la suerte en el Año Nuevo o en la noche de San Juan.
Es una costumbre extendida en Centroamérica y Colombia para el Año Nuevo y en Chile para San Juan. El ‘agüero’ consiste en dejar caer el 31 de diciembre el contenido de un huevo en un vaso con agua. La forma y la posición que adquieran la yema y la clara pueden vaticinar muertes, bodas o éxito económico, entre otras cosas.
En varios países, como Argentina y Uruguay, es común que se realicen ‘huevadas’ cuando una persona se gradúa o cuando una chica cumple sus 15 años. Esta especie de rito de pasaje consiste en lanzar a la persona huevos, harina y papel picado cuando alcanza un logro especial.
3. Ofrendar un huevo para que no llueva el día de tu boda
En algunas zonas de América del Sur, para evitar que llueva el día de un casamiento, las parejas ofrecen huevos a Santa Clara de Asís. Algunos los donan a conventos, mientras que en lugares como Uruguay, la sabiduría popular recomienda enterrarlos.
4. Frotar a una persona con un huevo
En México y Centroamérica se cree que cuando una persona recibe un ‘mal de ojo’ —una especie de maleficio— se la debe acostar y frotar con un huevo. Luego, la yema debe colocarse en un vaso de agua debajo de la cama del afectado. Finalmente, la yema y el agua, que supuestamente quitaron el maleficio, deben desecharse.
5. El huevo, un aliado para quedarse embarazada
El huevo, símbolo de fertilidad, es un alimento que se recomienda a las mujeres que quieren quedarse embarazadas. Este ritual, que se realiza por ejemplo en Perú, invita a la mujer a tomar un huevo en una noche de luna creciente, a escribir sobre su cáscara el nombre del niño o la niña y a rezar. Luego, debe colocar el huevo en una caja con algodón y ponerlo debajo de la cama durante nueve días. Por último, lo tiene que ‘bautizar’ con agua bendita y enterrarlo.