La Semana Santa es una de las fiestas más emblemáticas de Sevilla, donde decenas de hermandades salen en procesión. Muchas personas de la comunidad LGTB forman parte de ellas, como Manuel, que pertenece a cuatro. Es un secreto a voces del que muchos prefieren no hablar por miedo al rechazo.
Cómo vive un cofrade gay la tradicional Semana Santa de Sevilla
La ciudad española de Sevilla es conocida por sus fastuosas celebraciones de Semana Santa.
En estos días 60 hermandades llenan las calles de la tradicional ciudad con cirios, túnicas y sus características capuchas con forma de cono de diferentes colores.
Estas hermandades o cofradías trabajan todo el año preparando su momento cumbre: el día en que caminarán durante horas para llevar sus imágenes religiosas hacia la catedral de la ciudad.
El pasado Lunes Santo, bajo una capucha negra y en silencio, marchaba Manuel, un joven estudiante de 23 años. Es uno de los muchos miembros de la comunidad LGTB que participa activamente en la Semana Santa sevillana.
«Aquí en Sevilla, muchísimos gays forman parte de una cofradía. Es una realidad latente que está ahí. Nadie dice nada porque es tan normal que se lleva bien: bordadores, vestidores, joyeros. Sin esas tres vertientes, la Semana Santa no existiría», le dijo a BBC Mundo.
Manuel forma parte de una hermandad desde que tiene memoria: «El primer recuerdo que yo tengo es un destello de luz, el Señor de espaldas a mí y yo andando detrás».
«Es un buen recuerdo porque estaban mis abuelos vivos y también un tío que ya ha fallecido. Entonces, todo lo que conlleva una hermandad, creo que emociona tanto porque mucha gente ha crecido contigo al lado de ella y esa gente va faltando», recordó.
Le gusta tanto ser cofrade que decidió unirse a otras tres cofradías.
«Yo creo que sí es compatible ser homosexual y católico, ¿por qué no?»
Una realidad de la que se habla poco
Sin embargo, esta es una realidad de la que pocos quieren hablar en público. Ninguno de los otros cofrades LGTB a quienes contactó BBC Mundo quiso participar en el reportaje por miedo a ser rechazado por otros miembros de su hermandad.
«Existe una especie de Ley Mordaza dentro de la hermandad», aseguró una de las fundadoras de la asociación local DeFrente LGTB, Maribel Povedano.
«No está escrita, pero es un acuerdo tácito entre una parte y otra que dice tú puedes ser gay visiblemente dentro de la hermandad, pero no cuentes fuera lo que haces en tu hermandad o el cargo que tienes allí», le dijo a BBC Mundo.
Manuel, que había estado dispuesto a hablar frente a la cámara sin ocultarse, cambió de opinión pocos días antes de la entrevista. Teme que alguien pueda usar su orientación sexual para «perjudicar» a alguna de sus cofradías.
No existe ninguna regla específica que prohíba a la comunidad LGTB pertenecer a una hermandad, según le dijo a BBC Mundo la Archidiócesis de Sevilla. Pero, si quieren liderar una formando parte de su junta de gobierno, sí se les pide «un comportamiento ejemplar», aseguraron fuentes de la institución.
Las Normas Diocesanas de Hermandades y Cofradías exigen que los miembros de las juntas de gobierno que estén casados se hayan unido por la Iglesia. Esto deja fuera a quienes se casaron por lo civil, entre ellos, los matrimonios entre personas del mismo sexo, que son legales en España.
Además, todos los que conformen las juntas deben distinguirse por su «vida personal, familiar y social, así como por su vocación apostólica», reza el documento. Según la Iglesia, el colectivo LGTB no debe ser discriminado, pero está llamado a la castidad.
Manuel forma parte de la junta de gobierno de una de sus hermandades.
«Oficialmente, la gente lo sabe. Incluso mi párroco lo sabe y nunca ha dicho nadie nada, no me han puesto impedimento ni me han dicho fuera de aquí. Nunca me han dicho nada».
Refugio de minorías
Isidoro Moreno, catedrático emérito de Antropología de la Universidad de Sevilla, le explicó a BBC Mundo que, en su ciudad, las hermandades siempre han jugado un rol importante para las minorías poco aceptadas.
«Las cofradías, históricamente, han sido un medio de refugio, incluso de protagonismo, de minorías. De minorías perseguidas. De minorías heterodoxas que, viviendo las cofradías y viviendo la Semana Santa, demostraban o querían demostrar que estaban integrados en la sociedad«.
Las hermandades estuvieron por delante del resto de la sociedad sevillana a la hora de integrar al colectivo LGTB, según Moreno, que aseguró que esta situación se ha revertido en las últimas décadas.
«Cuando todavía no existía la palabra gay, el mundo de las cofradías, de una u otra manera, los ha tolerado. Por ejemplo, ciertas funciones en las cofradías como el vestir vírgenes, tradicionalmente y todavía hoy, en la realidad y en el imaginario estaba a cargo de personas que, siendo varones, se les adjudicaba una sensibilidad femenina», afirmó.
«Yo diría que ha habido una evolución inversa. En las últimas décadas, la sociedad se ha abierto mucho más y se ha vuelto más tolerante. Al menos, desde el punto de vista legal».
«Mientras que las cofradías, en la medida en que desde hace unos 30 años se ha incrementado el control por parte de las jerarquías eclesiásticas, se ha hecho más intolerante», dijo el experto.
Y da como ejemplo que «hay una norma ahora de que quienes están en una situación personal, conyugal, es decir, sexual, irregular desde el punto de vista eclesiástico, no pueden ser hermanos mayores de cofradía».
Manuel cree que la iglesia Católica se irá abriendo poco a poco al colectivo LGTB y destaca los pasos dados por el papa Francisco en esta dirección.
Admite que le duele que la doctrina oficial de la Iglesia no le acepte tal como es, pero que se centra en aquellos que sí lo hacen.
«Si un párroco o una persona en una hermandad me acepta, prefiero quedarme con una persona que me acepte a quedarme con 100 que no me acepten».
«Yo vivo perfectamente siendo homosexual en una Iglesia».
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