El uso de máscaras faciales se convertirá en una nueva norma de vida «revolucionaria» a la que el mundo debe acostumbrarse, tal como lo hizo cuando se enteró del cólera en el siglo XIX y del VIH en el XX, según predijo un experto en coronavirus de la OMS.
«Alguna forma de protección facial, estoy seguro, se va a convertir en la norma», sobre todo para dar a la gente una sensación de tranquilidad, dijo el enviado especial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) David Nabarro a la BBC. Esta «nueva realidad» persistirá porque el Covid-19, que hasta ahora se ha cobrado cerca de 116.000 vidas en todo el mundo, «no va a desaparecer».
Los científicos no saben si los pacientes son capaces de generar inmunidad incluso después de recuperarse del coronavirus, advirtió Nabarro. El mundo también está muy lejos de la tan esperada vacuna, y su ausencia significa que la gente tiene que hacer frente a lo que tiene actualmente.
«Sí, tendremos que usar máscaras. Sí, tendrá que haber un mayor distanciamiento físico.»
Interrumpir la transmisión del virus probablemente se convertirá en «una revolución» similar a la que ocurrió después de que «se descubriera que el agua sucia contenía cólera en 1850», o hace unos 25 años cuando «todos aprendimos sobre el VIH/SIDA y su relación con el sexo».
La demanda de máscaras y respiradores se disparó después del brote de Covid-19, y las instalaciones médicas de todo el mundo se quedaron rápidamente sin el crucial equipo de protección. Normalmente, el personal sanitario tiene que ponerse -y luego deshacerse- de una mascarilla, guantes y una bata protectora cada vez que entra en contacto con un paciente sintomático o confirmado de Covid-19.
El uso de máscaras por parte de los ciudadanos comunes se ha convertido en un tema de gran debate en los medios de comunicación y la comunidad científica. Algunos sostienen que las máscaras disponibles en el mercado carecen de la protección adecuada y por lo tanto son inútiles contra enfermedades respiratorias contagiosas como el coronavirus. Otros insisten en que funcionan, especialmente en lugares superpoblados.
La propia OMS sostiene que si bien una mascarilla médica «puede limitar la propagación de ciertas enfermedades respiratorias virales, incluido el Covid-19», su uso por sí solo es insuficiente. La organización también cree que las máscaras podrían causar autocontaminación, dificultades respiratorias e incluso una «falsa sensación de seguridad».
Bueno ¡ que bien !, cuando todos vayamos embozados con mascarillas no les van a ser útiles las cámaras de vigilancia de las calles. Ni las de los bancos, aeropuertos, estaciones de tren, joyerías……… vamos a parecer todos atracadores.
Ya no nos quejaremos de estar permanentemente vigilados. Al cuerno millones de dólares/euros en programas de reconocimiento facial. Los hombres nos ahorraremos afeitarnos. Y las mujeres un montón de dinero en carmín y lápiz de labios. Seguro que muchos dejan de fumar ( con mascarilla es un poco incómodo ). Estoy desean ver en las playas a la gente, casi desnuda y con mascarillas. Puro surrealismo.
Lo malo es que dejaremos de ver sonrisas. Con lo agradable que ello resulta.