A lo largo de la historia hemos visto cómo grandes inventos nos cambiaban la vida. Internet y los ordenadores, por ejemplo, son una muestra de ello. Sin embargo, hagamos un pequeño viaje en el tiempo para conocer 10 inventos medievales que cambiaron el mundo.
Reloj mecánico
Antes de que se inventara el reloj mecánico, el tiempo se medía utilizando sistemas astronómicos como, por ejemplo, el reloj solar. Sin embargo, su uso se reducía a las horas en que había luz , pero… ¿y por la noche? ¿Y si el día estaba nublado?
Los relojes mecánicos, aunque menos precisos, podemos consultarlos en cualquier momento del día y esa es su gran ventaja y lo que provocó que medir el tiempo en segundos, minutos y horas cambiara la forma en que la gente se organizaba.
Imprenta
Inventada en el siglo XV, es uno de las grandes innovaciones de la historia de la humanidad. Obra del alemán Johannes Gutenberg, gracias a esta invención el conocimiento se podía transmitir de forma mucho más fácil y sencilla. La invención de la imprenta en la Edad Media supuso una revolución cultural.
Antes de la imprenta, el conocimiento se transmitía mediante manuscritos. Sin embargo, gracias a Gutenberg, este proceso de copiado se aceleró, dando lugar a una nueva era de producción masiva de libros. En pocos años la cultura y el conocimiento abarcó a un público enorme.
Pólvora
Se asocia su origen con China. Sin embargo, su uso se fue extendiendo hasta llegar a Europa. A partir del siglo XV, la pólvora se convirtió en una herramienta de guerra ya que se utilizaba como explosivo en todo tipo de armas: bombas, pistolas, granadas, etc. Por su uso militar y, por supuesto, por lo que implicó en el desarrollo minero, la pólvora es uno de los grandes inventos medievales que cambiaron el mundo.
Molinos
Aunque los molinos ya se utilizaban en la antigüedad, su popularidad se incrementó a inicios de la Edad Media. La evolución y aparición de diferentes tipos de molinos hizo que la humanidad pudiera aprovechar la energía moviendo los molinos con fuentes naturales como el viento o el agua de los ríos. A día de hoy, este mecanismo para generar energía sigue estando en uso.
Cafetería
Las primeras cafeterías aparecieron en Estambul (Turquía) allá por el año 1550. En ellas, los turcos se reunían para discutir «temas de hombres». Esta nueva costumbre creció rápidamente y se extendió por toda Europa, cambiando la forma de comer y beber de la gente. Además, también supuso una nueva forma de ocio e interacción social ya que eran el espacio ideal para la conversación.
Gafas
La vida de millones de personas mejoró (y lo sigue haciendo hoy en día) gracias a la invención de las gafas. Las primeras se empezaron a ver, nunca mejor dicho, en Europa Occidental desde finales del siglo XIII.
Por aquel entonces consistían en dos lentes unidas por un remache. Y aunque no eran tan cómodas como las gafas modernas con patillas, corregían problemas de visión que para muchas personas eran una verdadera limitación.
Biblioteca pública
Si la imprenta implicó una revolución cultural, la aparición de las bibliotecas públicas fue una forma de democratizar el conocimiento y la lectura, pues los libros estaban al alcance de todo el mundo. Se considera que la primera biblioteca pública es la Biblioteca de Malatesta, ubicada en la ciudad de Cesena, en Italia.
Arco botante
Este elemento arquitectónico facilitó que los techos de los edificios fueran más altos y las paredes más delgadas. Además, también permitía que las ventanas fueran más grandes. Asociado al siglo XII y las iglesias góticas, el arco botante, también conocido como contrafuerte, revolucionó el diseño arquitectónico.
Billetes
Aunque las primeras versiones de papel moneda se ubican en el siglo VII en China, pasaron varios siglos hasta que se oficializara su uso en el siglo IX. Es más, no fue hasta el siglo XVII cuando empezaron a circular por Europa los billetes procedentes de bancos. Su importancia radia en el hecho de que era una herramienta de cambio mucho más cómoda de llevar que la moneda metálica y, por lo tanto, facilitaba el comercio.
Astrolabio
Su origen se remonta a la antiguedad pero no fue hasta la Edad Media cuando este artilugio astronómico y astrológico mejoró. Permitía medir la distancia entre dos objetos, lo que fue de gran utilidad para su aplicación en la astronomía, la agrimensura y la navegación. Aunque con el tiempo fueron reemplazados por otros dispositivos más modernos, el cuadrante y el astrolabio siguen siendo herramientas de gran importancia a nivel científico y tecnológico.