Y con el metaverso a la vuelta de le esquina, parece que ese tipo de inteligencia va a seguir decayendo.
Exámenes llevados a cabo en estudiantes occidentales entre 2001 y 2019 muestran una marcada disminución de los niveles de inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es una construcción compleja que consta de cuatro factores: bienestar, autocontrol, emocionalidad y sociabilidad.
El factor de bienestar engloba las autoevaluaciones positivas de uno, así como los sentimientos de felicidad y optimismo. El factor de autocontrol incluye la capacidad de regular los sentimientos propios, incluidas las emociones, el estrés y los impulsos. El factor de la emocionalidad implica habilidades de relación —como la capacidad de uno para percibir con precisión los propios sentimientos y los de los demás— y la capacidad de experimentar empatía. Y el factor de sociabilidad incluye la capacidad para comunicarse de manera efectiva, ejercer influencia sobre los demás y construir redes sociales.
La investigación actual, publicada en Journal of Personality, se basó en análisis realizados sobre estudiantes universitarios de EE.UU., Reino Unido, Canadá y Australia; aunando un total de 70 estudios con cerca de 17.000 participantes.
Luego, los autores llevaron a cabo un «metanálisis trans-temporal» para examinar los cambios en la inteligencia emocional a lo largo del tiempo, controlando la edad de la población base. Así, trataron de determinar «si los cambios a nivel social han coincidido con cambios en el rasgo de la IE [inteligencia emocional] en los adultos jóvenes».
Los resultados
Los investigadores encontraron (al controlar por género, así como por el país donde se realizó el estudio) que el tiempo se asoció significativamente de manera negativa con tres facetas de la inteligencia emocional: bienestar, autocontrol y emocionalidad.
Además, las disminuciones en la inteligencia emocional fueron «más fuertes a medida que la proporción de mujeres en la muestra disminuyó». Los autores también realizaron análisis complementarios que muestran que el acceso a la tecnología en cada uno de los países estaba «asociado con niveles más bajos de bienestar y autocontrol».
Las implicaciones
Los autores especulan que el rápido aumento en el uso de las redes sociales por parte de los adultos jóvenes podría ser responsable de algunas de las disminuciones en la inteligencia emocional.
«La interacción social en persona brinda una mayor oportunidad para la cercanía emocional y la vinculación en comparación con la comunicación en línea, lo cual es problemático si las personas están reemplazando las interacciones sociales en persona con la comunicación en línea».
Los cambios en la sociedad durante las últimas dos décadas también pueden ser responsables de «disminuciones generacionales en la empatía y aumentos en los síntomas de depresión y ansiedad», así como «aumentos en los trastornos del estado de ánimo, ideas suicidas e intentos de suicidio».
Aunque el diseño del estudio actual no permite sacar conclusiones causales, los autores especulan que las redes sociales «reemplazan cada vez más la comunicación en persona, lo que resulta en una mayor soledad … [y] facilita las comparaciones sociales y la envidia de los compañeros».
Los investigadores proponen que otros factores como el estrés académico o la inestabilidad familiar también pueden impulsar estos descensos en la inteligencia emocional.
«Identificar las causas detrás de la disminución de los niveles de bienestar, autocontrol y emocionalidad es particularmente importante para la prevención de problemas de salud mental», concluyen.
Metahumanos
Más allá de estas advertencias, la tecnología parece avanzar a pasos agigantados en ese sentido, con las redes sociales creando grupos de personas ofendidas y frustradas que explayan gratuitamente todos los síntomas emocionales mencionados en el reciente estudio.
Y lo que promete ser el siguiente paso para la Internet, el Metaverso, probablemente no ayude en nada a incrementar los niveles de inteligencia emocional de las actuales y futuras generaciones —a vuestra disposición tienen el artículo que publicáramos al respecto la misma semana que Mark Zuckerberg, uno de los impulsores de este universo cibernético, anunciara su proyecto—.
Pero el último cachetazo podría provenir de otra inteligencia: la artificial. El avance de este tipo frío de inteligencia y las relaciones e interfaces cada vez más cercanas establecidas entre humanos y máquinas, podrían ser el fin de la humanidad biológica y emocional como la conocemos.
Fuente: Psychology Today. Edición: MP.
Estudio demuestra un precipitado declive de la inteligencia emocional humana