El domingo 19 de diciembre, a las 6:32 de la mañana, hora de Venezuela (10:32 hora universal), Venus inicia su movimiento retrógrado, que se prolongará hasta el 29 de enero del 2022, por lo tanto, recibiremos el año nuevo con esta energía.
Recibir el 2022 con Venus retrógrado significa que su influencia marcará la pauta del año, tomando en cuenta que si comenzamos un nuevo ciclo con determinada energía, ella trazará el camino y estará presente en el resto del año.
Todo el período de retroceso de Venus ocurrirá en su tránsito por el signo de Capricornio, lo que llevará a generar un proceso de reestructuración en los ámbitos que este astro gobierna: las relaciones humanas y afectivas, y la actividad económica.
Como Capricornio tiene que ver con las estructuras y por ende con las instituciones, la influencia de Venus allí se sentirá en toda estructura relacionada con el mundo afectivo (familia, matrimonios) y económico (negocios, empresas, etc.)
Venus es el astro del amor, influye en nuestro mundo afectivo. Su período de retrogradación provoca un efecto de mayor introspección y reflexión en relación con nuestros sentimientos, con nuestras relaciones con los demás.
Es un tiempo propicio para vivir procesos de transformación o renovación en nuestras relaciones humanas, especialmente en las de pareja, pero también en amistades y sociedades. Tiempo de aclarar dudas en el amor, definir qué estamos sintiendo en esta etapa de nuestras vidas, lo que puede implicar alejamientos, reencuentros o nuevas relaciones, según sea el caso.
Venus también se asocia a la prosperidad y productividad, por tanto, en su período de retrogradación es tiempo de redimensionar nuestra forma de generar recursos.
En el ámbito personal o individual, puede generar reacomodos en nuestras relaciones de pareja, amistades y vida familiar, así como también en la manera como generamos nuestro sustento.
En el ámbito colectivo, puede generar grandes reacomodos en las distintas alianzas políticas, relaciones entre los países, funcionamiento de empresas y modos de producción de las diversas naciones.
La retrogradación es el movimiento hacia atrás de los planetas por los signos del zodiaco, y como los signos se miden en grados, cuando los planetas retroceden, se dice que retrogradan.
Este retroceso no es real, sino una ilusión óptica; nuestra Tierra en ciertos momentos sobrepasa a los otros astros, y entonces se ven como si retrocedieran.
Pero a la vez que no es real, por otra parte sí lo es; y es así porque energéticamente nos influye, y además, desde el punto de vista de la rueda zodiacal, es algo real que los astros que retrogradan van hacia atrás en la rueda zodiacal, porque esa rueda, llamada eclíptica, se acelera y deja atrás al planeta.
El efecto del planeta retrógrado lo podemos catalogar como una ilusión, pero al fin y al cabo, podemos preguntarnos: ¿De qué lado está lo ilusorio y de qué lado está lo real?
El mundo que vemos es nuestra realidad, pero ya sabemos que desde el punto de vista cuántico, es una ilusión, que aquello que vemos como sólido es en realidad un compendio de átomos y moléculas vibrando.
Asimismo, un astro en retroceso nos conecta con nuestro mundo interno, aparentemente ilusorio, mientras que “afuera” está lo real, lo tangible, que se acopla al movimiento de avance de los planetas, pero, ¿quién dice que ese mundo tangible no sea lo verdaderamente ilusorio?
En todo caso, nos movemos entre dos realidades, eso que en un plano más elevado llamamos “mundos paralelos”. Lo que ocurre fuera de nosotros va en paralelo a lo que ocurre dentro de nosotros.
Los astros en retrogradación nos pueden conectar con ese mundo interior, y hacernos evadir un tanto de nuestro mundo “tangible”.
Esta energía la tendremos latente en nuestro mundo afectivo, en nuestras relaciones, en el 2022, así que será importante distinguir lo real de lo ilusorio en nuestras relaciones y en nuestros sentimientos.
Ilustración: Pedro González Rondón
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