Los científicos no han llegado a un consenso sobre la función de los sueños, pero una de las teorías más populares sostiene que los sueños son ensayos del futuro. Esta teoría tiene una intrigante iteración en un estudio reciente publicado en la revista Science.

El equipo de científicos teorizó que los mamíferos sueñan antes de nacer y que esos sueños podrían prepararlos para entrar al mundo en mejores circunstancias. El nacimiento es por sí solo un momento de shock -quizá de trauma- y uno de los primeros obstáculos que un bebé debe sortear es el movimiento de las cosas en el espacio. La habilidad de disminuir la dificultad inicial tendría una función evolutiva. Según los científicos, a través de los sueños se podrían desarrollar los circuitos cerebrales que permiten percibir el movimiento y navegar el mundo físico.

Todo indica que los mamíferos no empiezan con una tabula rasa, pues usan el periodo de la gestación para desarrollar conexiones que hacen que al nacer ya sean capaces de ciertas conductas. En el estudio se observó la actividad de ondas cerebrales provenientes de las retinas de ratones recién nacidos antes de que abrieran los ojos. Esta actividad, al nacer, se convierte en una red de transmisión de señales neurales que transporta los estímulos visuales en el cerebro.

La actividad observada es similar a la que se produce cuando un animal se mueve hacia adelante. Es decir, hay una especie de simulación de movimiento antes de que éste pueda ocurrir. Esta actividad neural es descrita como «actividad similar al sueño» y explicada evolutivamente, pues permite que los animales «respondan inmediatamente a las amenazas ambientales».

El hecho de que los bebés humanos también son capaces de identificar objetos y movimientos antes de nacer hace creer a los científicos que un fenómeno similar se produce también entre humanos.

Al parecer la vida no desperdicia el tiempo y de alguna manera los mamíferos están programados genéticamente para tener una experiencia onírica preparatoria: un sueño a través del cual imaginan lo que experimentarán después. No sabemos cómo se vería ese sueño, evidentemente, pues nadie recuerda su vida dentro del vientre. Sin embargo, los bebés duermen el 90% del tiempo que pasan dentro del vientre, así que tienen mucho tiempo para soñar y prepararse para entrar al mundo.

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