En esta ocasión vamos a hablar acerca de un famoso experimento sobre las discrepancias del yo. Fue llevado a cabo por E. T. Higgins y sus colegas en 1986. En líneas generales, nos muestra que las personas reaccionan de una manera diferente ante las situaciones adversas, dependiendo de la imagen que tengan de sí mismas.
Higgins había planteado una teoría del yo en la que aborda tres categorías. La primera es el yo real, que corresponde a lo que creemos ser. La segunda es el yo ideal, o lo que quisiéramos ser. La tercera es el yo responsable, o lo que pensamos que deberíamos ser. El experimento sobre las discrepancias del yo hace referencia a los contrastes que puede haber entre esas tres instancias.
Uno de los aspectos que había encontrado Higgins es que las contradicciones entre el yo real y las otras instancias del yo daban lugar a diferentes estados afectivos problemáticos. Por ejemplo, un contraste entre el yo real y el yo responsable da lugar al sentimiento de culpa. Sobre esta base, se realizó el experimento sobre las discrepancias del yo.
“Usted mismo, tanto como cualquier otro en el universo entero, merece su amor y afecto”.
-Buda-
El experimento sobre las discrepancias del yo
El experimento sobre las discrepancias del yo llevaba por título Self discrepancies and emotional vulnerability: How magnitude, accessibility and type of discrepancy influence affect y fue publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, en 1986. Fue dirigido por Higgins, quien estuvo acompañado por R. N. Bond, R. Klein y T. Strauman.
La pregunta que guio la investigación fue: si una persona experimenta con frecuencia un contraste entre su yo real, su yo ideal y su yo responsable, ¿esto repercutirá en su estado emocional? Con base en indagaciones previas, se formuló una hipótesis.
Esta señalaba que una discrepancia entre el yo real y el yo ideal, en el marco de una situación adversa, generaría un estado de abatimiento. Entre tanto, si la discrepancia se daba entre el yo real y el yo responsable, lo que se produciría sería un estado de ansiedad y nerviosismo o agitación. El experimento sobre las discrepancias del yo pretendía probar esto.
El trabajo de campo
Para realizar el experimento sobre las discrepancias del yo se trabajó con 93 voluntarios, todos ellos estudiantes de Introducción a la psicología, en la Universidad de Nueva York. Varias semanas antes del experimento, se les pidió que completaran un cuestionario. En este debían escribir diez rasgos asociados a cada uno de los tipos de yo. O sea, diez características de lo que eran (o creían ser), de lo que querían ser y de lo que pensaban que debían ser.
Con base en las respuestas de los cuestionarios se configuraron dos grupos. En uno quedaron aquellos que mostraban una alta discrepancia entre el yo real y el yo ideal, pero una baja discrepancia entre el yo real y el yo responsable. En el otro grupo quedaron los que presentaban baja discrepancia ente el yo real y el yo ideal, pero alta discrepancia entre el yo real y el yo responsable.
Ya en el experimento se les señalaron varias situaciones de la vida y se les pidió que expresaran cómo se sentían frente a ellas. Para ello se utilizó un instrumento llamado MAACL (Multiple Affect Adjective Checklist). Este contiene una lista de adjetivos emocionales, tanto positivos como negativos. Los voluntarios debían elegir aquellos que mejor describieran lo que sentían.
Después se les pidió que hicieran un ejercicio de escritura rápida. Tras esto, se les solicitó que imaginaran una situación: unos debían pensar en un acontecimiento positivo, como pasar la tarde con alguien que les gustaba u obtener una buena calificación.
Los otros debían pensar en un acontecimiento negativo: eran abandonados por su pareja u obtenían una mala nota. Finalmente, hacían un nuevo ejercicio de escritura rápida y completaban de nuevo el instrumento MAACL.
Los resultados
Los resultados del experimento sobre las discrepancias del yo corroboraron la hipótesis planteada al comienzo. En efecto, quienes tenían una alta discrepancia entre el yo real y el yo ideal mostraban un abatimiento significativo frente a todas las circunstancias adversas que se habían abordado en el experimento.
Por su parte, los que tenían alta discrepancia ente el yo real y el yo responsable exhibían señales de notoria agitación y ansiedad frente a las situaciones negativas. Por lo tanto, el autoconcepto sería decisivo en cómo una persona reacciona afectivamente ante una circunstancia adversa.
Los investigadores también encontraron que entre más elevado era el contraste entre el yo real y cada uno de los otros yo, más intensos eran los sentimientos de abatimiento y ansiedad, respectivamente. Se probó entonces que el autoconcepto es determinante y, por lo tanto, es fundamental abordarlo en los tratamientos terapéuticos.
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