El budismo nace como una respuesta para hacer frente al problema del sufrimiento, y para alcanzar la liberación o Nirvana, que significa el escape del sufrimiento y el fin del ciclo de reencarnaciones. El budismo, sea como religión o doctrina filosófica, ha establecido los llamados “venenos del alma”, Klesha en sánscrito u estados mentales aflictivos, los cuales son el origen de todas las dificultades y causas negativas, que impiden al espíritu alcanzar el Nirvana.
Los tres Kleshas o venenos del espíritu son el apego o codicia, el odio y la ignorancia. Estos kleshas son contaminaciones mentales que se manifiestan como acciones vacías y en consecuencia el individuo busca la realización en las posesiones materiales. Estos venenos nos alejan de la felicidad plena y destruyen nuestra relación con nosotros mismo y con los demás, y de la misma manera, disminuyen nuestro potencial.
1. El Apego o codicia
El apego, que también se puede entender como codicia, viene dado por el deseo extremo de poseer algo o a alguien, así como la negación de la idea de la no pertenencia de ese algo o alguien.
El apego nos lleva al aferramiento, a creernos dueños de las cosas y de las personas, de los grupos de trabajo, de los amigos, de los hijos, de la pareja, hasta de los lugares por donde andamos. Si tenemos una reunión y por cualquier razón no llegamos a conclusiones, pautamos otra reunión para el día siguiente. Y cuando llegamos al día siguiente a la reunión nos sentamos en el mismo sitio donde nos sentamos el día anterior. Y si alguien se atreve a sentarse en ese sitio, le decimos: “Estás sentado en mi silla”. El asombro del otro debe ser inenarrable ¿cómo va a ser tu silla si esto es un sitio público?, y la respuesta: “Es que yo me senté allí ayer”. Así funciona nuestra mente.
Así aferrándonos a todo. El apego genera celos, agresiones a los demás por creer que nos van a quitar lo que “creemos” que es nuestro, porque en realidad, nada nos pertenece, ni siquiera somos dueños de nuestro cuerpo, porque hemos de dejarlo atrás en el momento de la muerte.
El apego es fuente de sufrimiento porque desoímos la 1ra Gran Noble Verdad: Todo es impermanente. Y si las cosas son impermanentes ¿Qué sentido tiene que nos aferremos a algo que estamos seguros que se va a ir?
Ejemplo: Un matrimonio que terminó hace tiempo los hace sufrir por años. Tan solo hay que aceptar que las personas tienen derecho a cambiar de opinión. Como a nosotros mismos, tal vez antes no nos gustaba algo y ahora si nos gusta, y lo contamos con asombro cuando hablamos con los amigos. Decimos: “A mi antes no me gustaba la pizza, y ahora me encanta”. Pues sí, la gente cambia en todo, actitudes, gustos, actividades, opiniones y el amor no es para siempre en algunos. Cuando se le sugiere a la persona que deje ir aquello que nunca fue suyo el sentimiento de bienestar es indescriptible.
Para poder combatir el apego se debe practicar el “dar sin pedir nada a cambio”, mediante este acto, empezamos a ser realmente útiles a los demás y desarrollamos la modestia, la caridad y así, el desapego.
2. El Rechazo (odio)
El odio es el segundo veneno, y es caracterizado por el profundo rechazo emocional hacia algunas cosas o personas. Sentimientos como lo son la furia, cólera o ira, son producto del veneno del odio, sentimientos cegadores que no dejan al individuo pensar con claridad.
¿Qué lleva a la rabia y al odio? Querer que algo no exista, querer apartar algo de nuestra vida es inútil, porque hagas lo que hagas eso que te molesta va a estar ahí. Tal vez nos moleste ese vecino, pero lejos de entrar en conflicto con esa persona, lo que debemos hacer es averiguar ¿Por qué te causa tanta molestia? ¿Qué cosas estas proyectando en él que son tuyas? Y esas cosas tuyas no las puedes eliminar, vas a tener que aprender a convivir con ellas.
Para librarse de este sentimiento negativo, se debe dejar de actuar de manera impulsiva, así como también, se debe adoptar el perdón y el desapego.
3. La ignorancia
La ignorancia, es sinónimo de oscurantismo. Puede ser ignorancia consciente o inconsciente, es decir, se puede no saber algo o sabiéndolo, se puede elegir ignorarlo, este es el peor tipo de ignorancia.
Desconocer las leyes universales. Desconocer que si haces daño, ese daño que haces de alguna manera va a volver a ti mismo. Ignorar la ley del karma, ignorar los tres venenos del alma, y en general no conocer las enseñanzas, constituyen un veneno muy poderoso. Mucha gente piensa: “Como aquel sujeto me cae mal, le voy a hacer daño”, y en realidad está firmando su propia sentencia. Ese daño que hace lo va a recibir indefectiblemente. Lo mejor siempre es mantenerse ecuánime y ofrecer buenas acciones a los demás.
Para combatir la ignorancia, se deben quitar esos limites imaginarios que solo causan dolor y evitan nuestro avance.
El origen de los tres venenos
El origen de los tres venenos, radica en la no-aceptación de las tres características de la existencia, una persona influenciada por los tres venenos produce acciones sin méritos que pueden dañar a los demás y a él mismo.
Por lo tanto, para tener únicamente sentimientos puros y engendrar acciones con mérito, se deben conocer y aceptar las cuatro nobles verdades, las cuales están relacionadas con las características de la existencia.