La sanidad pública está siendo desmantelada en los países que presumen de ser “avanzados”, y la pandemia no fue más que el primer paso en esa dirección. Las consecuencias son sabidas: muerte de los enfermos por falta de atención, como en Castellón recientemente, y pérdida de las conquistas laborales de los trabajadores.
El primer paso para desmantelar un sistema de salud pública es reducir los salarios y aumentar la jornada laboral de los trabajadores para forzarles a abandonar, huir a la sanidad privada (o a otros países, a otros empleos), y después, no cubrir las vacantes, lo que a su vez causa largas colas de espera para atender a los enfermos.
Por eso las huelgas salariales son tan importantes en un sistema público de salud, como el británico, que lleva meses de luchas y movilizaciones.
Según una encuesta, más de la mitad de los conductores de ambulancias de Reino Unido han visto morir a un paciente debido a los retrasos en su atención o a la saturación de los servicios de urgencias. A la pregunta de si habían presenciado alguna vez una muerte por retraso, un 53 por cien de los conductores respondieron afirmativamente. Además, el 30 por cien había oído hablar de una muerte en casa de un colega.
Una crisis de vida o muerte similar afecta a la atención a la maternidad. Esta semana la escasez de personal sanitario en el último año en Reino Unido ha obligado a cuatro de cada diez unidades de maternidad a rechazar a mujeres que esperaban un hijo.
Alrededor de 38 de las 142 unidades del sistema británico de salud (NHS) han tenido que cerrar sus unidades de maternidad al menos una vez en el último año. El año pasado el número de matronas empleadas por el NHS en Inglaterra se había reducido en casi 300 en sólo dos meses.
Los gobiernos privatizan la sanidad, recortan los presupuestos, cierran unidades hospitalarias y los enfermos acaban abandonados a las puertas de los centros de salud.
Mañana los sindicatos británicos de sanidad han convocado una manifestación con el lema de rescatar la sanidad pública. Pero cuando se trata de la salud de millones de personas, mañana es siempre demasiado tarde. El retraso se mide por el número de cadáveres.
El desmantelamiento de la sanidad pública empieza por reducir los salarios