Arugamama, el concepto japonés para ayudarnos a aceptar las cosas como son

Arugamamá

Las cosas son como son, no como deseamos que sean. La vida fluye continuamente y no siempre tiene en cuenta nuestros deseos o planes. Nuestro poder sobre los acontecimientos siempre es limitado ya que solo podemos controlar aquello que depende de nosotros.

Son verdades incuestionables y, sin embargo, difíciles de aceptar. Nuestra reticencia a deshacernos del deseo de controlar los eventos, la imposibilidad de fluir con los cambios y el rechazo de la realidad cuando desafíe nuestras expectativas se definirán en las principales causas de la angustia, la frustración y el sufrimiento. La cultura japonesa tiene un concepto que nos ayuda a lidiar con esas situaciones: arugamama.

El profundo significado de arugamama

Arugamama (在るが儘) es mucho más que una palabra, es un concepto que a menudo se utiliza en el budismo zen y cuyo significado está vinculado a la aceptación radical . Se refiere a “las cosas como son”, aunque una traducción más literal sería: “tal como es”.

Una persona que pone en practica el arugamama esta en armonia con la naturaleza y el curso de la vida. Acepta que en invierno hace frío y en verano calor sin lamentarse inútilmente por ello porque es algo que no puede cambiar. También acepta los hechos inevitables de la vida, como la enfermedad o la muerte, porque son sucesos que a menudo están fuera de su alcance.

Obviamente, el arugamama no se debe confundir con una resignación pasiva. No es dejarse llevar por los vientos del destino. Establece una distinción entre las cosas que podemos cambiar y aquellas que escapan de nuestro control.

Por ejemplo, en invierno podemos calentarnos junto a una estufa cuando hace frío. No podemos lograr que las temperaturas exteriores bajen, pero podemos calentarnos dentro de casa. No podemos evitar todas las enfermedades, pero podemos seguir un estilo de vida más saludable que nos ayude a prevenir muchas de ellas o al menos retrasar su aparición.

De hecho, el arugamama nos invita a destinar nuestros esfuerzos y energía a aquello que podemos cambiar y aceptar aquello sobre lo que no podemos influir para evitar la frustración, insatisfacción y rabia que a menudo genera esos eventos.

El arugamama, pilar esencial de la terapia Morita

El psiquiatra y filósofo japonés Shoma Morita apareció el siglo pasado una terapia en torno al concepto de arugamama. Se ayudará a las personas que sufrían ansiedad social y depresión brindándoles una nueva cosmovisión y forma de afrontar sus problemas.

Morita estaba convencida de que nada en la vida es completamente positivo ni negativo. Creía que los estímulos externos simplemente generan emociones agradables o desagradables con las que podemos aprender a vivir. Su terapia parte de la aceptación para luego enfocarnos en lo único que podemos controlar: nuestras acciones.

A través de este enfoque no solo abordó los trastornos psicológicos, sino que también promovía la autorrealización puesto que Morita pensó que esta comienza con la aceptación plena, que significa la aceptación de uno mismo, de los demás y del mundo donde vivimos.

A diferencia del enfoque estándar que ha asumido la psicología occidental desde hace décadas, que conduce a una exploración más profunda de nuestras emociones y sus orígenes, la terapia Morita sigue una línea más pragmática enseñándonos que las emociones, tanto las agradables como las desagradables, pasan .

Este enfoque holístico tiene como objetivo mejorar nuestro funcionamiento en la vida cotidiana, en lugar de prestar atención a los síntomas específicos. Morita pensando que si somos capaces de concentrarnos en nuestras reacciones y acciones, podremos seguir adelante con nuestra vida e ir «sanando» poco a poco.

De hecho, su premisa subyacente es que los síntomas desagradables forman parte natural de la experiencia humana. La Terapia Morita ayuda a las personas a reorientarse en el mundo natural, ese mundo con el que tenemos que lidiar una y otra vez, adoptando un enfoque restaurador para potenciar nuestra capacidad de curación natural.

Morita ayudó a sus pacientes a alejarse de la preocupación y la tendencia a luchar contra los síntomas, lo cual interfiere con el proceso de recuperación natural y solo genera más preocupación y un empeoramiento de los síntomas.

Los ayudaba a aceptar que los síntomas indeseados forman parte natural de la experiencia humana, en lugar de ser algo que debamos controlar o eliminar, y que las emociones van y vienen, por lo que se puede convivir con ellas. En la práctica, Morita enseñó a las personas a vivir con emociones desagradables, en lugar de esforzarse por perder a ellas, algo que parece imposible.

La sutil pero trascendental diferencia entre arugamama y aceptación

A pesar de que el concepto de arugamama está vinculado a la aceptación, no son lo mismo. De hecho, la terapia Morita no utiliza la palabra aceptación porque esta sugiere una elección intelectual, lo que implica que podemos decidir si aceptar o no nuestros sentimientos, una idea que se aleja de la filosofía de Morita.

El concepto de arugamama no implica únicamente una aceptación intelectual, sino que va un paso más allá ya que es un estado de conexión con el aquí y ahora, un estado de flujo en el que vemos los acontecimientos tal como son, sin añadir juicios de valor ni pretender que sean diferentes.

Por esa razón, la terapia Morita promueve una «aceptación experiencial encarnada del yo». O sea, una aceptación que emana de la libertad para permitirnos ser como somos realmente, sin dejar que los acontecimientos externos acaparen nuestra atención y desencadenen un mar de preocupaciones.

Este tipo de aceptación del «yo» solo puede producirse a través de las experiencias de ser uno con la acción, uno con la naturaleza, no proviene de la propia mente. No puedes decirte a ti mismo que aceptas tus sentimientos ni puedes obligarte a hacerlo. Según Morita, esa estrategia no solo no funciona sino que es contraproducente porque produce un efecto rebote que nos mantiene obsesionados con los sentimientos, dentro de un bucle de preocupaciones.

De cierta forma, la aceptación que promueve el concepto de arugamama es como la de los niños pequeños que lloran cuando están tristes y sonríen cuando están felices de manera natural, sin añadir nada más a esas experiencias, lo cual las convierte en intensas, pero pasajeras .

De esa forma, la práctica del arugamama nos conecta con nuestra verdadera naturaleza y nos permite movernos con el flujo y reflujo natural de nuestros pensamientos y emociones, ayudándonos a mantenernos enfocados en las cosas que son realmente importantes para nosotros.

La alternativa es quedarnos atrapados en un conflicto mental, pensando en lo que deberíamos haber sido o lo que deberíamos haber hecho. Esto nos conduce a desperdiciar energía mental y emocional en estados prolongados de ira, resentimiento, arrepentimiento y miedo. Esos estados son muy poco saludables, tanto mental como físicamente.

Las 3 “A” del arugamama

1. Acepta tus sentimientos

Cuando no somos capaces de gestionar nuestras emociones y sentimientos , pueden impedirnos disfrutar de la vida. Sin embargo, dado que se trata de sensaciones internas, necesitamos desarrollar la capacidad de tolerarlas, aunque prefiramos no tenerlas. Sin esa tolerancia, somos extremadamente vulnerables y nos quedamos a merced de los vaivenes emocionales, que pueden hacer descarrilar nuestros planos.

Sin esa tolerancia, nos preocupamos en exceso por nuestras experiencias internas, hasta alcanzar niveles poco saludables. Como resultado, nos distraemos del mundo que nos rodea, nos desconectamos de las necesidades de los demás y nos olvidamos de las tareas que tenemos por delante.

Por esa razón, cuando nos enfrentamos a un problema debemos preguntarnos: ¿Qué estoy sintiendo? ¿Cuál es el origen de esas emociones? Quizá nos sentimos poco valorados o enojados porque ignoran nuestras ideas y opiniones. En vez de luchar contra esos sentimientos, simplemente debemos verlos como estados pasajeros que, antes o después, desaparecerán.

2. Acepta las circunstancias

El mundo no gira según nuestros planes y deseos. Cuando no estamos satisfechos con la vida, queremos que se produzca un cambio y lo queremos inmediatamente. Sin embargo, la mayoría de las veces eso simplemente no es posible.

El concepto de arugamama nos invita a mirar la realidad tan cual es y aceptar las circunstancias por lo que son. Rechazar la realidad nos impide buscar alternativas válidas. Solo con la aceptación puede llegar la recuperación.

Es conveniente intentar mirar el mundo sin el prisma de nuestras expectativas . Simplemente tomando nota de lo que sucede, impidiendo el impulso de juzgar o rechazando las cosas. Solo cuando aceptamos lo que ocurre estamos listos para actuar de manera adaptativa y cambiar aquello que está en nuestras manos.

Arugamama no significa resignación pasiva. Todo lo contrario. Se necesita una gran cantidad de fortaleza y motivación para aceptar lo que es, especialmente cuando no nos gusta, y luego trabajar conscientemente lo mejor que podemos con las circunstancias en las que te encuentras y con los recursos que tenemos a nuestra disposición para seguir adelante.

3. Actúa

La acción es esencial en la terapia Morita. Cuando nos enfrentamos a problemas y situaciones adversas, podemos comprender el arugamama como una incitación a preguntarnos: ¿y ahora qué? Tal y como están las cosas, ¿qué puedo hacer en este momento?

Vivir bien con los recursos de los que disponemos y en las circunstancias en las que nos encontramos es una forma de entender el paso final de arugamama. Eso se puede aplicar a cualquier situación en la vida, desde la insatisfacción laboral hasta los conflictos en las relaciones, una enfermedad o las dificultades económicas.

Sea cual sea el problema, necesitamos aceptar las emociones subyacentes y luego preguntarnos qué podemos hacer con las cosas tal como están. Quizá no podamos cambiar el hecho en sí, pero podemos cambiar la manera en que lo afrontamos. Y a menudo eso basta para cambiarlo todo.

fuentes:

Nakamura, M. et. Alabama. (2023) Un siglo de terapia Morita: Lo que ha cambiado y lo que no. Psiquiatría de Asia-Pacífico ; 15(1): e12511.

Sugg, H. et. Alabama. (2016) Terapia Morita para la depresión y la ansiedad (ensayo Morita): protocolo de estudio para un ensayo piloto controlado aleatorizado. Ensayos ; 17: 161.

Arugamama, el concepto japonés para ayudarnos a aceptar las cosas como son

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.