En la búsqueda de técnicas para mejorar nuestra salud mental y bienestar, nos encontramos con dos prácticas muy conocidas: la meditación y el mindfulness, términos, a menudo, usados como sinónimos, pero que tienen sus diferencias.
La meditación es una práctica ancestral que busca calmar y enfocar la mente a través de diversas técnicas. El mindfulness, en cambio, es una forma de meditación centrada en la atención plena del momento presente. Mientras el principal objetivo de la meditación es alcanzar un estado de paz interior y claridad mental, el fin del mindfulness es desarrollar una mayor conciencia y aceptación del presente.
En este artículo exploraremos en detalle qué es la meditación y qué es el mindfulness. Además, examinaremos las distinciones entre ambas prácticas y proporcionaremos ejemplos para comprenderlas mejor.
¿Qué es la meditación?
La meditación es una práctica ancestral que ha sido desarrollada y mejorada a lo largo de los siglos en diversas tradiciones espirituales y filosóficas. En su esencia, meditar implica enfocar y calmar la mente para cultivar la conciencia y la claridad.
De acuerdo con un artículo divulgado en Ayu, «la meditación, tal como se describe en los antiguos textos védicos, es un ejercicio de conciencia que da como resultado la expansión de la conciencia más allá de la experiencia cotidiana de la dualidad». En otras palabras, es una práctica trascendente y unitiva.
Por ejemplo, imagina a Juan, un profesional estresado que busca aliviar su mente. Juan decide practicar la meditación y, durante 20 minutos al día, se sienta en un lugar tranquilo, cierra los ojos y observa sus sensaciones corporales y sus pensamientos. A medida que practica con regularidad, Juan se da cuenta de que su mente se aquieta de modo gradual, dejando espacio a la claridad y la tranquilidad.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness es una forma específica de meditación centrada en la atención plena en el momento presente, sin juzgar ni evaluar los pensamientos o sensaciones que surgen. Por ende, se trata de prestar atención de manera intencional a la experiencia presente (Shapiro et al., 2006), ya sea a través de una actividad cotidiana o mediante la observación de los pensamientos y emociones.
Por ejemplo, María, una estudiante universitaria con una agenda ocupada, decide practicar mindfulness mientras camina al campus. Ella se enfoca en cada paso que da, siente la textura del suelo bajo sus pies y se da cuenta de los sonidos y olores que la rodean. Al practicar el mindfulness, María aprende a estar en el presente y a disfrutar de cada momento, incluso, en medio del ajetreo diario.
Diferencias entre el mindfulness y la meditación
1. Enfoque de la atención
Una de las principales diferencias entre el mindfulness y la meditación radica en su enfoque de atención. En la meditación, el objetivo es concentrarse en un objeto de enfoque, como la respiración, un mantra o una imagen mental (National Center for Complementary and Integrative Health, s.f.2). Este enfoque de atención ayuda a calmar la mente y a disminuir la distracción de los pensamientos y preocupaciones.
Por otro lado, de acuerdo con el portal NIH News in Health, el mindfulness se centra en el momento presente, sin juzgar ni evaluar los pensamientos, emociones o sensaciones que surgen. La atención se amplía para incluir todo lo que se experimenta en el momento actual, ya sea una actividad cotidiana o la observación de los pensamientos.
2. Objetivo
Otra diferencia entre la meditación y el mindfulness es su objetivo subyacente. En la revista Irish Journal of Psychological Medicine, se señala que la meditación busca calmar la mente y alcanzar un estado de paz interior, a menudo, con el objetivo de hallar la iluminación espiritual o la conexión con lo divino. Se enfoca en el desarrollo de la serenidad y la claridad mental a través de la práctica constante.
En cambio, el National Center for Complementary and Integrative Health indica que el mindfulness busca mantener la conciencia plena y la aceptación de la experiencia presente, sin juzgarla ni aferrarse a ella.
El objetivo del mindfulness es cultivar una mayor atención y aceptación de los pensamientos, emociones y sensaciones momentáneas. Esto puede conducir a una mayor comprensión y gestión de las emociones y el estrés.
3. Aplicación en la vida cotidiana
La meditación y el mindfulness difieren en su aplicación en la vida cotidiana. La meditación se practica en momentos específicos y dedicados, como en una sala destinada para ello o en un espacio tranquilo en el hogar. Requiere un tiempo y un entorno propicios para concentrarse y adentrarse en la práctica meditativa.
Por otro lado, el mindfulness se practica en cualquier momento y lugar, sin necesidad de estar en un entorno tranquilo. Además, se aplica de manera informal, es decir, integrándolo a las actividades cotidianas como caminar, comer o, incluso, mientras se realiza una tarea rutinaria (Birtwell et al., 2019). Se trata de llevar una atención plena a cada momento, sin importar las circunstancias externas.
4. Proceso mental
Otra diferencia clave entre la meditación y el mindfulness radica en el proceso mental implicado en cada práctica. En la meditación, se busca entrenar la mente para enfocarse y desapegarse de los pensamientos y distracciones. Se trata de cultivar la capacidad de observar los pensamientos sin aferrarse a ellos ni dejarse llevar por ellos (Aguilar & Musso, 2008).
Por otro lado, el mindfulness implica observar el aquí y el ahora sin evaluarlo. Además, consiste en desarrollar una actitud de aceptación y curiosidad hacia la experiencia presente, permitiendo que los pensamientos y emociones fluyan sin apegarse a ellos o intentar cambiarlos.
5. Alcance de la práctica
La meditación y el mindfulness también difieren en el alcance de su práctica. La meditación abarca una amplia gama de técnicas y enfoques, que varían según las tradiciones y prácticas específicas. Puede haber diferentes tipos de meditación, como la meditación transcendental, la meditación vipassana o la meditación concentrativa. Cada enfoque tiene su propio conjunto de técnicas y objetivos.
Por otra parte, el mindfulness se ha popularizado como una forma específica de meditación que se centra en la atención plena en el momento presente. Es adoptado por programas de reducción del estrés y promoción del bienestar en contextos seculares, como el programa de reducción del estrés basado en mindfulness (MBSR, por sus siglas en inglés).
A través de un artículo publicado en la revista Journal of the American Academy of Nurse Practitioners, se resaltó que el MBSR es un enfoque efectivo, seguro e integrador para la reducción del estrés.
Conclusión
Aunque la meditación y el mindfulness comparten ciertas similitudes, como la búsqueda del bienestar mental, existen diferencias claras entre ambas prácticas. Estas distinciones incluyen el enfoque de atención, el objetivo subyacente, la aplicación en la vida cotidiana, el proceso mental involucrado y el alcance de la práctica.
La meditación se enfoca en calmar la mente y puede involucrar diferentes técnicas y enfoques, mientras que el mindfulness se centra en la atención plena en el momento presente sin juzgar. Ambas prácticas han demostrado ser beneficiosas y la elección entre ellas dependerá de las preferencias individuales y las metas personales.
Al comprender las diferencias entre ambas, podemos elegir la que mejor se adapte a nuestras necesidades y objetivos personales. Las dos son herramientas poderosas para encontrar la paz interior, la serenidad y mejorar nuestra calidad de vida en un mundo cada vez más acelerado y estresante.
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