Un grupo de cinco guardabosques, que recorrían el parque Bernardo O’ Higgins, a unos dos mil kilómetros al sureste de Santiago de Chile, alertaron de la misteriosa desaparición de un lago glaciar el 27 de mayo de 2007. Donde antes habían 10 hectáreas de agua, ahora había una cuenca vacía, con grietas profundas y los témpanos de hielo posados sobre las rocas del fondo. ¿Dónde estaban los 9.500 millones de litros de agua? ¿Qué había provocado su desaparición? ¿Un seísmo? ¿Una erupción volcánica subterránea? ¿Fue por culpa del calentamiento global?
Nada de eso. La Fundación NuestroMar llegó a preguntarse si los ovnis habían absorbido el agua del Fiordo Témpanos, en Magallanes pues, no en vano, como señaló en su día el sociólogo e investigador Rodrigo Fuenzalida, esta zona junto al Cajón del Maipo, San Clemente y el Valle del Elqui, atesoraban el 60% de los avistamientos del país.
Las marcas en el fondo del lago eran compatibles con un drenaje
Resultó, además, que las marcas aparecidas en el lodo eran compatibles con el que dejan las herramientas utilizadas en el drenaje. Pero, ¿qué clase de artefacto puede absorber una superficie de diez kilómetros de diámetro? Ni una nave nodriza tipo Independence Day tendría esa capacidad. ¿Nos hemos vuelto locos o qué?
Interpelado por la prensa, en aquel lejano año 2007, Fuenzalida puso el antecedente del Lago Colbún donde un objeto no identificado también drenó -presuntamente- parte del embalse. El asunto de Colbún llamó la atención, en tiempos recientes, de Myke Cole, un ex agente de inteligencia de los Estados Unidos reciclado a reportero de lo insólito para un programa de televisión del canal DMAX. Su curiosidad fue saciada en parte por un expediente ovni del Comité de Estudio de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA), un organismo oficial dependiente de la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile. Y viajaron hasta allí en busca de testigos.
El embalse de Colbún bajó el nivel de sus aguas tras un avistamiento ovni
El Lago Colbún es un embalse artificial ubicado en la Región del Maule (Chile), en la provincia de Linares. Se puso en servicio en 1985. Ocupa una superficie de unos 57 km² y alberga un volumen de agua cercano a 1,54 km3 y, como en el caso del Fiordo Témpanos, vio descender súbitamente su nivel de agua tras un avistamiento ovni que presenció el propio alcalde, Arturo de la Maza y otros treinta testigos de la región.
Desde mediados de los 90 los ufólogos chilenos empezaron a registrar en las proximidades del lago un gran número de avistamientos.
El alcalde de San Clemente, Juan Rojas, fue también testigo con su familia de un avistamiento de lo que calificó como “osni, objeto submarino no identificado” en el sector de El Colorado, próximo al lago. «Todos vimos un objeto luminoso salir del agua. Fue impresionante» reportó al diario La Tercera.
Eso decidió a Rojas a crear, en 2007, una ruta turística ufológica en la comuna, que incluye al Enladrillado, el lago Colbún y la laguna del Maule.
No es la primera vez que se relaciona el fenómeno ovni con la succión de agua. El 25 de diciembre de 1994 tuvo lugar un incidente parecido en Gosford, una localidad de apenas cuatro mil habitantes ubicada a 76 kilómetros al norte de Sidney, en Australia.
Muchas personas fueron testigos de la presencia de un objeto esférico metálico sobre el lago local con las primeras luces de ese día. El ovni disponía de varias esferas luminosas en su parte inferior que movían creaban un remolino en el agua. El líquido elemento empezó a elevarse hasta entrar en contacto con el misterioso objeto que parecía almacenarla.
¿Por qué un OVNI querría el agua?
En un preprint científico, pendiente de revisión por pares, Abi Loeb y Sean Kirkpatrick, sugirieron que sondas extraterrestres podrían utilizar el agua de los lagos y los océanos de la Tierra como combustible. Sin embargo, los estudios geológicos del lago Colbún indican otra cosa.
Al margen de la realidad de los avistamientos registrados en la región de Maule y, específicamente, en el lago Colbún, parece que el nivel de las aguas no es uniforme y, ocasionalmente, desciende de forma significativa. En junio de 2013, por ejemplo, se produjo una reducción de la superficie cubierta por agua de un 65%, lo que equivale a 40 metros de terreno en vertical, parecido a lo experimentado por el alcalde Arturo de la Maza.
Los acusados descensos del lago Colbún son causados por lo que se llama «remociones»
No fue a causa de los ovnis sino de una serie de deslizamientos en masa (llamadas técnicamente “remociones”) por culpa de la sobre hidratación del terreno y la pendiente que arrastró árboles y sedimentos a las partes bajas de los valles y causaron una profunda erosión a los campos adyacentes y un aporte considerable y sostenido de sedimento al lago.
El caso del lago glaciar es otra historia. De hecho, el Gobierno chileno no supo cómo reaccionar a tiempo y atinó a armar un equipo de expertos para investigar la desaparición de las aguas del Témpanos.
La expedición de la Armada de Chile y el Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECS) concluyó que el fenómeno no sólo afectó al mencionado lago sino a todo el sistema formado por los glaciares Témpano y Bernardo, en la zona de los fiordos templados -cerca de Campo de Hielo Sur, Región de Magallanes.
Descubrieron que el agua escurrió hacia el vecino glaciar Bernardo a través de un gigantesco agujero. Dado que tiene una altura menor que su par hizo fácil el vaciado, actuando como vaso comunicante. El “forado” fue consecuencia de los movimientos que registran los glaciares de la zona y que no son extraños a los científicos, pues son los mismos que provocan que parte del Témpanos se llene cada año.
Hay avistamientos en los lagos, efectivamente, pero parece claro que no tienen nada qué ver con el significativo descenso de las aguas de los pantanos.
https://www.espaciomisterio.com/ovnis-y-vida-extraterrestre/succionaron-ovnis-agua-dos-lagos-en-chile_58035
…Y sin embargo es cierto los ovnis necesitan del agua, habrá que averigüar porqué. Cuando la extraen de los tanques de los molinos y los dejan secos, no es producto de ninguna remoción. Quizás en no mucho tiempo se sepa; quien sabe.