En ocasiones la naturaleza misma decide revelar secretos fascinantes de nuestro pasado. Sucedió en 2019 en las cataratas Kalambo, cerca de la frontera de Zambia con Tanzania. Lo que los arqueólogos descubrieron allí desafía la comprensión convencional de nuestros antepasados y plantea interrogantes sobre su capacidad para la ingeniería a gran escala hace 476.000 años. Sí, casi medio millón de años atrás.
Un descubrimiento sorprendente
El Dr. Lawrence Barham, arqueólogo de la Universidad de Liverpool, y su colega Geoff Duller, geocronólogo de la Universidad de Aberystwyth, tuvieron un encuentro extraordinario con la historia cuando encontraron el extremo de un palo de excavación tallado que sobresalía de la orilla arenosa del río Kalambo. Este hallazgo casual abrió una puerta a un mundo antiguo previamente desconocido.
En un artículo publicado en la revista Nature, Barham y Duller informan que la estructura de madera desenterrada en la orilla del río Kalambo podría ser el ejemplo más antiguo conocido de construcción de madera. Utilizando una técnica de datación por luminiscencia recientemente desarrollada, determinaron que esta estructura, compuesta por un par de troncos entrelazados unidos por una muesca tallada, data de hace aproximadamente 476.000 años, mucho antes de que aparecieran los humanos modernos en escena.
Un cambio en la narrativa histórica
Este descubrimiento plantea una serie de interrogantes intrigantes. Hasta ahora, la arqueología convencional había sostenido que no había evidencias de que nuestros antepasados fueran capaces de llevar a cabo la ingeniería a gran escala necesaria para una civilización anterior a hace 13.000 años. Sin embargo, esta estructura de madera desafía esa creencia y sugiere que los antiguos humanos podrían haber sido menos nómadas y más hábiles en la construcción de lo que se pensaba anteriormente.
La hipótesis tradicional sostenía que los primeros homínidos eran nómadas y dependían de herramientas de fácil transporte, como lanzas y palos de excavación. Sin embargo, el hallazgo en Kalambo Falls indica que estos ancestros podrían haber sido capaces de construir estructuras independientes y alterar el entorno para satisfacer sus necesidades. Este cambio en la narrativa histórica está desafiando la percepción que tenemos de nuestros antepasados, quienes hasta ahora se habían representado como «hombres de las cavernas».
Annemieke Milks, arqueóloga de la Universidad de Reading, destaca que este hallazgo también proporciona una fecha sorprendentemente temprana de cuándo las personas comenzaron a alterar estructuralmente el planeta en su propio beneficio. Esto plantea preguntas intrigantes sobre cómo estos antiguos seres humanos se adaptaron a su entorno y qué implicaciones tiene esto para nuestra comprensión de la historia humana.
Una técnica de datación innovadora
El equipo de investigadores utilizó una técnica de datación por luminiscencia aplicada para determinar la antigüedad de los troncos de madera. Esta técnica se basa en la capacidad de ciertos minerales para absorber radiactividad ambiental cuando están enterrados y liberarla como luz cuando se exponen en un laboratorio. En este caso, se empleó el feldespato, que puede absorber mucha más radiactividad que el cuarzo, lo que permitió datar los troncos con una precisión sorprendente.
Los troncos, de un metro de largo, poseían marcas distintivas en su superficie que, probablemente, fueron hechas intencionalmente con herramientas de piedra. Su diseño entrelazado y con muescas sugiere que eran parte de una pasarela, tal vez un puente o los cimientos de una vivienda.
La estructura de madera evidencia que nuestros antepasados tenían capacidades más avanzadas de lo que se pensaba
Este descubrimiento en Kalambo Falls plantea importantes cuestionamientos sobre la historia de la humanidad. La estructura de madera de hace 476.000 años sugiere que nuestros antepasados podrían haber tenido capacidades más avanzadas de lo que se pensaba y podrían haber sido menos nómadas de lo que se creía anteriormente.
Este hallazgo es un recordatorio de que la historia humana sigue siendo un rompecabezas en constante evolución. A medida que los arqueólogos y científicos desarrollan nuevas técnicas de datación y hacen descubrimientos sorprendentes como este, nuestra comprensión de quiénes éramos y cómo llegamos a ser lo que somos sigue evolucionando. La arqueología nos muestra que, de vez en cuando, un hallazgo puede abrir una ventana al pasado y desafiar nuestras suposiciones más arraigadas sobre la historia de la humanidad. En este caso, una simple estructura de madera en una orilla remota del río Kalambo está haciendo exactamente eso.
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