Destino Final: cuando perder un vuelo significa salvar la vida

Tres pasajeros salvaron sus vidas al perderse un vuelo que terminó estrellándose este 9 de agosto en el municipio brasileño de Vinhedo, en el estado de São Paulo.

Destino Final: cuando perder un vuelo significa salvar la vida.

Adrien Assis, uno de los tres pasajeros que se salvaron milagrosamente por perderse el Vuelo 2283 de Voepass.

El aparato, de la aerolínea Voepass, cayó en vertical, girando sobre sí mismo, hasta estrellarse en una zona de vegetación dentro de una urbanización residencial, cerca de una vivienda.

Según informaron las autoridades brasileñas, no hubo supervivientes entre los 62 ocupantes del avión, entre ellos 58 pasajeros y cuatro tripulantes. Sin embargo, hubo quien sí salvó su vida al no abordar el vuelo por lo que entonces parecieron frustrantes circunstancias.

«Llegué aquí a las 9:40. LATAM estaba cerrado, pero me iba en Voa Express. Cuando llegué, esperé a ver si abrían. Normalmente, en el aeropuerto siempre hay alguien en el mostrador, pero no había nadie», contó en una entrevista Adrien Assis, uno de los tres pasajeros que se perdieron milagrosamente el avión.

Adrien subió a tomarse un café, pero no escuchó ninguna llamada por el altavoz que anunciara su vuelo y las pantallas del aeropuerto tampoco mostraban el horario de salida.

«Cuando bajé, ya eran las 10:30, había una cola enorme. Esperé hasta las 10:41, más o menos, y el empleado me dijo que no iba a subir porque tenía que estar una hora antes. En ese momento, discutí con él. Y eso fue todo, me salvó la vida», aseguró.

Poco después, se enteró de que el avión —un ATR-75-500— se había estrellado en Vinhedo y, conmovido, le agradeció con un abrazo al hombre que le prohibió abordar.

«Hizo su trabajo. Si no hubiera hecho su trabajo, quizás hoy no estaría dando esta entrevista», concluyó Adrien.

Destino final

Este evento ha generado que muchos internautas lo comparen con el argumento de la famosa película Destino Final (2000), donde por un cambio de último minuto, los protagonistas evitan un accidente trágico. Sin embargo, a diferencia de la ficción, en la realidad la muerte no persigue a las personas hasta conseguir su objetivo. Aquellos que se salvan pueden ver estos eventos, en cambio, como una señal para valorar cada día y vivir con mayor gratitud y propósito.

Y la historia de los accidentes aéreos y marítimos está repleta de casos por el estilo; eventos que nos recuerdan la fragilidad de la vida y cómo pequeñas decisiones o simples coincidencias pueden cambiar nuestro destino. A continuación citamos algunos pocos ejemplos.

El Vuelo 191 de American Airlines:

El 25 de mayo de 1979, el Vuelo 191 de American Airlines se estrelló poco después de despegar del Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago, matando a las 271 personas a bordo y dos más en tierra. Sin embargo, hubo algunos pasajeros que, por diversas razones, perdieron ese vuelo. Un hombre llamado Stan Serafin, que tenía una reserva para ese vuelo, decidió quedarse en Chicago un día más para resolver un asunto de negocios. Su decisión le salvó la vida.

El Naufragio del Titanic:

El Titanic es uno de los naufragios más famosos de la historia. La noche del 14 de abril de 1912, el «insumergible» barco chocó con un iceberg y se hundió en las frías aguas del Atlántico Norte, llevándose consigo la vida de más de 1.500 personas. Pero algunas, por diferentes circunstancias, no abordaron el Titanic. Uno de ellos fue Milton S. Hershey, el fundador de la empresa de chocolates Hershey’s, quien canceló su viaje de última hora debido a compromisos en su negocio. Esta decisión le salvó la vida.

Tan solo cuatro meses antes del trágico viaje, Milton Hershey emitió un cheque de depósito de $300 a la White Star Line para comprar boletos de primera clase en el Titanic. El cheque, una pieza de la historia, se encuentra ahora en los Archivos Comunitarios de Hershey.

El Vuelo 11 de American Airlines:

En los trágicos ataques del 11 de septiembre de 2001, el Vuelo 11 de American Airlines fue secuestrado y estrellado contra la Torre Norte del World Trade Center. La historia de Seth MacFarlane, creador de la serie animada Family Guy, es un ejemplo de cómo perder un vuelo puede salvar una vida. MacFarlane tenía un pasaje, pero debido a un error en la hora de su itinerario, llegó tarde al aeropuerto y perdió el avión. Esa simple confusión le permitió vivir.

Conclusión

Estos relatos nos muestran que, aunque perder un vuelo o un barco puede ser una experiencia frustrante y estresante, en ocasiones, es una bendición disfrazada. Las historias de aquellos que se salvaron por un simple cambio de planes son un recordatorio del valor de la vida y de cómo, a veces, el destino juega un papel inesperado en nuestras vidas.

Por MysteryPlanet.com.ar.

Destino Final: cuando perder un vuelo significa salvar la vida

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.