¿Alguna vez tuviste una coincidencia extraordinaria y expresaste «esto no puede ser solo casualidad»? Pensar en una persona y recibir un mensaje de ella, o soñar con algo que después aconteció; así le ocurrió a Carl Jung, quien propuso una teoría de la sincronicidad para explicar estos fenómenos.
Este concepto se refiere a esas coincidencias de eventos relacionados entre sí, pero de forma no causal. Las mismas son significativas porque resultan del deseo de la persona y cobran sentido para ella. Ahondemos en el tema.
¿Qué es la teoría de sincronicidad de Jung?
Las ciencias occidentales dejan de lado los acontecimientos únicos, raros o difíciles de explicar y buscan las causas de otros fenómenos que estudian. Sin embargo, a Carl Jung le llamaron la atención las coincidencias cuyas causas no se pueden demostrar y que no eran objeto de los científicos.
Jung fue un médico psiquiatra y psicólogo que acuñó muchos conceptos a lo largo de su vida. Dentro de ellos, la sincronicidad junguiana es «la coincidencia temporal de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí por causalidad, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante».
La sincronicidad es la simultaneidad de dos acontecimientos relacionados de manera significativa, pero acausal. Es la manifestación de una coincidencia significativa en el tiempo.
Pero, ¿qué significa? En palabras más simples, se trata de hechos vinculados que parecen no tener una causa. Es decir, coincidencias o conexiones entre sucesos que parecen improbables y que no están relacionados en su origen. Por ejemplo, cuando piensas en una persona y, en ese instante, te envía un mensaje, no existe una relación causal entre ambos eventos.
En este sentido, se oponen a la causalidad, que implica conocer el origen de los sucesos. A diferencia del lazo entre causa y efecto, en este tipo de sincronías significativas, están vinculadas la simultaneidad y el significado. En definitiva, no es posible explicar por qué los fenómenos ocurren, sino solo saber que están ligados mediante su significación y el momento en que pasan.
Formas de la sincronicidad
En uno de los libros de Carl Jung se diferencia ese término del de sincronismo. Este último es «la mera simultaneidad de dos acontecimientos». Mientras tanto, como vimos, la sincronicidad es una sucesión simultánea de dos hechos que no están relacionados de manera causal. A su vez, puede adoptar tres formas:
- Coincidencia de un contenido psíquico con un evento que ocurre en simultáneo: por ejemplo, pensar en alguien y encontrarlo en ese mismo momento.
- Coincidencia de un sueño o visión que es un reflejo más o menos fiel de un acontecimiento: y que el mismo ocurrió más o menos simultáneamente, pero a distancia. Por ejemplo, soñar con algo y que ello ocurra casi al mismo tiempo que el sueño, pero en otro lugar.
- Lo mismo que lo anterior, pero el acontecimiento percibido ocurre en el futuro: y está representado en el presente por «un fantasma». Por ejemplo, tener un pensamiento o un deseo de algo y que luego suceda en el futuro.
Según el significado de la sincronicidad junguiana, los eventos quedarían divididos en dos tipos de conexiones: conexión objetiva y causal, y la subjetiva. En consecuencia, los fenómenos físicos influyen en los fenómenos psíquicos y viceversa, por lo que cada persona sería artífice de su historia y también de los demás.
Relación con los arquetipos
Muchas veces, la sincronicidad está relacionada con estados afectivos o con arquetipos. Estos son patrones de conducta cargados de energía. En los estados afectivos irrumpen o se manifiestan contenidos reprimidos o inconscientes.
Entonces, las coincidencias significativas tendrían una relación directa con un arquetipo y todo estado emocional produciría una modificación de la conciencia. Quiere decir que estos acontecimientos no son producto del azar, sino del deseo de las personas, de su trazado de metas y su trabajo para conseguirlas, como sugieren en un artículo publicado en la Revista Temas.
Partiendo de ello, lo consciente y estos sucesos pueden estar influenciados por impulsos o contenido inconsciente o instintivo. Y estos hechos cotidianos que se relacionan o que consideramos como coincidencias extrañas están conectados gracias a la energía propia de los arquetipos.
Ejemplos de sincronicidad junguiana
Carl Jung brinda algunos ejemplos de su experiencia propia para explicar la teoría de sincronicidad. En todos los casos, parece existir un saber preexistente que no tiene una explicación causal. No obstante, el psicólogo destaca que, hasta en los sucesos curiosos, se dan ciertas regularidades.
En la vida diaria, es posible que en los momentos de tensión emocional o de crisis notes que ocurren desgracias, como que un artefacto se rompe. De hecho, esto le ocurría a uno de los colaboradores del psicólogo, Wolfgang Pauli. Te comentamos otros casos expuestos en los textos de Jung:
- Uno de sus ejemplos es el de encontrar que un boleto de tren lleva el mismo número de una entrada de teatro que compra inmediatamente después.
- Un conocido vio en sus sueños la muerte de un amigo que estaba en otro continente. A la mañana siguiente, le informan que este amigo falleció. La hora de la muerte se produjo por lo menos una antes de su sueño.
- En una ocasión, fue a una cena en la que sirvieron pescado y recordó que, durante la mañana, había escrito una frase sobre los peces. A su vez, un paciente a quien no veía desde hacía meses le mostró cuadros de peces que pintó durante ese tiempo.
- Un paciente soñó que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras contaba eso, Jung sintió un ruido detrás de sí, en donde había una ventana. Luego, notó que un escarabajo había chocado contra ella y la abrió para atraparlo en vuelo. Así, fue una perfecta analogía del escarabajo de oro del sueño.
- Luego de la muerte del familiar de una mujer, se reunieron un gran número de pájaros delante de las ventanas de la cámara mortuoria. Al tiempo, su esposo se desplomó en la calle y ella ya estaba angustiada porque, cuando él se había ido, una bandada de pájaros bajó desde el techo. Entonces, ella temió lo peor. Para Jung, es posible que lo inconsciente de la mujer presintiese ya el peligro.
Su papel en la vida diaria
Jung indica que no cualquier acontecimiento con una causa desconocida debe llamarse «acausal». En efecto, solo se puede concebir así cuando la causa ni siquiera es concebible. Las coincidencias significativas que suceden en las distintas etapas de la vida no pueden considerarse como puro azar, sino como ordenamientos significativos.
Pero, para que ocurra este fenómeno, se necesita una invocación energética a través del deseo, el trabajo y los pensamientos de la persona. La realidad es que no podemos controlarlo, pero sí lo podemos invocar mediante el trazado de una meta y el trabajo para llegar a ella. También, funciona estar alerta para notar estos acontecimientos.
De manera consciente, es posible construir nuestras posibilidades y realidades. Así, cuando los elementos se sincronizan y toman un sentido, obtenemos un mejor panorama de la naturaleza espiritual. A su vez, experimentar este fenómeno se asocia con encontrar un estado de trascendencia.
Las coincidencias ocurren, aunque no las notemos
Intentar ser más receptivos, estar atentos al entorno e invocar ciertos objetivos ayuda a experimentar más de estos acontecimientos que se relacionan entre sí, pero sin una causa aparente. Estos fenómenos ocurren todos los días, aunque a veces no los notamos.
Su reconocimiento resulta útil para entender cómo se presentan distintos eventos significativos de la vida en momentos críticos. Además, para encontrar relaciones entre lo que sucede y no se entiende con claridad. A pesar de que es una tesis difícil de probar, la creencia sobre estas energías que conectan lo objetivo con lo psíquico moviliza a millones de personas a diario. ¿Has notado alguna en tu cotidianidad?
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