Sigmund Freud ha sido durante mucho tiempo malinterpretado, especialmente en relación con sus teorías sobre la sexualidad, según un nuevo estudio crítico.En la nueva edición de la obra seminal de Freud, La interpretación de los sueños, Mark Solms, revela que el concepto de «sexualidad» de Freud era mucho más amplio de lo que se entendía comúnmente. Para Freud, cualquier actividad realizada puramente por placer, sin un propósito práctico, entraba bajo el término «sexualidad». Esto incluía acciones tan inocuas como un bebé chupando un chupete o un niño jugando con un balón de fútbol. Estas actividades se consideraban «sexuales» no porque estuvieran relacionadas con el erotismo, sino porque eran fuentes de puro disfrute. El principio de placer es lo esencial.
El malentendido de las teorías de Freud se debe en parte a errores de traducción. La versión en inglés de la obra de Freud, producida por James Strachey en las décadas de 1950 y 1960, contribuyó inadvertidamente a esta confusión. Solms, quien domina el alemán y creció en una región donde aún se habla una forma más antigua del idioma, identificó varios errores de traducción que desvirtuaban el significado original de Freud. Al corregir estos errores y agregar ensayos, conferencias y escritos que anteriormente se omitieron, Solms busca aclarar las intenciones de Freud.
Solms avanza la teoría de que Freud no era un pensador que buscaba desafiar las normas sociales. De hecho, era bastante conservador en su visión del mundo. Sin embargo, su trabajo fue malinterpretado por el movimiento surrealista, que buscó utilizar las teorías de Freud para justificar su arte radical. Artistas como Salvador Dalí y René Magritte fueron fuertemente influenciados por las ideas de Freud, pero las malinterpretaron. Mientras estos artistas crearon obras provocativas que exploraban la mente inconsciente, las intenciones de Freud estaban más alineadas con restaurar el orden que con promover la anarquía o la liberación sexual.
Este lado conservador de Freud se evidencia aún más en su relación con los surrealistas. Aunque se inspiraron en su trabajo, Freud mismo tenía poco interés en sus inclinaciones revolucionarias. Por ejemplo, una vez describió a Dalí como un fanático, lo que subraya su desconexión con el movimiento artístico radical que lo reclamaba como figura principal.
El lanzamiento de la edición revisada de la obra de Freud por parte de Solms coincide con el 50º aniversario del último segmento de las publicaciones de Freud. La Sociedad Psicoanalítica Británica encargó esta actualización integral, que se presentará en el Museo Freud de Londres, seguida de una conferencia especial en el University College London.
Las teorías de Freud sobre los sueños, en particular, han sido objeto de mucho debate. Originalmente propuso que los sueños cumplen la función de mantenernos dormidos al satisfacer nuestros deseos de manera alucinatoria. Descubrimientos posteriores sobre el sueño REM desafiaron esta idea, sugiriendo que los sueños son simplemente el resultado de la activación del tronco cerebral. Sin embargo, investigaciones más recientes han demostrado que los sueños ocurren tanto en estados REM como no REM, dejando espacio para las ideas de Freud en las discusiones modernas sobre la naturaleza de los sueños.
El nuevo análisis de la obra de Freud subraya cómo sus ideas han sido malinterpretadas y simplificadas en exceso con el tiempo, especialmente en lo que respecta a sus opiniones sobre la sexualidad y la interpretación de los sueños. Lejos de estar obsesionado con el sexo, la amplia definición de «sexualidad» de Freud abarcaba todas las formas de placer, un matiz que se perdió en la traducción y fue malinterpretado por pensadores y artistas posteriores.
Evidentemente, las ideas de Solms, aunque basada en un aparato crítico sólido, no dejan de ser controvertidas. Freud prueba como todo gran auto, que pueda albergar múltiples interpretaciones.
Imagen de portada: Giddy
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