«Materia que respira luz»: ¿filosofía cuántica para una nueva era de la humanidad?

Es posible que ningún “hallazgo” científico reciente haya modificado tanto la noción que tenemos de realidad como todo aquello que agrupamos en la categoría de “física cuántica”. Al menos eso sostiene Juan Arnau en Materia que respira luz, obra a la que dio el sugerente subtítulo de “Ensayo de filosofía cuántica” porque, aun siendo él astrofísico de formación, en este caso aborda dicha revolución científica en relación con los efectos que ha tenido o podría tener para nuestra concepción de lo real, lo material y otras ideas afines.

Eso sostiene Juan Arnau pero también añade: las teorías de la física cuántica han trastocado nuestra idea de realidad pero todavía no nos hemos dado cuenta de ello. O al menos no a gran escala. Si bien algunas cuantas personas –desde los científicos involucrados los orígenes de la revolución cuántica, hasta pensadores de otros campos que han tomado esos avances para proponer otro tipo de reflexiones– han comenzado a exponer las implicaciones que el modelo cuántico podría tener para nuestra manera de aproximarnos a lo que llamamos la realidad física y la realidad en general, las ideas heredadas de científicos y filósofos como Isaac Newton o René Descartes persisten, particularmente aquellas orientadas a considerar la realidad, la materia o la luz como fenómenos fijos, estables, determinados y en cierta forma “seguros”, cuando, por otro lado, los comportamientos de las partículas subatómicas parecen mostrar lo contrario: que eso que llamamos realidad es inestable, caótica, regida –si acaso– sólo por hábitos, probabilidades e incertidumbre.

Y por si esto no fuera suficiente, de las observaciones del comportamiento de la materia y la luz a nivel cuántico se colige un principio que al parecer forma parte de la estructura misma del universo y que, en buena medida, contradice el núcleo de la concepción humana de la realidad, a saber, que ésta existe sólo cuando es observada.

Dicho al margen, esa es precisamente la razón por la cual la idea de “descubrimiento” o “hallazgo” científico parece que es mejor entrecomillarla, pues si la realidad existe sólo hasta que es observada, entonces esos fenómenos que consideramos descubrimientos son, por decirlo así, la respuesta “a modo” que la realidad ofrece a las preguntas que le planteamos. Arnau lo explica de esta manera sumamente elocuente:

Dios no sólo juega a los dados, sino que es un jugador exquisito. Cuando tratamos de entender a Dios (o a la naturaleza) y le formulamos nuestras preguntas, se comporta de manera sumamente cordial. Asiente a todo lo que decimos y cuando lo negamos también nos da la razón. De hecho, si así lo queremos, incluso puede dejar de existir para complacernos.

Con un estilo didáctico y al mismo tiempo literariamente sólido, Arnau cuenta así esta historia en la que también hay desavenencias, amistades, rivalidades, proezas parcialmente solitarias y esfuerzos colectivos que llevaron a levantar este peculiar castillo visible e invisible de principios, hipótesis y postulados que en varios casos se han comprobado experimentalmente en los últimos cincuenta años.

Pero, como decíamos, este no es un ensayo que podría inscribirse en la historia de la ciencia; a decir del propio Arnau (o de sus editores), Materia que respira luz es un ensayo de “filosofía cuántica”. ¿A qué se refiere el autor con esta expresión? Por supuesto considerando que esta es una pregunta abierta, sin respuesta única, una posible que podría elaborarse toca a la manera en que pensamos la realidad al menos desde hace 500 años, una forma de pensamiento nacida en Europa y que se volvió hegemónico mediante un proceso social y cultural complejo. Curiosamente, a nivel filosófico, algunos de los postulados más revolucionarios de la física cuántica al respecto de la constitución de la realidad parecen por momentos evocaciones de ideas que ya se encuentran en la India de los Vedas, en el budismo o en el pensamiento de Heráclito y de Pitágoras.

¿Podemos vivir en un mundo indeterminado, en el que aceptemos que “la realidad” es más bien la construcción subjetiva que nos hacemos de un fenómeno que observamos? ¿Un mundo en el que la materia no es una cosa inerte e inmóvil, sino que, en cierto modo, su interior bulle en vida y vibración? ¿Un mundo en donde no existen estrictamente “entidades” separadas unas de otras, no hay objetos separados de los sujetos que los crean, sino que todos participamos de un mismo flujo continuo, ininterrumpido, en donde todo se está afectando todo el tiempo?

La inquietante propuesta de Materia que respira luz es que ya vivimos en ese mundo, sólo que humanamente todavía estamos en proceso de entenderlo o acaso simplemente aceptarlo.


Materia que respira luz. Ensayo de filosofía cuántica, fue publicado originalmente por Galaxia Gutenberg en noviembre de 2023.

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