SAN ANTÓN UN SANTO MUY PARTICULAR

Una colaboración de JULIO CRUZ GARCIA

SOBRE  LA VERDADERA IDENTIDAD DE SAN ANTÓN
Cuando celebramos nuestras tradiciones, muchas veces nos desentendemos del origen de las mismas o damos por hecho que lo conocemos. En algunos casos, puede que sea así, pero son bastantes más las ocasiones en las que no tenemos la información suficiente  para interpretar y comprender cuales son las verdaderas raíces que conforma el cuerpo de nuestro más profundo patrimonio cultural.
En el caso de las tradiciones relacionadas con San Antonio Abad, tal vez convenga empezar por perfilar la identidad del santo, porque puede que al hacerlo empiecen a producirse las primeras sorpresas.
Es posible que la familiar imagen de un fraile con su aureola de santa mendicidad tengamos que cambiarla por la del rico heredero de unos terratenientes egipcios, que llegó a ser Obispo de Constantinopla.
Cuando hablamos de San Antonio Abad (Abad» significa » Padre») debemos comprender que no estamos ante un humilde siervo de la incipiente iglesia cristiana, sino de un fundador de conventos, ideólogo,  predicador y luchador incansable contra al herejía arriana, que pudo permitirse llevar una vida contemplativa de reflexión y formación religiosa de gran incidencia en su tiempo y que tuvo discípulos de tal entidad y prestigio social, que llegaron a ocupar altos cargos en la Iglesia.
Si repasando su iconografía interpretamos el cerdo como el símbolo de Satanás, tal y como era entendido en la Edad Media, y lo asociamos a los episodios en los que el Prócer tuvo que vencer sus tentaciones en el desierto, es posible que nuestro San Antón rural y «de toda la vida»  empiece a parecernos un extraño; aunque seguramente puede que ese sea el momento en el que empecemos a conocerlo realmente.

                                                                                                            VIDA DE SAN ANTONIO ABAD

San Antonio Abad nació hacia el año 250 en el seno de una poderosa familia de campesinos egipcios, en un pueblo llamado Queman (la actual Quaeman-el-Arous)  cerca de la ciudad de Heracleópolis. Según cuenta la leyenda, abandono parte de sus riquezas  y se dedicó a la vida espiritual retirada.
Durante el siglo I en Oriente Medio se desarrollan corrientes filosóficas ascéticas y místicas que contaban con gran número de seguidores como San Juan y que el mismo Jesús asumirá a través de la figura simbólica del bautismo en el Jordán. Aunque entran en conflicto con las tradiciones rabínicas del momento, adquieren gran importancia en la región, que llegará a constituirse en núcleo ideológico de lo que luego será el movimiento monacal cristiano durante en el siglo III.
Antonio nació y vivió rodeado de esas tendencias ideológicas. A los  18 años, al quedar huérfano decidió integrarse en ellas. Legó parte de su herencia a familiares para que se hicieran cargo del cuidado de su hermana y se unió a un grupo de ascetas que vivían en régimen de apostolado en las afueras de su ciudad.
Es su fase de iniciación sufrió muchas tentaciones, que combatía a base de ayuno y oración. Sin embargo, la convivencia con otras personas le dificultaba su perfeccionamiento espiritual,  por lo que decidió  trasladarse al desierto, donde encontró una cueva en la que vivir en soledad. Pedro, un anciano ermitaño será su maestro en  esa forma de vida.
A los treinta y cinco años viajó hasta Luxor (Tebas) instalándose en las ruinas de un cementerio, tratando de demostrar a los hombres el sentido ridículo de las supersticiones sobre la muerte, ya que sobre ella habría de triunfar la resurrección.   En las montañas de Pispir, cerca del Nilo  (Egipto Medio), cerca del Mar Rojo se instaló en una fortaleza abandonada en medio del desierto pero bien provista de agua, encargando que le llevaran la comida dos veces al año y se la arrojaran por encima del muro para no romper su aislamiento. Sobrevivir a las numerosas serpientes que se alojaban entre aquellos muros contribuyó a su leyenda de dominador de los animales.
En el desierto de la Tebaida fundó los monasterios  de Pispir y Arsínoe llevando a cabo una importante tarea de evangelización que le reportó muchos seguidores y discípulos. Cuando éstos pudieron hacerse cargo de las fundaciones, Antonio volvió a la vida contemplativa.
En aquellos días, Alejandro Arrio( 256-336)  sacerdote de Alejandría y más tarde obispo libio, siguiendo la doctrina de Pablo de Samosata y sus propias tendencias neoplatónicas  había planteado la teoría de que Jesús, aunque era hijo de Dios, al haber sido creado no existió siempre, por lo que no tenía naturaleza divina. Afirmaba que era solo un hombre santo, pero nunca comparable en su naturaleza al Padre. Esta tesis fue debatida y rechazada en el Concilio de Nicea en el año 325, declarando a Jesús «Hijo de Dios y de la misma naturaleza que el Padre». Arrio fue excomulgado.
San Antonio Abad combatió con todas sus fuerzas a los seguidores de la herejía de Arrio (arrianos),  acogiendo a sus detractores en el monasterio de Deir-el-Arab. En el año 355 irá a Alejandría para pedir la ayuda de su discípulo Anastasio para luchar contra esta nueva corriente de los primeros tiempos de la iglesia cristiana.
Murió en el año 356, contando con más de cien años de edad. Sus restos fueron trasladados a Alejandría y después a Constantinopla para viajar finalmente a Vienne (Francia). Es típico ver la representación de San Antonio con una cruz en forma de T (Tau) una campanita , un cerdo y a veces un libro. Un libro, en manos de los que muchos autores han calificado de campesino analfabeto.
San Antonio Abad puede que sea el más desconocido de nuestros santos familiares. Aparece como figura relevante en el canon de la liturgia copta, armenia y bizantina.

                                                                    EL CERDO COMO SÍMBOLO DEL DEMONIO Y OTROS SIGNOS PAGANOS

Ya hemos visto como San Antonio Abad fue uno de los principales ideólogos de la iglesia primitiva, tomando parte activa en la lucha contra movimientos que fueron considerados heréticos, como el arrianismo. Entre los símbolos que acompañan la iconografía de su imagen  vemos que aparece un libro, un báculo, una campanilla y un cerdo.
Muchos investigadores han querido transmitir la imagen de un San Antón analfabeto, hijo de campesinos para facilitar la identificación popular con la idiosincrasia del santo. Sin embargo, desde las representaciones más antiguas siempre aparece con un libro entre las manos, indicando el carácter sabio del que fuera considerado «Padre espiritual» (significado de la palabra «Abad») de una de las principales corrientes monacales cristianas.
Uno de los atributos milagrosos que se relacionan con San Antonio Abad es el de dominador y protector de los animales. Junto a su lucha contra las tentaciones que el demonio le hiciera en el desierto son, a nivel popular,  sus características principales.
Su vida en el desierto sobreviviendo a serpientes, escorpiones y todo tipo de animales peligrosos de ese entorno le dieron esa fama. Se cuenta también como ayudó a una jabalina a curar los ojos de sus jabatillos ciegos. Cuando estos pudieron ver, en vez de marcharse, la madre agradecida permaneció  junto a él, protegiéndolo de las alimañas durante toda la vida.
Este tipo de historias de animales que comparten experiencias y espacio en el desierto era frecuente en la narrativa del mundo egipcio y greco-romano. Un ejemplo es la historia de Androcles y el león (Esopo). Sin embargo, en el caso de San Antonio, además de un posible recurso literario para exaltar su biografía, la asociación con el cerdo puede estar también estrechamente relacionada con la idea que de este animal se tenía en mundo antiguo.
El cerdo era considerado un ser impuro, relacionado con la suciedad y el pecado. Animal tabú en muchas religiones, era asociado a la imagen del demonio. Satanás muchas veces adoptaba la forma de cerdo negro o jabalí, lanceado, derrotado  y sometido por las obras de los hombres justos. Con tales connotaciones es puesto a los pies del Santo, recordando los episodios de las tentaciones a las que se viera sometido en el desierto. En la teología cristiana, colocar animales a los pies de las figuras venía a significar que habían conseguido la perfección y la bienaventuranza al dominar las fuerzas de la naturaleza y la materia. Tal es el ejemplo que vemos en la Virgen María, aplastando con su pie la cabeza de la serpiente.
Hacía el siglo XII y debido a este tipo de manifestaciones, el cerdo se consideraba un animal relacionado con San Antón. Por otra parte, existía la costumbre en la Edad Media de tener animales mantenidos por toda la comunidad, para servir de sustento solidario a hospitales y gentes pobres de la villa. Cerdos, cabras, gallinas etc. eran marcados y dejados en libertad para que vagaran por todo el pueblo y fueran alimentados por sus habitantes. Los frailes antonianos colgaban de su cuellos unas campanillas para distinguirlos. Una vez cebados,  eran sacrificados y sus productos repartidos entre las gentes más desafortunadas. Estos animales fueron puestos bajo la advocación de San Antonio para que los protegiera.
También era costumbre encender hogueras en puertas de casas y granjas para espantar a los espíritus que pretendían dañar a los animales domésticos. Seguramente de este sincronismo de Cerdo-Demonio, animales comunitarios y hogueras paganas se forjaron las tradiciones de San Antonio Abad en Andalucía.

San Antonio Abad con el báculo en forma de «T» (Tau), campanilla y libro. Detalle del jabalí que aparece a sus pies. (Imagen del s.XII)
D

TRADICIONES EN ANDALUCÍA

Siguiendo las tradiciones arraigadas en occidente, y como fruto del sincretismo antes descrito, en Jaén se celebran las famosas «Lumbres de San Antón». En ellas podemos reconocer los ancestrales ritos paganos de las hogueras que ahuyentaban los malos espíritus del ganado y de los animales domésticos, evitándoles enfermedades y plagas. También adquirió importancia el carácter triunfante sobre la herejía que caracterizaba la identidad de San Antonio, en una tierra cuyas fronteras estaban siendo permanentemente acosadas por los infieles musulmanes.
Según narran las crónicas, los ballesteros de la capital, encargados de la defensa de la misma contra los ataques árabes, ya tenían una capilla dedicada a San Antón en la catedral. En ella homenajeaban a su patrón con cuatro antorchas que permanecían ardiendo en el altar la víspera de su onomástica y durante todo el día siguiente.
La festividad de San Antonio Abad llegaría a Jaén hacia el siglo XIII, seguramente con los nuevos habitantes que vinieron durante el periodo de la repoblación castellana, influenciados estos por la devoción que se le profesaba al santo en Francia y Centro Europa.
En el siglo XV, el regidor de la ciudad y valido de Enrique IV, el Condestable de Castilla Miguel Lucas de Iranzo propició el auge de estas fiestas religiosas, que terminaron consolidándose en el siglo XIX por el impulso de los ganaderos.

 Como en otros lugares de Andalucía y de la Europa medieval, era costumbre en muchos lugares quemar los restos de las podas que habían quedado después de finalizar las tareas agrícolas del invierno. En Jaén se hacían fuegos rituales con el “ramón” de olivo y los enseres viejos que habían quedado inservibles para la faena. Los capazos impregnados de aceite eran material ideal para la combustión, lo mismo que la ropa o los muebles viejos.
Las hogueras se encendían al atardecer y en torno a ella se congregaban los vecinos formando corros en los que se bailaba y se entonaban cancioncillas en tono burlesco y no exentas de ciertas picardías eróticas. Son los llamados “melenchones”, sin duda una de las señas de identidad más importantes de la provincia de Jaén. Lola Torre se ha preocupado de rescatar del olvido muchos de ellos, que han sido publicados en
Según esta autora, “mocicos y mocicas» cogidos de la mano, rodeaban la lumbre. Durante la primera parte de la copla un muchacho o una muchacha se quedan dentro del círculo. Durante el estribillo, elige pareja y juntos danzan mientras el resto los contemplan acompañándolos con música y palmas. Vicente Oya, cronista de la ciudad también se hace eco de estas costumbres populares.
En lo alto de la hoguera se coloca un muñeco hecho con ropa vieja, relleno de paja y serrín, como si fuera un espantapájaros. En su cabeza, pies y manos se han colocado petardos que estallan cuando llega el fuego hasta ellos. Una vez más y como ocurriera con la leyenda del famoso Lagarto de la Malena, muchos estudiosos del tema han querido ver en este acto una forma de expresar la derrota del Maligno por las fuerzas del bien, representadas en el fuego y la pólvora. No olvidemos que la hoguera era una forma legal de ejecución y que fue utilizada muy especialmente por tribunales eclésiásticos como la Santa Inquisición contra los herejes.

Nos cuenta Miguel Ángel Narváez, un amigo de Jaén, preocupado por las tradiciones y todo lo relacionado con la Cultura de su tierra, que era costumbre de la gente echar en las hogueras muebles (principalmente sillas de anea) para evitar que enfermara su ganado. «La gente joven  -nos cuenta- se encargaba de hacer las lumbres y buscar lo que se quemaba en ellas. Aunque competían por hacer cada barrio la más grande, nunca hubo altercados  por que nadie quitara nada a otros». Añade: «La falta de apoyo por parte de las autoridades y la actual estructura de los barrios ha hecho que muchas hogueras no se puedan hacer y la tradición no sea lo que era en otro tiempo».

Como en todo acto de reafirmación social, el grupo participa de comidas comunitarias. En Jaén es típico en estas fechas compartir las típicas «rosetas» ( palomitas de maíz) y la calabaza asada, así como una importante variedad de productos elaborados de cerdo y hechos durante la «matanza».  La «calabaza batatera» o el «carruécano» son de los platos más representativos.

OTRAS TRADICIONES DE LA PROVINCIA
Adentrándose en la provincia, entre las tradiciones mejor conservadas, destaca la del municipio de Arquillos, en la comarca de El Condado. Los vecinos, de manos del alcalde, cada 16 de enero, «renuevan el voto» ante el patrón san Antón, que no es más que la promesa de guardar ayuno y abstinencia para agradecerle su milagrosa intercesión en la epidemia de cólera del año 1885. En esta festividad, cobra protagonismo la figura de el pelotero, interpretado por alguien que tiene alguna promesa que cumplir y que simboliza al diablo. Ataviado con una vestimenta burlesca, fustiga a los participantes con un látigo en cuya punta suspende una alpargata vieja, recordando las tentaciones a las que se vio sometido san Antón en el desierto. Al final, todos los vecinos degustan los sabrosos «pericones de San Antón», deliciosos roscos de harina y huevo.

Otro pueblo que destaca por su celebración es Quesada, en plena Sierra de Cazorla, en donde las hogueras son avivadas por los vecinos para que perduren hasta el día 20, festividad del patrón de la localidad, san Sebastián. Pero sin duda, los más osados son los municipios de Bedmar y Arjonilla, cuyos vecinos saltan sobre las ascuas de las hogueras encendidas con ramas de olivo.

LAS «TIRADAS»  Y LAS «CANDELAS» DE TRIGUEROS (Huelva)

San Antonio Abad es el patrón del pueblo de Trigueros (Huelva) con una población de 8.000 habitantes. En su honor se celebran una de las fiePanorámica del pueblo de Trigueros (Huelva)stas mas singulares de toda la provincia. Aunque los festejos tienen lugar en días concretos, a partir del 9 de Enero se viven las vísperas con repiques de campanas, hogueras y el paseo por sus calles de los cuatro cerdos que se rifarán el último día.

Tienen lugar el último fin de semana de Enero (sábado, domingo y lunes). Se inician con las tradicionalesCartel de las Fiestas de San Antón 2007 de Trigueros (Huelva) “candelas” el día 16 que iluminan la noche dándole un aspecto sobrecogedor por lo que tienen de espectacular. El sábado comienzan oficialmente con el traslado del santo desde su ermita, en la que permanece todo el año, hasta la Iglesia de San Antonio Abad. Desde allí sale en procesión el domingo, tras producirse la “entrega” ritual de la imagen al pueblo por parte del Alcalde. Tiene lugar una misa solemne en la que se realiza la bendición a los animales. Los niños de Trigueros acuden contentos con sus animalitos para que estos reciban la gracia del santo.  Una vez realizado este acto, las autoridades inician la procesión.

Durante el recorrido, es la multitud la que organiza y conduce la trayectoria de la imagen sin que intervengan ni hermandades, ni autoridades.  El santo permanece más de treinta horas recorriendo las calles del pueblo y visitando las casas que quieran recibirlo. En este itinerario tiene como característica singular que también se detiene en el Cementerio de la villa.

Durante la procesión se producen las celebres “tiradas” que consisten en arrojar desde los balcones panes, embutidos, objetos de valor junto a las tradicionales “roscas”Imagen de San Antonio Abad de Trigueros (Huelva) que son recogidas por los que asisten desde la calle a la fiesta. El vino también es repartido de forma generosa entre los participantes. Además, todas las casas exhiben en sus puertas abiertas con mesas repletas de comida para todo aquel que quiera degustarlas. Es una forma de imitar el ejemplo de generosidad de su Patrón.Vista áerea de la iglesia de San Antonio Abad (Trigueros - Huelva) 

Cabe resaltar la anécdota de que San Antonio de Trigueros el único santo conocido afiliado a un sindicato.

 Según se recuerda, durante la II República, parece ser que en el año 1929  se consideró el hecho de que el Patriarca decidiera repartir sus tierras entre los pobres, actuación que  estaba en la línea política de la U.G.T., por lo que esta decidió hacerle un carné en el que figuraba: “Nombre: Antonio Abad /  Profesión: Santo” .

Exhibiendo este documento, unas veces en la mano y otras en el bolsillo, nunca tuvo problemas a la hora de celebrar sus procesiones.

Foto de la procesión de San Antonio Abad en 1.935 en Trigueros (Huelva)  Foto de la procesión de San Antonio Abad en 1.936 en Trigueros (Huelva)

Festividad de San Antonio Abad en Almería: «LOS SANANTONES».

Son muchos los pueblos de la provincia de Almería que celebran el día de San Antón, dándole su personal sello de identidad según las localidades en las que se celebran.
Una de las manifestaciones más conocidas puede que tenga lugar en Nijar en el  llamado «Día de los Chisperos». Se remonta a tiempos de las revueltas moriscas. Los Chisperos son cañas que se rellenan con pólvora y se lían con hilos muy finos. Al encenderse, giran sobre sí mismas y se dirigen a la gente que está cerca,  siguiéndo la corriente de aíre que generan sus movimientos Por eso, para asistir a este evento conviene que vayamos ataviados con ropas viejas y recias que nos protejan de las posibles quemaduras.
En Cabo de Gata se celebra lo que sus habitantes llaman «El Santantón» o los «Sanantones». Los vecinos reúnen pinchos y bolinas secas que queman en las puertas de sus casas, compitiendo entre ellos por ver quienes hacen la hoguera mayor. Se suele comer anises y «tostones» (palomitas de maíz). Se quema laurel y el muérdago de Navidad para que los animales no enfermen y sean buenos sus partos.  Al atardecer, resulta espectacular ver las hogueras dibujando la línea de la bahía almeriense.
En Abla estas celebraciones se remontan en el tiempo de su repoblación. Se encienden las fogatas la noche del 16 de Enero (San Antón) y la del 19 del mismo mes (San Sebastián), dando lugar a dos días de festejos dada la existencia de dos ermitas consagradas a estos santos, cada una en un extremo del pueblo. Esto permitía que las familias «de la plaza para arriba» pudieran invitar a las amistades del otro lado del pueblo, y que posteriormente, estos les devolvieran la invitación en justa correspondencia. Se hacían lumbres, alrededor de las que se formaban corros y ruedas en las que se cantaba y bailaba. Se  invitaba a vino y «rosas» o palomitas de maíz, azucaradas o con sal. Cuando las hogueras se han apagado, los mozos suelen saltar sobre los rescoldos apoyándose en una caña.

OTRAS CELEBRACIONES EN ANDALUCÍA
(Transcripciones)
En la comarca de la Vega de Granada se acostumbra, en numerosas localidades, a hacer hogueras en honor de San Antón. Los niños de esta zona se dedican los días antes a su festividad a recolectar los desechos de la poda de los árboles y cualquier otra cosa susceptible de ser quemada en la hoguera. Existen pueblos, como es el caso de Armilla donde el ayuntamiento hace concursos de «Lumbres de San Antón», premiando aquellas que sean más grandes, seguras, amenas (con algún tipo de entretenimiento, como música, juegos etc.) y dispongan de un variado surtido de alimentos preparados en la hoguera (carne y embutidos asados, patatas asadas, etc.). Antaño era costumbre que los niños y los no tan niños cantaran canciones típicas de esta festividad mientras jugaban a la rueda alrededor de la hoguera. A modo de ejemplo se incluye la siguiente letra:
San Antón mató un marrano
y no me dio las morcillas
quien le diera a San Antón
con un palo en las costillas.
También en la zona de la Vega de Granada se acostumbra a elaborar en esta época la conocida Olla de San Antón. Se trata de un puchero elaborado principalmente con habas secas, carne de cerdo (careta, orejas, patas, tocino, espinazo, costillas, rabo, morcilla, etc.), patatas junto con otros ingredientes que puede variar según la zona. Se trata de un plato altamente calórico que suele ofertarse en los restaurantes de la zona en esta época del año. Lo típico es tomarse un plato de Olla y posteriormente comerse una buena pringá hecha con la carne, el tocino y la morcilla.
En algunas localidades de la Alpujarra se celebran «los chiscos», que son las fiestas dedicadas a San Antón, en torno al día 17 de enero. Los «chiscos» son hogueras alrededor de las cuales se baila, se come y se charla amigablemente, uniendo a todos los vecinos y los que llegan de otros pueblos. El día de la fiesta se rifaba el cerdo que durante el año había sido engordado entre todos. Actualmente han adquirido gran importancia en Torvizcón, situada en la Sierra de la Contraviesa.

Cada localidad con sus propias características, participando de la protección y cariño a los animales, pero también con las cada vez menos celebradas ceremonias de su sacrificio,  Andalucía celebra las fiestas de San Antón Abad viviendo y disfrutando la solidaridad y las alegria de sus gentes. Desde el sentimiento laíco que hemos manifestado en otras ocasiones, nos unimos  a la fiesta del que es, seguramente, uno de los santos de identidad más desconocida entre aquellos que lo veneran

http://www.culturandalucia.com/Tradiciones_de_San_Antonio_Abad_Andaluc%C3%ADa.htm

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.