El Gobierno está mostrando una falta de consideración con las administraciones implicadas y con los propios inmigrantes.
Las razones humanitarias que el Gobierno alega a la hora de no poner límites a la inmigración es otra falacia, una más, del sanchismo, un barniz que sirve para señalar a la oposición.
No sólo es que no tenga una política de inmigración definida,—a diferencia de lo que ocurre en Italia con Giorgia Meloni— en la que forzosamente tendría que contar con las comunidades autónomas y ayuntamientos donde, siguiendo criterios que nadie conoce, acaban llegando esos inmigrantes.
Es que el propio hecho de meter en autobuses a los inmigrantes con la colaboración de ONG dedicadas a esto y repartirlos —como si de ganado se tratase—, en pueblos en los que el Ministerio de Interior ha llegado a acuerdos con hoteles, es una desconsideración no sólo hacia las administraciones públicas implicadas, sino hacia los propios emigrantes, que llegan sin previo aviso a esos pueblos, que llegan a localidades por sorpresa, sin que los alcaldes hayan podido preparar esta llegada, aumentando la suspicacia de los vecinos, lo que podría redundar en un peor recibimiento. Para los hoteles implicados es un buen negocio, sin duda, y ven en estos acuerdos una forma de transitar desahogadamente por los meses que dura la temporada baja.
En los últimos días hemos tenido noticias de dos pueblos españoles Mora de Rubielos (Teruel) y Alcalá de Guadaíra (Sevilla), a los que, sin previo aviso a la comunidad autónoma y el ayuntamiento han llegado inmigrantes de Malí que huyen del conflicto en su país y de otros países con conflictos. Dada la falta de comunicación a las administraciones implicadas, la primera reacción de los vecinos, además de la sorpresa, es el de la preocupación. El miedo a lo desconocido provoca estas reacciones que se evitarían o serían menores con la coordinación de estos repartos con los implicados.
Mora de Rubielos
El acalde del PAR, Hugo Arquímedes Ríos Navarro, ha lamentado que sobre la llegada de los 100 inmigrantes a Mora de Rubielos ha habido un «halo de desinformación y de falsa información sobre si eran menas» procedentes de Canarias. El alcalde fue entrevistado en Es la Mañana de Federico, y contó que él se enteró de la llegada de los inmigrantes malienses por el propietario del Hotel Mora, donde Interior ha decidido instalarlos.
Preguntado por el procedimiento de la elección del hotel, el alcalde de Mora de Rubielos cree que el departamento de inmigración del Ministerio del Interior de Grande Marlaska es el que decide cuál es el hotel «agraciado» para recibir a los inmigrantes.
El alcalde se queja, sobre todo, de la desinformación, que hace que los vecinos se pongan en una «posición completamente adversa» ante la llegada de los inmigrantes. Como señalaba Federico Jiménez Losantos, es una práctica mafiosa de este Gobierno, que no es otra que el tráfico de seres humanos.
En declaraciones a Europa Press, Ríos Navarro ha dicho que «son todos mayores de edad, de 25 a 40 años, subsaharianos y la mayor parte de Mali, aunque alguno des de Senegal, Burkina Faso y de otras nacionalidades de países en guerra». Es decir, no eran menores no acompañados ni inmigrantes ilegales, sino personas que huyen de conflictos en sus países de origen a los que se reconoce el derecho de asilo.
«Como ayuntamiento nos tienen un poco al margen porque no nos han pedido ni espacios, ni servicios municipales porque lo hacen todo en el hotel. El ayuntamiento no tiene ningún papel», recalcó el alcalde. Durante los primeros meses no pueden trabajar porque están «sin papeles. Han pedido asilo y durante este tiempo aprenden la cultura, las costumbres y la forma de vivir para después integrarse».
La llegada de estos subsaharianos supone alrededor de un 8 por ciento de los habitantes de esta localidad de la Comarca de Gúdar-Javalambre, que es muy turística, por lo que la operación casi clandestina de Interior es normal que cause suspicacias. Aunque es posible que esto es lo que pretenda precisamente el Gobierno actuando así pensando que favorece a sus intereses electorales: polarizar, tensionar, provocar conflictos, y que de ello saquen provecho Vox y Alvise y perjudique al PP.
La cara B de esta forma de actuar es un desprecio absoluto a los inmigrantes afectados. Es lícito preguntarse, por ejemplo, por qué con la acogida de ucranianos nunca se actuó de esta forma tan desconsiderada. Las cosas se pueden hacer bien o mal, y en este caso el Gobierno no hace más que dar bandazos o provocar más problemas de los deseables con la acogida de inmigrantes, que de por sí ya es un tema que provoca controversias de todo tipo.
Alcalá de Guadaíra
En Alcalá de Guadaíra se ha vivido una situación muy parecida a la de Mora de Rubielos, pues no hubo aviso por parte del Gobierno ni a su alcaldesa, la socialista Ana Isabel Jiménez, ni al presidente de la Junta, el popular Juanma Moreno, de la llegada de un contingente de 85 refugiados a la localidad para instalarse en el Hotel Sandra.
Aquí se ha repetido la misma dinámica que en Mora de Rubielos, creándose el caldo de cultivo preciso que, según cree el Gobierno, les beneficia, a lo que contribuye el hacerlo por sorpresa.
Por un lado, se han producido ataques de muy mal gusto en redes sociales a la alcaldesa socialista Ana Isabel Jiménez, con insultos, mensajes machistas y amenazas. En grupos de Facebook y de Telegram se pueden leer mensajes en los que instan a la alcaldesa a llevarse a su casa a los inmigrantes, pero «primero les tiene que ver el miembro para saber cuál es el que mejor calza». «La puta de la alcaldesa en su casa tranquila, la perra, o de vacaciones», le reprocha un vecino, mientras que una mujer, que aparece en su perfil de Facebook con las fotos de dos menores de edad, escribe: «A la alcaldesa abría que ahorcarla (sic)«.
Por otro, Vox aprovecha estas situaciones para arremeter contra el Gobierno pero, muy especialmente, contra el PP. Así, y a propósito de Alcalá de Guadaíra, el portavoz de Vox en el Parlamento de Andalucía, Manuel Gavira, ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de «ponerle la pulsera del todo incluido» a los inmigrantes para añadir que «desde luego, con actitudes buenistas hipócritas como las del PP el problema de la inmigración ilegal no se va a solucionar». «Es un problema que hay que detener» y «estamos viendo que el único partido que quiere hacerle frente es Vox», sentenció Gavira.
Tensión social, insultos y amenazas a los representantes públicos y Vox tratando de sacar rédito de la no gestión del Gobierno para atacar al PP. Un clásico.
Conclusión
Tanto Mora de Rubielos como Alcalá de Guadaíra sirven para ilustrar que el Gobierno de Sánchez no tiene intención de solucionar el problema de la inmigración, sino de utilizarlo para tensionar a la oposición y la sociedad.
El Gobierno de Sánchez no puede, o no debe, enviar a inmigrantes por toda España por sorpresa. Desconocer que este proceder puede llegar a provocar situaciones conflictivas, o conocerlo y aún así actuar de la peor forma posible, es totalmente irresponsable. Lo mínimo que tendría que hacer el ministro Marlaska es coordinarse con los alcaldes y presidentes de gobiernos autonómicos. O mirar el acuerdo de Nuñez Feijóo con el presidente de Canarias, que va por el buen camino y ha dejado en evidencia a Pedro Sánchez.
Esta forma de traficar con seres humanos y tratar a los inmigrantes como ganado al que se monta en un autobús y se «suelta» en el pueblo que el ministro considera oportuno, previo acuerdo con el hotel, denota una falta de consideración y de humanidad hacia los inmigrantes, que llegan a estos municipios estigmatizados por la propia actuación del Gobierno y discursos de tinte xenófobo como los que mantienen Vox y Alvise. La retroalimentación es evidente.
https://www.libertaddigital.com/espana/2024-09-16/el-gobierno-trata-a-los-inmigrantes-como-ganado-repartiendolos-sin-previo-aviso-por-ayuntamientos-y-ccaa-7162724/