En el camino rumbo a la prohibición de vender coches que generen CO2 en 2035 la industria automovilística tiene que cruzar antes algunas metas de reducción de emisiones impuestas por la UE. Los objetivos de 2025 ya están haciendo temblar a los grandes fabricantes europeos porque las cifras de venta de eléctricos no acompañan: según datos de la patronal europea, ACEA, el pasado mes de agosto los vehículos eléctricos puros supusieron un 14,4 por ciento del mercado, un 21% menos que en agosto del año pasado, lo que supone la cuarta caída consecutiva este año.

Las cifras de algunos países son especialmente elocuentes: en Francia la caída fue del 33,1 por ciento y en Alemania, de un espectacular 68,8 por ciento justo en el año en que el país se puso fin a las ayudas a la compra. En total, en los ocho primeros meses de 2024, se vendieron 902.000 vehículos eléctricos, un 12,6 por ciento del total del mercado, lo que supone un punto menos que el año pasado cuando alcanzaron un 13,9 por ciento.

Llamamiento de la industria a la UE

La constatación de esta «reducción continua de la cuota de mercado de vehículos eléctricos envía una señal extremadamente preocupante a fabricantes y legisladores», avisó la patronal europea de la industria del automóvil hace unos días, pidiendo una «revisión urgente» de los objetivos de emisiones para coches y furgonetas en 2025. Si la industria no cumple con la reducción de emisiones prevista, tendrá que afrontar multas millonarias por parte de la UE: hace unas semanas, el presidente de ACEA y CEO de Renault, Luca de Meo, estimó que podrían ascender a más de 10.000 millones.

En su llamamiento a la UE, los fabricantes señalaron algunos de los problemas más acuciantes para un mercado de coches eléctricos mucho más pequeño de lo previsto. Citaban, entre otras cosas, las carencias de las infraestructuras de recarga, la «rápida erosión de la competitividad de la industria europea» y el hecho de que no se ha desarrollado «de forma suficiente» la «aceptación del consumidor del modelo eléctrico».

Reclamaron, además de «incentivos fiscales» para la adquisición de eléctricos, que la UE «se asegure un suministro seguro de materias primas, hidrógeno y baterías», que cree un entorno «competitivo» y que consiga «energía verde asequible».

«La transición a un horizonte de cero emisiones supone un enorme desafío», afirmaron avisando de que las multas multimillonarias detraerán recursos de las inversiones en el mercado eléctrico o provocarán «recortes de producción, pérdidas de empleo y un debilitamiento» de la industria europea «en un momento en que hacemos frente a una fiera competencia desde otras regiones», en clara alusión a China.

Un 20% quiere volver al coche de gasolina

Además de la caída en la cuota de mercado de los coches eléctricos hasta el 12,6 por ciento actual, los fabricantes recordaron que el volumen total de ventas ha caído un 8,4 por ciento en lo que va de año. Las caídas están afectando a muchas marcas, tanto a las que representa ACEA (entre ellas BMW, Mercedes-Benz o Volkswagen) como a otros grandes fabricantes.

Aportaron también el dato, citando un estudio de McKinsey, de que «sólo el 16 por ciento de los europeos que no poseen un coche eléctrico se plantea comprar uno, un porcentaje que se ha reducido respecto a 2021, cuando alcanzó el 18%». Por otro lado, «casi el 20 por ciento de los propietarios de un coche eléctrico tienen decidido que su próximo vehículo será de combustión».