¿Conoces las 12 fases del burnout, según Freudenberger?

12 fases del burnout

Hoy, la gente está más agotada que nunca. No hay dudas de que vivimos en lo que el filósofo Byung-Chul Han denominó “la sociedad del cansancio”. En Estados Unidos, por ejemplo, casi el 20% de toda la fuerza laboral piensa cada día en renunciar a sus trabajos porque se siente extenuada y al límite.

Esta tendencia alarmante se alimenta de factores como la presión por cumplir con plazos muy ajustados, la multitarea omnipresente y la falta de control sobre la carga de trabajo. Las expectativas poco realistas, el reconocimiento mínimo y el escaso equilibrio entre el trabajo y la vida personal contribuyen aún más a ese agotamiento emocional.

Por otra parte, el auge de la comunicación digital también difumina los límites entre el tiempo personal y el profesional, dejando poco espacio para la imprescindible recuperación mental. Estos factores estresantes se combinan para crear una tormenta perfecta que genera agotamiento. No obstante, debemos tener claro que el cansancio por el trabajo y el burnout no son lo mismo, aunque sus caminos a menudo se encuentran.

Los largos períodos de trabajo o el estrés prolongado, la falta de sueño y muchos otros factores pueden hacer que nos sintamos agotados. Sin embargo, el síndrome de burnout va un paso más allá y nos quema, literalmente. Por ese motivo, es fundamental aprender a detectarlo en sus primeras fases, antes de que sea demasiado tarde.

Del estrés al agotamiento: navegando por las 12 fases del burnout

Weimer y Pöll describieron el síndrome de burnout como “un fenómeno de la sociedad moderna orientada al rendimiento”. No obstante, fue el psicoanalista Herbert Freudenberger quien acuñó el término en 1974. También propuso un modelo de 12 fases del burnout que permite identificar este problema antes de que los síntomas lleguen a perjudicarnos seriamente. De hecho, la mayoría de las personas que lo padecen, ni siquiera se dan cuenta porque no saben detectar los primeros signos del síndrome de burnout.

1. Ambición abrumadora

La motivación laboral se considera una virtud, pero puede hacer más daño que bien cuando se vuelve excesiva. Si sientes que no eres “lo suficientemente bueno” puedes caer en un círculo vicioso, asumiendo más responsabilidades de las que puedes gestionar. El deseo de ir más allá te ciega, haciendo que te creas una especie de Superman o Superwoman.

2. Trabajar más duro

Siempre debe haber una línea clara que delimite el trabajo de la vida personal: cuando esos límites se difuminan, es un signo de que estás trabajando demasiado. En ese punto, es probable que el trabajo te absorba tanto que te conviertas en un workaholic; o sea, una persona adicta al trabajo, en el sentido literal del término.

3. Descuidar tus necesidades

La ambición compulsiva y el exceso de trabajo te llevarán a priorizar las necesidades de los demás sobre las tuyas. Es probable que siempre te digas: “no tengo tiempo para eso”, de manera que te relegas a un segundo plano. Como resultado, quizá te saltes comidas, comas delante del ordenador, no duermas lo suficiente, descuides la actividad física o no tengas vida social.

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4. Escapar de los conflictos

En esta fase del burnout, es probable que ya percibas que algo no anda bien, pero te parece imposible encontrar una solución. Debido al exceso de trabajo, olvidarás citas importantes o comenzarás a llegar tarde porque el tiempo no te alcanza. También es probable que los conflictos con tus compañeros de trabajo o con la pareja se vuelvan más frecuentes ya que tienes los nervios a flor de piel. Sin embargo, en vez de reconocer que estás agotado, reprimes esa realidad. Te enfocas aún más en tus obligaciones, minimizando esos problemas.

5. Revisión de valores

Para cumplir con tus obligaciones y satisfacer tus ambiciones, trazas nuevas líneas rojas. Tu brújula moral y tus principios ya no se basan en lo que es más importante para ti, sino en el único objetivo de alcanzar el éxito. De hecho, entre todas las fases del burnout, esta se caracteriza por un cambio en la manera de percibir el mundo. Es probable que las personas que antes eran importantes en tu vida, pasen a un segundo plano. Tu horizonte temporal se estrechará, haciendo que te enfoques en el presente, ya que es lo único que puedes controlar. También es probable que te vuelvas más insensible, duro y calculador ya que sientes que “no te queda otra”.

6. Negación de los nuevos problemas

La agresión, la frustración, la impaciencia y la intolerancia se convierten en la nueva normalidad después de haber cambiado tus valores. Sin embargo, es posible que empieces a culpar a los demás, o al trabajo, por tu estado mental, en vez de reconocer que eres tú quien ha cambiado. Es probable que te vuelvas más cínico y amargado, así como que te vayas aislando del mundo exterior. En esta fase del burnout, los problemas de rendimiento y las molestias físicas ya comienzan a ser muy evidentes, incluso para ti.

7. Aislamiento social

Debido a tu entrega total al trabajo, ya no pasas suficiente tiempo con tu familia y amigos e incluso es posible que los veas como una carga. De hecho, esta etapa está marcada por un aumento del aislamiento y el desapego de tu red de apoyo ya que no toleras las críticas de los demás. Podrías evitar las interacciones sociales debido a que te generan agobio o empeoran tu sensación de agotamiento. Es posible que canceles planes, te saltes eventos importantes o simplemente no tengas energía para entablar conversaciones. En algunos casos, para llenar ese vacío, puedes recurrir a otros medios de gratificación en solitario o trabajar aún más para olvidarte de esos problemas.

8. Comportamientos inusuales

A diferencia de las otras fases del burnout, en esta etapa los cambios en el comportamiento son evidentes y no se pueden esconder. Por eso, quienes te rodean también empezarán a notar tus problemas y a preocuparse cada vez más por tu agotamiento. Es posible que parezca que ya no te importa nada, sobre todo si has caído en un estado de apatía. También te volverás más irritable y reactivo, mostrando incluso signos de paranoia ya que podrías interpretar cualquier intento de ayuda como un ataque personal. En este punto, tampoco tendrás mucha energía, por lo que cualquier exigencia adicional en el trabajo se considera una carga e intentarás evadirla.

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9. Despersonalización

Si has llegado hasta este punto, te sentirás como si no fueras tú mismo, habitas ese cuerpo pero no te reconoces sino que te sientes distante emocionalmente, un fenómeno que se conoce como despersonalización. Ya no te sientes alineado de los demás, sino de ti mismo y de tu propia existencia. Pierdes el contacto con tu “yo”, comienzas a verte como una máquina que simplemente debe funcionar, porque has perdido la alegría y todo carece de sentido, de manera que ves la vida como una ardua tarea.

10. Vacío interior

La alienación implica un vacío existencial. En esta etapa, te sentirás cada vez más “vacío” por dentro, de manera que cualquier motivación, cuidado y ambición te parecerán inútiles. También es probable que te sientas abatido, inútil, agotado, ansioso o presa del pánico. De hecho, entre todas las fases del burnout, en esta pueden aparecer fobias y ataques de pánico en toda regla.

11. Depresión

Es un paso más hacia el abismo. Comenzarás a sentirte perdido e inseguro, así como profundamente agotado. En ese estado, es probable que te envuelva la anhedonia o que se ciernan sobre tu mente nubes oscuras. Creerás que el futuro es triste, oscuro y sombrío, que no tiene nada más que ofrecerte. El agotamiento es tal, que hasta ese trabajo por el que tanto has luchado y por el que tanto has sacrificado disminuye por completo su importancia ya que pierdes el entusiasmo y la pasión por la vida.

12. Colapso físico o mental

En esta última de las fases del burnout, corres el riesgo de sufrir un colapso físico o mental. Dado que ese cansancio se ha estado acumulando durante meses o años, estas situaciones suelen ser bastante graves y, por lo general, demandan atención médica. Es una situación de emergencia que se manifiesta a través de crisis de agotamiento, problemas cardiacos, incapacidad para cuidar de uno mismo, depresión severa o ansiedad paralizante, entre otras manifestaciones.

Como colofón, es importante recordar que el burnout no progresa de manera lineal. Algunas personas pueden saltar fases y otras retroceder a algunas de ellas. En cualquier caso, lo más importante es ser capaces de reconocer este problema en sus primeras etapas para evitar llegar hasta los extremos que pongan en riesgo nuestra salud física y mental.

Referencias:

Ponocny, E. & Winker, R. (2014) 12-phase burnout screening development, implementation and test theoretical analysis of a burnout screening based on the 12-phase model of Herbert Freudenberger and Gail North. Coaching, Empirical Social and Gender Research; 10.17147.

Weimer S, Pöll M (2012) Burnout – ein Behandlungsmanual. Baukastenmodul für Einzeltherapie und Gruppen, Klinik und Praxis. Stuttgart: Klett-Cotta.

Freudenberger, H. (1974) Staff Burn-Out. Journal of Social Issues; 30(1): 159-165.

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