Hoy en día se sabe que el plomo imita al calcio en el organismo. Eso significa que interfiere en muchísimas funciones fisiológicas al evitar que este lleve a cabo su función. El calcio es especialmente necesario para el sistema nervioso, de ahí que muchos de los efectos que se conocen de la intoxicación por plomo sean a nivel cognitivo.
A pesar de que todo esto ya se intuía a principios del siglo XX, se le siguieron buscando aplicaciones al plomo. Se pensaba que si no se ingería o se tocaba no tendría por qué ser peligroso. Su mayor auge llegó en 1921, cuando tres ingenieros de General Motors descubrieron que si se añadía plomo de tetraetilo a la gasolina aumentaba mucho el rendimiento y se disminuían los posibles daños en los motores.
Sin duda era muy eficaz, pero sus propios descubridores se dieron cuenta de que era una mala idea cuando uno de ellos enfermó. Poco después lo hicieron varios trabajadores implicados en la producción de gasolina con plomo. Algunos incluso murieron. Se señaló al plomo como responsable de las muertes. Sin embargo, las autoridades sanitarias de Estados Unidos determinaron que el riesgo para los conductores y personas expuestas al tráfico sería prácticamente inexistente, por lo que solo sería necesario extremar las precauciones a nivel industrial. Llegaron a estas conclusiones basándose en estudios científicos patrocinados por la propia industria. Aun así, se consideró fiable y se siguió usando muchísimo tiempo.
El abandono paulatino de la gasolina con plomo
En la década de 1970 se publicaron estudios independientes en los que la gasolina con plomo salía mal parada. Según estos, sí que podía ser peligrosa para conductores y personas expuestas al tráfico. Además, en esa misma década se descubrió una forma de obtener gasolina sin plomo con un rendimiento similar, por lo que ya no era necesario este metal. Poco a poco su uso fue cayendo y, en 1999, empezó a prohibirse. El primer país en hacerlo fue Reino Unido. El último, en 2021, Argelia. En el caso de España, se prohibió en 2002.
Esta información es interesante de cara a la realización de estudios que permitan discernir los efectos de la gasolina con plomo sobre la salud mental y otras cuestiones sanitarias. Si se comparaban los datos observacionales de distintos países, en distintas épocas, se podría comprobar si este combustible estaba influyendo en alguno de esos síntomas.
Uno de los primeros estudios de este tipo se llevó a cabo en Suecia. Se analizaron datos cognitivos de niños residentes en zonas cercanas o alejadas de las autopistas. Pero no solo se compararon estos dos grupos de niños. También se hicieron comparaciones dentro de cada grupo a medida que pasaba el tiempo y se iba prohibiendo la gasolina con plomo.
Así, se vio que en los lugares cercanos a las autopistas había una mayor proporción de niños con bajos resultados educativos y un mayor riesgo de desarrollar actividades delictivas en la vida adulta. Sin embargo, este riesgo fue cayendo a medida que se iba prohibiendo la gasolina con plomo.
La gasolina con plomo y la crisis de salud mental de la generación X
Después del estudio sueco se han llevado a cabo otros en distintos países. En algunos se analizaron solo los efectos cognitivos. En otros también se tuvo en cuenta cómo afecta la exposición a la gasolina con plomo a la salud cardiovascular o renal, entre otras. El último estudio, publicado hace apenas unos días, analizaba datos de Estados Unidos y Nueva Zelanda. De nuevo, se encontró una gran relación entre la cercanía a zonas de tráfico y los problemas de salud mental, pero los riesgos fueron disminuyendo con la prohibición de la gasolina con plomo.
Las personas más afectadas son las de la generación X, nacidas entre 1965 y 1981. En las generaciones posteriores hay muchísimos problemas de salud mental, pero la gasolina con plomo ya no está involucrada, pues la mayoría de personas de esta generación han convivido en lugares libres de gasolina con plomo.
Este estudio señala que la gasolina con plomo podría haber producido 151 millones de trastornos de salud mental evitables. Estos incluirían depresión, ansiedad y también ciertas condiciones como el neuroticismo, entre otras.
Por lo tanto, la salud mental se ve influida con muchísimos más factores de los que podríamos llegar a creer. Desde las crisis económicas hasta la gasolina con plomo. Lo que está claro es que si tu salud mental se resiente nunca es culpa tuya. Si quieres empezar a tratarla, es lo primero que debes recordar.
https://hipertextual.com/2024/12/producto-comen-gasolina-con-plomo-salud-mental
Durante mucho tiempo las tuberías por las que circulaba el agua potable que se consumía en los hogares eran de plomo. Seguro que algo tuvieron que ver.