En base a la Medicina China, la decisión está comandada por la vesícula biliar que en el organigrama social de esa tradición está representada por el Juez, un juez que está en línea con la decisión divina por lo que sabe cuándo y cómo liberar la bilis para que se asimilen sin problemas grasas … por ejemplo. Cuando la vesícula se atrasa o se adelanta… nos amarga la boca – será porque no sirvió de nada esa decisión y qué curioso que el amargo sea – según esa tradición siempre y así se comprueba – el sabor del corazón. Así que juez y emperador – corazón – también han de estar en acuerdo para tomar la decisión.

Hace unos años usé como herramienta un teatrillo interno en el que los personajes de ese organigrama que tan bien supieron ver en la tradición china: el emperador-corazón, el general-hígado, juez-vesícula, el encargado del granero-bazo-estómago, el maestro de la energía: pulmón… así todos iban actuando y por esas magias de la Creación… aquello puso en marcha la sanación. Cuando veía que me sentía atascada al decidir pedía al grupo voluntario de limpieza que se dirijiera al despacho del juez para ordenar todo aquel montón de casos sobre los que tenía que decidir el juez y que le habían desbordado. Mágicamente al cabo de un rato sentía una sensación de ligereza increíble que se traducía en limpieza de intenciones y así la decisión era sencilla.

Ahora que lo veo todo más claro… ahí está la clave: en la “bondad” de las intenciones de aquello que quiero realizar – y bondad no quiere decir “bobo”, a mi entender tiene más que ver con no barrer para casa, con no querer sacar una “renta” por ejemplo. Y eso también cuenta a la inversa: la decisión “santa” que dice Corbera hace bien a mi corazón, si no… es santa para otros y dañina para mí y eso culmina en enfermedad. Tampoco ¿no?

Gracias

Para clarificar todo esto de “obedecer” al corazón, si todavía no han escuchado la conferencia de Enric Corbera “Conciencia Total” ¡háganse el regalo! Lo explica muy muy claro.

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