Hay seres de un mundo invisible y paralelo en la Tierra capaces de matar cada día a la mitad de las bacterias del océano, e invadir un microbio 10 mil millones de veces por segundo a lo largo de todo el mundo. Hay 10 mil quintiillones (10³⁴) de virus habitando el planeta Tierra, más que estrellas hay en el Universo, y que si fuesen apilados uno junto a otro, llegarían a una distancia de 100 millones de años luz.
En los últimos millones de años, nuestros antepasados han estado recogiendo retrovirus (el VIH es un retrovirus) que se reproducen insertando su material genético en nuestros propios cromosomas. Probablemente hay alrededor de 100.000 elementos en el genoma humano donde se puede rastrear a ancestrales virus. Ellos representan alrededor del 8 por ciento de nuestro genoma y los genes que codifican las proteínas sólo son el 1,2 por ciento de nuestro genoma nos fabrica más virus que humano.
Ocasionalmente, un retrovirus terminará en una célula espermática o en un óvulo e insertará sus genes allí, que más tarde dará lugar a un nuevo organismo, un nuevo animal, una persona nueva donde cada célula de ese cuerpo tendrá ese virus.
En 2009, los investigadores del MIT explicaron por qué dos mutaciones del virus de la gripe aviar, H1N1, fueron críticas para la transmisión viral en humanos, durante el brote de pandemia de 1918 que mató al menos a 50 millones de personas, que se cree que fue mayor que el de la Peste Negra, y superior en número de muertos a la Primera Guerra Mundial
La pandemia de gripe de 1918, comúnmente conocida como la gripe española, se inició en los Estados Unidos, apareció en África occidental y en Francia, y luego se expandió a casi todas las partes del globo en tres olas sucesivas desde marzo de 1918 a junio 1920, propagándose hacia el Ártico y remotas islas del Pacífico. Fue causada por una inusualmente severa y mortal cepa del virus A, del subtipo H1N1.
En contraste con la mayoría de los brotes de gripe que afectan principalmente a pacientes jóvenes, ancianos o personas debilitadas, la gripe española también afectó a adultos jóvenes sanos, y dio lugar a tasas de infección de hasta un 50% y a una extrema gravedad de los síntomas, se sospecha que es causada por una tormenta de citocinas.
La enfermedad fue descubierta por primera vez en Fort Riley, Kansasand Queens, Nueva York, en 1918. En agosto de 1918, una cepa más virulenta apareció simultáneamente en Brest, Francia, al oeste de África en Freetown, Sierra Leona, y en EE.UU. en Boston, Massachusetts. Los Aliados de la Primera Guerra Mundial comenzaron a llamarla gripe española, sobre todo porque la pandemia recibió una mayor atención de la prensa cuando ésta se trasladó de Francia a España, en noviembre de 1918.
El equipo del MIT demostró que esta cepa de gripe de 1918 desarrolló dos mutaciones en una molécula de superficie llamada hemaglutinina (HA), lo que permitió que se enlazaran fuertemente a los receptores del tracto respiratorio superior humano.
El avance rápido hace pocos años, con a los informes de un brote masivo de E. coli en Europa, parecía encajar con el patrón: las personas se vieron infectadas, al parecer, después de comer verduras contaminadas. Pero cuando los hospitales alemanes enviaron muestras de la E. coli al Centro Genome de Beijing el 2 de junio de 2011 para poder secuenciar su ADN, los investigadores chinos informaron que la cepa no era la misma E. coli que contaminó las espinacas, la O157:H7.
De hecho, fue una cepa completamente distinta de E. coli, llamada O104:H4, que nunca había sido asociada con epidemias. De alguna manera, este oscuro microbio se había vuelto salvaje, provocando una de las mayores epidemias de E. coli de la historia, con un mínimo de 1.730 infecciones y 18 muertes. “No sabíamos que este bicho andaba por ahí” dijo Phillip Tarr, un microbiólogo de la Universidad estatal de Washington, en una entrevista con Newsweek.
Lo que hace particularmente confuso a estos brotes, informa Carl Zimmer, autor de “The Rise of Superbacteria”, es que la E. coli es, en su mayor parte, una criatura inofensiva. Nuestros cuerpos son el hogar de miles de millones de inocentes E. coli que habitan en nuestros intestinos.
“A mediados de 1900″, escribe Zimmer, “los científicos comenzaron a descubrir las cepas de E. coli podían causar una diarrea potencialmente mortal. A diferencia de las E. coli ordinarias, éstas acarreaban con los genes de un veneno conocido como la toxina Shiga, llamada así por el bacteriólogo japonés Kiyoshi Shiga. Con el tiempo, los microbiólogos identificaron un número de cepas de bacterias causantes de enfermedades, clasificándolas según las proteínas de su superficie.
En 1982, la E. coli O157:H7 irrumpió en la escena con un toque epecialmente espeluznante. Golpeó a 25 personas en Medford, Oregon, y luego, tres meses después, la misma cepa causó un brote en Traverse City, Mich. Los científicos pudieron rastrear la bacteria en las hamburguesas mal cocidas.”
Los científicos han descubierto una media docena de otras cepas que causan enfermedades similares, pero la E. coli O157:H7 ha sido la responsable de la mayor parte de las intoxicaciones por comida, golpeando de nuevo en 1993, en hamburguesas contaminadas en el estado de Washington, por ejemplo, enfermando a 732 personas y matando a cuatro de ellas. Pero no utiliza sólo hamburguesas para infectar a sus víctimas. Tras el brote de espinacas de 2006, la E. coli O157:H7 ha vuelto a aparecer en la lechuga, brotes de soja, e incluso la masa de galletas.
Una nueva cepa mortal de E. coli extendió el temor en toda Europa sobre la carne y los vegetales. El repentina debut de la E. coli O157:H7 en la década de 1980 hizo que muchas personas se preguntaran cómo pudo ser. ¿Fue un monstruoso producto de la industria alimentaria moderna? Tarr y sus colegas, analizaron el genoma de la bacteria para estimar su origen.
“Estos organismos tienen alrededor de 7.000 años”, dice Tarr. Es posible que la E. coli O157:H7 y otras cepas patógenas causaran brotes durante siglos, antes de que los microbiólogos pudieran identificarla como la causa.
Una mirada a la composición genética de E. coli O157:H7 es motivo de mayor preocupación. Se desarrolló como patógeno letal al recoger genes de otras bacterias, a través de un proceso llamado recombinación. Los virus, por ejemplo, puede pasar de una a otra E. coli e insertar genes de su huésped antorior al nuevo. “Las E. coli son un hervidero de recombinaciones”, exclama Tarr.
La cepa europea no pertenecía a ninguno de los sospechosos conocidos. En un principio, parecía que la bacteria provenía de pepinos y otros vegetales de las granjas orgánicas de España, pero la O104:H4 no ha aparecido en las pruebas en estos lugares. Los investigadores se preguntan ahora de dónde viene exactamente.
La secuencia del genoma de la O104:H4 sugiere que se trata de un nuevo menjunje de la evolución. Las bacterias contienen muchos segmentos de ADN que no se ven en otras cepas de E. coli, escribe Zimmer.
“Este nuevo ADN puede ser el responsable de su alto nivel de virulencia, más de una cuarta parte de las víctimas llegaron a desarrollar de forma peligrosa la enfermedad”, continuó; “La cepa O104:H4 ha adquirido incluso nuevos genes que las hacen resistentes a la antibióticos. Como resultado, los médicos tienen pocas opciones para el tratamiento de esta bacteria. En Alemania, los médicos recurren al tratamiento con el anticuerpo experimental para ver si puede ayudar.”
“Los microbios siempre van a estar un paso por delante de nosotros. Su tiempo de generación es de 24 horas, la nuestra es de 30 años. Ellos mutan, cambian y encuentran un camino. Son increíbles oportunistas”, señala Dorothy Crawford, profesora de Microbiología Médica en la Universidad de Edimburgo y autora de “Deadly Companions”.
Los microbios han evolucionado con nosotros a lo largo de milenios, dando forma a la civilización humana a través de la infección, la enfermedad y las pandemias mortales. Empezando con el dramático relato de la pandemia de SARS de principios de este siglo. Conforme nuestro paso de cazador-recolectores a agricultores, y después a habitante de las ciudades se ha ido acelerando, nos hemos vuelto cada vez más vulnerables a los ataques de los microbios.
El mayor hacinamiento y el transporte aéreo nos ponen en riesgo, Crawford se pregunta si alguna vez podremos conquistar a los microbios por completo, o si sería necesario una visión del mundo más centrada en los microbio.
Ref. El Daily Galaxy, a través de Newsweek.com, npr.org y carlzimmer.com.
Imagen 1) Virus VIH. Prnews/Zygote Media Group
Imagen 2) Virus gripe española, crédito Yoshihiro Kawaoka, University of Wisconsin-Madiso