El meteorólogo y astrofísico británico Piers Corbyn vaticina que la Tierra se enfrentará en los próximos años a una mini edad de hielo que tendrá consecuencias devastadoras para el planeta, informa el diario británico ‘Express‘.
Recientes estudios apuntan que la actividad solar está disminuyendo a un ritmo más rápido que en cualquier otro momento de la historia. Los científicos prevén que esta tendencia continúe durante los próximos cuatro años, alcanzando un mínimo entre 2019 y 2020, y que tendrán que pasar hasta 15 años para que el sol vuelva a tener una actividad normal.
«Nos encontramos ante un declive de la actividad solar y estamos dirigiéndonos hacia un período de más inactividad. Esto puede causar un cambio en las corrientes en chorro de la atmósfera y que se desplacen hacia el sur, provocando que se enfríen las latitudes templadas, en donde se encuentran Europa, Reino Unido y América del Norte», ha alertado el experto.
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Corbyn indica que, como consecuencia, «las temperaturas bajarán, lo que conducirá a la congelación del agua del océano y a la formación de hielo en las costas de Europa». «Esperamos que se produzca una mini era glacial», afirma.
Devastadores terremotos
El meteorólogo ha destacado que existe un vínculo entre estos grandes cambios en la actividad solar y la aparición de fuertes terremotos debido a una reducción en la fuerza de los campos magnéticos que hay alrededor de la Tierra. Según él, «Japón, EE.UU., Filipinas y las regiones propensas a los terremotos de Oriente Medio y Asia están a punto de ponerse en alerta máxima«.
Una menor cantidad de llamaradas solares se asocia con un período de menor atracción magnética sobre la superficie de la Tierra, lo cual detiene el movimiento de las placas tectónicas y provoca que una enorme presión se acumule por debajo de la cortezaterrestre. El resultado de esto, explica Corbyn, es parecido a una olla a presión en la que cualquier movimiento leve es capaz de desencadenar un terremoto masivo.
Los glaciares en Bolivia se redujeron dramáticamente y esto no sólo podría causar problemas de escasez de agua en La Paz y otras ciudades en el futuro.
También está creando potenciales bombas de tiempo, de acuerdo a un nuevo estudio.
Los glaciares en el país andino disminuyeron su superficie debido al cambio climático en un 43% desde mediados de los 80, según el estudio liderado por el glaciólogo Simon Cook, de la Universidad Metropolitana de Manchester, en Inglaterra.
Y el retroceso de los glaciares está dejando a su paso lagos o lagunas que podrían desbordarse con consecuencias catastróficas, afirma el investigador británico.
El equipo dirigido por Cook identificó, por primera vez, 25 lagos glaciares potencialmente peligrosos, ya que su aumento de nivel podría causar inundaciones con un grave impacto en poblaciones locales.
Otros países ya están respondiendo a amenazas similares con medidas prácticas, como el drenaje manual de lagos glaciales. Así lo ha hecho Perú y así lo hizo recientemente Nepal.
En el caso de Bolivia, se trata de «un problema urgente y la población y el gobierno deben actuar», dijo Cook a BBC Mundo.
Ya ocurrió en 2009
¿Cómo han llegado estos lagos glaciares a convertirse en una amenaza?
«Los glaciares son grandes erosionadores, es como si dieran mordiscos o dentelladas al terreno«, explicó el glaciólogo británico.
«El problema es que cuando se retiran, esas hondonadas que han tallado debajo de sí mismos en la tierra se llenan de agua. Y si se produce una avalancha de rocas, nieve y hielo hacia esos lagos, el efecto sería similar a cuando nos zambullimos de golpe en una piscina y se produce una gran ola que desborda., agregó.
«El agua fluirá hacia abajo inundando pueblos e infraestructura».
Algo similar ya ocurrió en Bolivia en 2009, cuando una laguna glaciar en la región de Apolobamba se desbordó arrasando cultivos, destruyendo caminos, matando ganado y dejando aislado al poblado de Keara durante meses.
Los 25 lagos
Cook, que trabajó con colegas británicos de la Universidad de Oxford y con Dirk Hoffmann, ciudadano alemán residente en Bolivia y fundador del Instituto Boliviano de la Montaña*, le explicó a BBC Mundo los criterios que emplearon para determinar la peligrosidad.
Para que sea considerado una potencial amenaza, el lago debe, en primer lugar, «estar arriba de poblados o infraestructura, es decir, representar un riesgo para seres humanos».
En segundo lugar, debe estar cerca de una ladera empinada desde donde podrían caer rocas o hielo o nieve hacia el lago.
Y en tercer lugar, el tamaño del lago debe ser tal que podría causar una inundación considerable.
El estudio identifica un caso especialmente preocupante, Laguna Glaciar, sobre las comunidades de Cotaña y Sorata al norte de la Cordillera Real.
«La principal razón es que el lago ha aumentado de tamaño significativamente en las últimas tres décadas y ahora tiene casi un km de largo. Es uno de los mayores incluidos en el estudio».
El estudio fue publicado recientemente en The Cryosphere, publicación de la Unión de Geociencias Europea.
En el enlace ubicado al pie de esta nota, puede verse la lista completa de 25 lagos, que incluye Apolobamba-Puina, Apolobamba-Taypi Cayuma, Cordillera Real-Rinconada, Laguna Arkhata-Mururata y Tres Cruces-Laguna Huallatani. Un suplemento que forma parte del estudio contiene las indicaciones para ubicar cada lago en Google Earth.
Drenaje manual
¿Qué podría hacer Bolivia para evitar el desbordamiento de lagos glaciares?
Cook aclara que su trabajo se centra en el estudio científico de los glaciares, pero opina que Bolivia podría «extraer algunas lecciones de su vecino Perú, donde han drenado manualmente algunos de esos lagos o han realizado obras de ingeniería para fortalecer represas y contener el agua o regular su profundidad».
Algunos de los lagos donde se han tomado acciones son Arhueycocha, Laguna Llaca y Lago Hualcacocha, señaló el científico británico.
Y esta semana precisamente el gobierno de Nepal anunció que su ejército había finalizado el drenaje manual del lago glacial Imja, a unos 5.000 metros de altura, que amenazaba inundar poblaciones montaña abajo y arrasar con infraestructura.
Muchos de esos lagos glaciares en Nepal se están llenando rápidamente debido al derretimiento acelerado de los glaciares por el calentamiento global.
El ejército en el país asiático logró bajar el nivel del lago Imja unos 3,4 metros tras meses de trabajo. La profundidad del lago llega a 149 metros en algunos puntos.
Y aún antes de realizar obras de ingeniería o drenajes, un primer paso sería informar a la población sobre el riesgo que representan algunos lagos glaciares, según Cook.
Escasez de agua
La reducción de los glaciares en Bolivia también podría afectar la disponibilidad de agua, de acuerdo al estudio.
«No es mi intención causar temores innecesariamente. Pero grandes ciudades como La Paz obtienen una parte importante de su agua de los glaciares».
«También hay otras fuentes como el agua subterránea o la precipitación, pero el uso de agua de glaciares aumenta de un 15% del total a un 30% entre mayo y octubre«.
El estudio señala que los glaciares se verán «severamente disminuidos» a fines de siglo.
«Si desaparecen, ese tercio del agua de La Paz que proporcionaban los glaciares deberá venir de otra fuente», señaló Cook.
«La realidad es bastante dura»
Para determinar los cambios en los glaciares, Cook usó datos de satélite de Landsat y observaciones sobre el terreno.
«Las imágenes satelitales cubren un período desde mediados de los 80 a la actualidad. Son imágenes que están disponibles y muchos bajan del sitio del Servicio Geológico de Estados Unidos».
El próximo paso para Cook es determinar no sólo los cambios en el área de los glaciares sino en su volumen.
«Y estamos trabajando en modelos matemáticos de las inundaciones que podrían producirse por el desbordamiento de lagos glaciares».
Cook cree que es crucial estudiar en mayor profundidad la situación de los glaciares y la amenaza de los lagos glaciares en Bolivia.
«Hay muchas distracciones en las noticias. Incluso durante la campaña electoral en Estados Unidos el cambio climático no figuró, aunque es probablemente el principal problema que enfrenta el mundo en estos momentos».
«Creo que la realidad es bastante dura. Tenemos una de las principales ciudades de América Latina, La Paz, que podría tener dificultades para satisfacer sus necesidades de agua en este siglo».
Durante millones de años, las edades de hielo en la Tierra se han ido sucediendo cada 40.000 años. Sin embargo, a partir de un momento en la historia de nuestro planeta -que se conoce como la Transición del Pleistoceno Medio- esa frecuencia disminuyó, y desde hace aproximadamente un millon de años las edades de hielo ocurren cada 100.000 años. Ni meteorólogos ni geólogos han podido averiguar por qué, así que este fenómeno ha pasado a ser conocido en la comunidad científica como «el problema de los 100.000 años».
Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en la revista Geology, podría haber encontrado la respuesta, o al menos haber dado con una hipótesis plausible al fin. Un equipo de la Universidad de Cardiff, liderado por la profesora Carrie Lear, ha descubierto que la manera en que los océanos absorben y almacenan el dióxido de carbono podría estar directamente relacionado con esta ralentización del ritmo de glaciaciones.
El trabajo de los científicos, basado en el análisis de la composición química de fósiles del suelo marino, reveló que cada 100.000 años se producía un notable aumento de las cantidades de CO2 almacenadas en los mares. Ello sugiere todo que ese dióxido de carbono es extraído de la atmósfera, lo cual explicaría un descenso de las temperaturas y la consiguiente aparición del hielo.
¿Respiran los océanos?
«Podemos pensar que los océanos inhalan y exhalan dióxido de carbono; por lo que cuando las capas de hielo son más grandes, es porque los océanos han inhalado dióxido de carbono de la atmósfera, y cuando son placas más pequeñas y la temperatura global aumenta, es porque los océanos han exhalado- comenta la profesora Lear, en utilizando una bella y acertada metáfora. Al analizar los fósiles de criaturas diminutas en el fondo del océano, hemos demostrado que cuando las capas de hielo estaban avanzando y retrocediendo cada 100.000 años, los océanos estaban inhalando más dióxido de carbono en los periodos fríos, lo que sugiere que hubo menos cantidad en la atmósfera».
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Actualmente nuestro planeta se encuentra en una preocupante situación con respecto a su temperatura y a los niveles de CO2 en la atmósfera. Ni siquiera la asombrosa y purificadora «respiración» de los oceanos es suficiente para resolver el problema. Precisamente este miércoles informábamos en esta misma web sobre la presentación del Boletin Anual sobre los gases de efecto invernadero, en la que se alertó de la gravedad de la situación climática actual. Uno de los grandes problemas, precisamente, era la saturación de estos mecanismos de absorción del CO2, que empezaban a ser insuficientes frente a la altísima concentración del gas. La última edad de hielo terminó hace unos 11.000 años. A día de hoy, con la creciente distorsión artificial que está produciendo el exceso de CO2 en la atmósfera, no hay manera de predecir como seguirá desarrollándose el ciclo climático de la Tierra. De momento, estamos provocando que nuestros océanos empiecen a respirar con cierta dificultad.
La concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2), el más peligroso de los gases que contribuyen a crear el efecto invernadero, ha alcanzado en 2015 un nuevo y preocupante umbral, el de las 400 partes por millón. La cifra es meramente simbólica pero denota una realidad lo suficientemente preocupante para que los expertos hayan dado la voz de alarma, señalando que, además, el año 2015 ha sido el año más cálido desde que empezaron a registrarse las temperaturas en 1880, según informa el portal ‘Climate Home‘.
El año 2015 hará historia por haber marcado una nueva era climática
Uno de esos expertos es Petteri Taalas, secretario general de la Organización Mundial de Meteorología (OMM), que durante la presentación del Boletin Anual sobre los gases de efecto invernadero confirmó la nueva y amenazante tasa media de concentración de CO2 y se refirió a ella como «el principio de un nuevo paradigma para el planeta y todos los que vivimos en él». El propio Taalas añadió que «El año 2015 inauguró una nueva era de optimismo y de acción por el clima con el acuerdo sobre el cambio climático alcanzado en París. Pero también hará historia por haber marcado una nueva era climática, en la que las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado niveles sin precedentes«.
Delegados de 150 países han alcanzado este sábado la ciudad Kigali, Ruanda, un acuerdo que ha sido descrito como «monumental» y como una gran triunfo para el clima.
Y es que su objetivo es eliminar gradualmente los gases hidrofluorocarburos (HFC), que son usados ampliamente en refrigeradores, aires acondicionados y aerosoles y se consideran muy nocivos para el medio ambiente.
De hecho, en términos prácticos, lo acordado en la conferencia en Ruanda, se traducirá en que en el futuro los nuevos refrigeradores deberán ser fabricados para que usen menos gases causantes del efecto invernadero.
Y es que según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PENUMA), los hidrofluorocarbonos son uno de los mayores agentes generadores del efecto invernadero y tienen una larga permanencia en la atmósfera.
Delegados que se encuentran reunidos en la capital de la nación africana aceptaron una compleja enmienda del Protocolo de Montreal de 1987 que obliga a los países más ricos a reducir el uso de hidrofluorocarburos a partir de 2019.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, quien ayudó a concretar el acuerdo durante una serie de reuniones, dijo que el acuerdo era una gran victoria para la Tierra y dijo sentirse confiado en que tendrá un impacto significativo en la lucha contra el calentamiento global.
«Es un paso monumental que responde a las necesidades de naciones en particular y que nos da la oportunidad de reducir el calentamiento del planeta medio grado centígrado», señaló Kerry en conversación con la BBC.
«Me siento muy positivo sobre dónde nos encontramos, hicimos todos los cálculos y todo el mundo se siente seguro de que lo esencial está ahí«, agregó.
«Es una gran victoria para el clima. Hemos dado un gran paso con miras a concretar las promesas formuladas en París en diciembre», indicó el comisario europeo de Energía y Medioambiente, Miguel Arias Cañete.
Los más ricos primero
El nuevo acuerdo constará de tres patrones para diferentes países, pues el objetivo es que las naciones ricas reduzcan el uso de hidrofluorocarburos más rápido que los países pobres:
Economías más desarrolladas como las que integran la Unión Europea y Estados Unidos comenzarán a limitar el uso de HFC en pocos años y reducir su utilización en al menos 10% a partir de 2019.
Algunas naciones en vías de desarrollo como China, países en América Latina y estados insulares congelarán el uso de HFC desde 2024.
Otras naciones en vías de desarrollo como: India, Pakistán, Irán, Irak y los estados del Golfo Pérsico no congelarán su uso hasta 2028.
China, el principal fabricante de HFC, no empezará a reducir su producción o uso hasta 2029.
India empezará la reducción incluso después. En 2032 se prevé que haga su primer corte de 10%.
«Es un día histórico con toda seguridad«, señaló Durwood Zaelke, miembro del Instituto para el desarrollo sostenible y la gobernabilidad (IGSD, por sus siglas en inglés: the Institute for Government and Sustainable Development), organismo que ha participado en las conversaciones del Protocolo de Montreal.
«Vinimos con la idea de conseguir la reducción de medio grado y nos vamos a ir de de Kingali con cerca del 90% de la modificación hecha», indicó el experto.
Comprando tiempo
Si el acuerdo es implementando en su totalidad, marcará una gran diferencia en lo que respecta al calentamiento global.
Expertos estiman que para 2050 eliminará alrededor de 70.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera.
(…) estamos comprando un poco más de tiempo para conseguir una economía global baja en carbón
Benson Ireri, Christian Aid
«Los hidrofluorocarburos representan una amenaza inmediata a la seguridad climática debido a su creciente uso y al alto potencial de provocar el calentamiento global, que es miles de veces superior al del dióxido de carbono», indicó Benson Ireri, consejero de alta jerarquía de la organización británica de ayuda humanitaria Christian Aid.
«Al acordar una reducción temprana de los hidrofluorocarburos, estamos comprando un poco más de tiempo para conseguir una economía global baja en carbón y para proteger a las personas más vulnerables del mundo«, añadió.
El mercado
Los partidarios insisten que el acuerdo alcanzado en Kigali se levantará sobre las bases sentadas por el acuerdo de París, el cual fue firmado por más 190 países en diciembre y que a inicios de noviembre entrará en vigencia.
También se ha resaltado lo conseguido por el Protocolo de Montreal, que en sus 30 años de historia ha permitido la eliminación de 100 gases fluorados.
La premisa es que una vez la regulación es aprobada, la industria rápidamente desarrolla alternativas.
«El mercado va a inundar a India y eso hará que ese país haga la transición mucho más rápido que lo que se han planteado», señaló Durwood Zaelke.
«La eliminación gradual siempre ha conducido a una transición en el mercado, lo que conlleva a que los rezagados se sientan obligados a moverse al ritmo del mercado«.
Cuestionamientos
Pero algunos críticos de lo acordado indican que el compromiso podría tener un impacto menor al esperado.
Cuestionan las concesiones dadas a India y China, pues las mismas, en su opinión, han debilitado el impacto global del acuerdo.
De hecho, aseguran que el objetivo de reducir el calentamiento global en 0,5 grado quizás podría ni notarse.
«Ellos necesitaban llegar a un acuerdo aquí para que se viera como legado de Obama. Por eso la delegación de Estados Unidos ha sido muy agresiva en conseguir que China e India se sumen al acuerdo», señaló Paula Tejon Carbajal de la organización no gubernamental Greenpeace International.
«Es un paso más hacia (la reducción del) 0,5 grado pero todavía no se ha logrado. Ellos dicen que el mercado trabajará para llevarnos allí, pero aún no estamos ahí», añadió.
En las primeras horas del sábado hubo una cierta sensación de júbilo entre los delgados cuando se anunció el acuerdo.
«Es algo muy importante lo que sucedió», indicó uno de los asistentes, «pero pudo haber sido más grande».
¿Qué es el efecto invernadero?
El efecto invernadero es un fenómeno atmosférico natural que permite mantener la temperatura del planeta, al retener parte de la energía proveniente del Sol. El aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) proveniente del uso de combustibles fósiles ha provocado la intensificación del fenómeno y el consecuente aumento de la temperatura global, el derretimiento de los hielos polares y el aumento del nivel de los océanos.
Durante más de 20 años, los altímetros de satélites han medido la altura de la superficie del mar de los océanos siempre cambiantes.
Esta serie de imágenes muestra los patrones complicados de sube y baja los niveles del mar en todo el mundo entre 1993 y 2015.
El nivel del mar responde a los cambios corrientes (que inclinan la superficie del mar), la redistribución del calor (lo que hace que los niveles del mar más altos) y el largo plazo aumento en los niveles globales del mar que es el resultado del calentamiento causado por el hombre.
El aumento global promedio se traza en la esquina inferior derecha.
Estos mapas se hacen usando datos de al menos dos satélites en todo momento, y los colores representan altos y bajos entre los 30 cm de los niveles normales.
Hacia el final, la expansión del récord del año pasado El Niño se puede ver en el Pacífico Oriental Tropical.
Las rejillas y las cifras se produjeron en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), Instituto de Tecnología de California, en el marco del programa de medidas de la NASA (JPL versión 1603).
Parece que (al fin) los medios empiezan a entender que el mundo se está enfriando y no calentando como afirmaban los “calentólogos”.
El mínimo de Maunder (también conocido como el mínimo de manchas solares prolongada) es el nombre que se utiliza para el período que abarca más o menos desde 1645 hasta 1715, cuando el número de las manchas solares disminuyó drásticamente, como se señaló por los observadores solares de la época.
Al igual que el Mínimo Dalton y el de Spörer, el mínimo de Maunder coincidió con un período donde la temperatura global estuvo por debajo de lo normal.
Durante un período de 30 años dentro del Mínimo de Maunder, los astrónomos observaron solamente cerca de 50 manchas solares, en contraposición a unos 40.000-50.000 puntos.
El climatólogo John Casey, ex ingeniero del transbordador espacial y consultor de la NASA, cree que los últimos años de invierno, descrito por USA Today como «uno de los más frío y con más nive» va a ser una ocurrencia regular en las próximas décadas.
Casey afirma que hay más pruebas de que la Tierra es cada vez más fría debido a una disminución de la actividad solar. Él advierte en su último libro, Oscuro Invierno que una importante alteración del clima mundial ya ha comenzado y que, como mínimo es probable que dure 30 años.
Contábamos lo que ocurría este año 2016 en el Sol en este videoprograma:
Imágenes de la NASA revelaron que las manchas solares habían desaparecido, dejándolo en blanco. Pero, por cuarta vez en este año, la cara del Sol aparecía lisa. Esto significa que, probablemente que el planeta está a punto de entrar en otra fase larga de frío.
La ausencia de manchas solares aumentó en los últimos meses. De esta manera, el Sol ha estado en su periodo más tranquilo, durante más de un siglo. Normalmente, la actividad de las manchas solares oscila entre 11 o 12 años, pero esta está disminuyendo más rápidamente que en cualquier momento de los últimos 10 mil años.
Esto solo pasó desde el siglo XV y su punto más álgido fue desde 1645 hasta 1755. El río Támesis de Londres se congeló. Hubo hambre generalizada debido a las malas cosechas. Esto se conoció como el Mínimo de Maunder. Esto coincidió con la parte más fría de la “Pequeña Edad de Hielo”. Pasó de los siglos XV al XVII. Europa, América del Norte y el resto del mundo sufrieron inviernos muy crudos.
Todavía no se sabe si hay una conexión entre la baja actividad de las manchas solares y los inviernos fríos, pero se cree que la variación solar es parte del cambio climático y tiene más incidencia que el Calentamiento global. En 2019-2020, se verá esta actividad en su punto más bajo.
¿Qué ha pasado y qué pasará?
De acuerdo con Paul Dorian, meteorólogo en Vencore Weather, El sol ya ha estado completamente en blanco este año y esto se vio a partir del 4 de junio. Fue la primera vez que ocurrió desde 2011.
Edad de Hielo en 2019
Pero, esto solo indicaría que va para una nueva fase. Y duraría meses. Ahora bien, el viento solar disminuye y el campo magnético del Sol se debilita durante los mínimos solares, por lo que es más fácil que los rayos cósmicos lleguen a la Tierra.
Casey predice la escasez de alimentos y disturbios civiles causados por esas carencias, debido en gran parte a que los gobiernos no se preparan para las cuestiones que el clima más frío traerá. También predice que las temperaturas perversamente amargas en invierno causará un aumento de la demanda de electricidad y calefacción superando la oferta.
Casey no está solo en su pensamiento. El experto en clima de Rusia y astrofísico, Habibullo Abdussamatov, va un paso más allá y afirma que estamos en el comienzo de una nueva edad de hielo.
Un informe de enero 2013 de Science News de la NASA detalla científicamente la conexión de las manchas solares con el clima y que vale la pena leer. Debe recordarse que desde que el informe fue escrito el ciclo solar 24 ha demostrado ser no el ciclo más pequeño en 50 años, sino el más pequeño desde hace 100 años. El último ciclo solar con un número de manchas solares similar fue en 1906, ciclo solar 14.
Matt Penn y William Livingston del Observatorio Solar Nacional predicen que para cuando llege el ciclo Solar 25, los campos magnéticos en el Sol serán tan débiles que pocas o ninguna mancha solar se formará. Líneas independientes de investigación que involucran la heliosismología y los campos polares tienden a apoyar su conclusión.
Livingston y Penn son astrónomos solares con la ONE (Observatorio Solar Nacional) en Tucson, Arizona. Ellos usan una medida conocida como la división Zeeman para recopilar datos sobre las manchas solares. Ellos descubrieron en 1990, que el número de manchas solares está cayendo y que una vez que el campo magnético cae por debajo de 1.500 Gauss, no se formarán manchas solares. (Gauss es una medición de campo magnético. El Gauss de la Tierra es menor que uno). Si el declive continúa al ritmo actual se estima que el Sol estará en dicha «línea roja» para el año 2016. Si estos científicos están en lo correcto, nos estamos dirigiendo a un período de inviernos muy fríos y veranos mucho más fríos. Seguir leyendo Se acerca una mini glaciación para 2019→
Es esencial para relanzar el crecimiento y reducir la pobreza. Es la clave para el cumplimiento del Acuerdo de París. Puede ser un pilar para construir una economía sostenible. A los países del sur irán dos tercios de la inversión.
Un nuevo e importante estudio de la Comisión Mundial sobre el Clima y Economía pide a los gobiernos e instituciones financieras ampliar y reorientar sus inversiones para la infraestructura sostenible como una estrategia fundamental para estimular el crecimiento. Este estudio fue lanzado por el ex Presidente de México, Felipe Calderón, y Lord Nicholas Stern, así como otros miembros de la Comisión a nivel mundial, durante un evento organizado por el Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, en Washington, DC, EE.UU..
«La inversión en infraestructura sostenible es esencial para resolver todos los problemas urgentes del mundo», dijo Felipe Calderón, que actualmente preside la Comisión Mundial. «Es esencial para recalentar el crecimiento global. Es la clave para reducir la pobreza. Es fundamental para el cumplimiento del Acuerdo de París. La infraestructura puede ser el pilar sobre el que podemos construir una economía sostenible. Todo depende de si adaptamos la financiación para que el capital migre hacia el bajo carbono».
El informe «El imperativo de la Infraestructura Sostenible: financiación para un mejor crecimiento y desarrollo», identifica las principales barreras para la financiación de infraestructura sostenible y establece un programa de iniciativas para desbloquear el capital necesario. También se detallan las necesidades de infraestructura en el futuro por sectores y por grupos de países, lo que llevó a la conclusión de que los países del sur representarán aproximadamente dos tercios de la inversión, principalmente en los sectores de la energía y el transporte.
Según el estudio, la inversión en infraestructura durante los próximos 15 años, demandará U$S90 mil millones, más de lo esperado en la actualidad, incluso teniendo en cuenta el modelo de desarrollo actual. La buena noticia es que no se necesita mucho más para garantizar que esta infraestructura ofrece una economía baja en carbono en consonancia con los objetivos climáticos acordados en París y los ahorros generados en el combustible y otros artículos compensan la inversión adicional.
Satisfacer estas necesidades de inversión requerirá una combinación de recursos públicos y privados, la participación pública utilizada estratégicamente para atraer o aprovechar aún más la inversión privada. Según el estudio, un solo proyecto de infraestructura puede requerir la participación de decenas de instituciones financieras, todas ellas con sus propios requisitos, y tomar más de una década en completarse. El costo de preparación del proyecto es sustancial, típicamente 2,5-5% de la inversión total. Y la relación riesgo-retorno para la infraestructura sostenible es con frecuencia demasiado alta para atraer capital privado.
La Comisión Mundial identifica cuatro áreas de acción para financiar infraestructura sostenible en la escala requerida:
1. La lucha contra las distorsiones fundamentales de precios con la reforma de los subsidios a los combustibles fósiles y el precio del carbono. Los subsidios a los combustibles fósiles ascendieron a alrededor de $550 millones de dólares en 2014, desviando recursos que podrían invertirse en opciones sostenibles.
2. Fortalecer las estructuras políticas y las capacidades institucionales. Una mejor planificación y gobierno pueden garantizar que los proyectos más relevantes se seleccionan primero y que la adecuada financiación sea utilizada en el momento adecuado.
3. La transformación del sistema financiero a través de nuevas herramientas tales como bonos verdes (green bonds) y los bancos de inversión verde y la descarbonización del sistema financiero existente, incluida la divulgación de los riesgos climáticos corporativos.
4. Aumentar la inversión en la innovación y el despliegue de tecnologías limpias para reducir los costes iniciales de infraestructura sostenible.
Lord Nicholas Stern, economista y co-presidente de la Comisión, dijo: «El siguiente par de décadas, y en particular los próximos dos o tres años serán cruciales para el futuro del desarrollo sostenible. Podemos y debemos invertir y construir ciudades en las que se puede mover, respirar y ser productivo, y al mismo tiempo proteger el mundo natural que sostiene nuestra subsistencia. Esto requerirá no sólo mejores políticas, sino también un cambio radical en el propio sistema financiero para que sea adecuado para el propósito, la escala y la calidad de la inversión que necesitamos ahora. Bancos de desarrollo, tanto nacionales como internacionales, deben estar en el centro de esta historia de crecimiento del futuro».
Los gobiernos están invirtiendo enormes sumas en represas para energía limpia, pero parece que se han sacado mal los cálculos.
«Globalmente, los reservorios creados por represas podrían ser responsables de contribuir casi emisiones equivalentes a una giga-tonelada de dióxido de carbono, alrededor de 25% más de lo que se preveía. Esto significa que se ha subestimado la cantidad de gases de invernadero que se ha estado enviando a la atmósfera». Así reza la conclusión de un estudio que se publicará a la brevedad.
Las represas dominan la producción mundial de energía limpia y desvían agua esencial para irrigación. Además, los proyectos son caros: los cálculos de la Comisión Mundial de Represas sugieren que la construcción de cada represa grande cuesta entre US$ 6.000 millones y US$ 37.000 millones.
Eso podría no ser una inversión tan segura para el ambiente como se creía.
Un equipo de investigadores de Canadá, Holanda, China, Estados Unidos y Brasil, liderados por Katherine Ellen Foley, publicará un estudio la semana próxima donde muestra que globalmente, los reservorios creados por represas estarán aportando emisiones por una giga-tonelada de dióxido de carbono, 25% más de los que había calculado. Esto significa que hemos estado subestimando los gases de invernadero que enviamos a la atmósfera.
El concepto en el que se basa la energía hidroeléctrica es simple: en lugar de quemar combustibles fósiles como carbón, petróleo o gas natural, que ponen más de 52 millones de kilo-toneladas de gases de invernadero en la atmósfera cada año, las represas detienen el agua que fluye de los ríos o lagos y usan la fuerza de lo que iba a ser ese flujo para rotar las turbinas que generan electricidad. Aparte de la construcción misma, no deberían generar emisiones extra de carbono.
Excepto por un detalle: Cuando el río se ve bloqueado, se junta el agua detrás de la represa creando un lago estancado antinatural, que casi siempre mata gran parte del ecosistema existente. El exceso de agua es empujado hacia las orillas, que por lo general están cubiertas por vida vegetal. Esas plantas se ahogan y mueren. Las bacterias en el agua descomponen esas plantas generando dióxido de carbono y metan, un gas de invernadero 86 veces más potente que el CO2.
Esos gases burbujean sobre la superficie del reservorio y luego son soltados a la atmósfera.
Todavía se producen más de esos gases si el agua del río contiene nitrógeno o fósforo extra por los vertidos de fertilizantes. Esos nutrientes permiten que las algas que naturalmente están en el río se multipliquen pero luego rápidamente superan las reservas de oxígeno en el agua. Cuando las algas mueren, se descomponen en materias orgánicas creando todavía más gases.
Para su trabajo, los autores estudiaron 267 reservorios credos por represas y los sumaron a los resultados de otros 100 estudios anteriores para explicar el total de las emisiones globales.
El país está perdiendo unos 20 millones de toneladas de hielo más de lo que se había calculado, un error de cálculo que impacta en las predicciones de cambio climático. La capa de hielo se derrite mucho más rápido de lo que creían los científicos.
Hasta hace poco, los investigadores creían que Groenlandia perdía 249 billones de kilos de hielo por año. Una nueva investigación publicada el 21 de septiembre en Science Advances muestra que ese cálculo podría haber subestimado ampliamente lo serio de la situación.
Por lo general, los científicos estiman la pérdida de hielo basándose en imágenes satelitales de cambios en la superficie de la Tierra, combinado con cálculos que usan para compensar por el «ajuste glacial isostático», un fenómeno donde la corteza terrestre se eleva después de que grandes cantidades de hielo se derriten.
Pero en el nuevo estudio, un equipo de científicos usó una red de sensores GPS para averiguar a qué velocidad la tierra volvía a elevar y concluyeron que el método anterior era inexacto. En realidad, dicen, los métodos antiguos estaban subestimando la pérdida de hielo en 20 millones de toneladas al año, o unos 18 billones de kilos.
De modo que en realidad, Groenlandia perdió un promedio de 267 billones de dilos de hielo por año entre 2003 y 2013.
Aunque eso puede no parecer una diferencia enorme, es lo suficientemente importante para afectar la suba del nivel del mar en todo el globo. Calcular con precisión la pérdida de hielo es fundamental para predecir los efectos futuros del cambio climático.
El cambio climático amenaza con revelar uno de los secretos de Estados Unidos que se encuentra enterrado en el norte de la isla de Groenlandia.
Esta semana, investigadores de la Universidad de York, en Canadá, señalaron que la rápida desaparición de la capa de hielo en el Polo Norte podría causar una fuerte contaminación en la región por desperdicios nucleares. Y es que el calentamiento global podría desenterrar una base nuclear secreta de EE.UU., según publicó el domingo BBC Mundo.
«En los años 60, Estados Unidos intentó construir una base militar subterránea que llamó Camp Century, que tenía como objetivo el lanzamiento de misiles nucleares en caso de una guerra con la Unión Soviética», explica el documento enviado aBBC Mundo y que fue firmado por los investigadores liderados por el profesor William Colgan.
El calentamiento global y el derretimiento de los glaciares están creando serios problemas medioambientales. El cambio climático es capaz también de revelar oscuros misterios.
Así, el deshielo desenterró una base secreta abandonada de EEUU ubicada en Groenlandia, lo que producirá la fuga de sustancias tóxicas peligrosas en la atmósfera.
Durante la Guerra Fría, los ingenieros del Ejército de EEUU construyeron un complejo militar secreto en el noroeste de Groenlandia.
La base, denominada Camp Century —que albergaba hasta 200 soldados y constaba de una red de túneles, un hospital, un cine e incluso un teatro y una iglesia—, estaba impulsada por un reactor nuclear.
Oficialmente, se utilizó para dar soporte al laboratorio de EEUU para los proyectos árticos.
Sin embargo, también se empleó para llevar a cabo pruebas nucleares secretas.
El denominado Project Iceworm —Proyecto Gusano de Hielo— también incluía un ferrocarril bajo la nieve.
No obstante, la base secreta fue evacuada en 1967, después de que los científicos estadounidenses descubrieran que el glaciar de Groenlandia se estaba desplazando de manera más rápida de lo esperado, poniendo en peligro el funcionamiento del reactor.
Todo lo que dejaron fueron enormes cantidades de bifenilos policlorados tóxicos, utilizados en los trabajos de construcción, aguas residuales sin tratar y refrigerante radiactivo.
En un futuro próximo, los desechos tóxicos podrían filtrarse en el medio ambiente debido al calentamiento global.
«Cuando la basura tóxica estaba depositada, nadie pensó que podría filtrarse», según comentó a la agencia AFP William Colgan, profesor de la Escuela de Ingeniería Lassonde de la Universidad de York (Canadá).
El Ejército de EEUU evacuó el reactor nuclear, pero dejó cantidades de residuos nucleares equivalentes a la masa de 30 aviones Airbus A320.
Las sustancias químicas podrían filtrarse en el medio ambiente para el año 2090, dado que las temperaturas en el Ártico están aumentando más rápido que en el resto del mundo.
Además, el deshielo ya no está compensado por las nevadas, según una investigación auspiciada por Colgan.
De acuerdo con los expertos, la limpieza del sitio radiactivo es a la vez costosa y difícil de ejecutar.
Este problema podría acabar en una disputa entre EEUU y Dinamarca sobre el futuro de los restos de Camp Century.
Este conflicto naciente pone nerviosos a los ciudadanos de Groenlandia.
Así, Sara Olsvig, una legisladora opositora groenlandesa, admite que «muchas cosas» estuvieron «poco claras» durante decenios en los acuerdos entre Copenhague y Washington.
«No hay mucho que pueda hacer Groenlandia con respecto a las relaciones entre Dinamarca y EEUU ni sobre la responsabilidad final», según declaró a Inquirer.
El ministro de Exteriores de Groenlandia, Vittus Qujaukitsoq, calificó de «preocupantes» los resultados de la investigación y prometió asignar la limpieza de los residuos tóxicos a los responsables.
Anteriormente, el Gobierno de Groenlandia pidió a Copenhague un informe sobre Camp Century, pero no recibió ninguna respuesta. Posteriormente, el ministro de Exteriores de Dinamarca, Kristian Jensen, y el Departamento de Defensa de EEUU, se comprometieron a cooperar para abordar los problemas comunes de seguridad.
Tras establecer el responsable para la limpieza de la base estadounidense, Washington y Copenhague podrían renovar su cooperación ambiental en Groenlandia.
Anteriormente, EEUU y Dinamarca limpiaron la zona de la catástrofe de un bombardero estratégico B-52, siniestrado en 1968.
El avión, que transportaba cuatro bombas de hidrógeno, se estrelló cerca de la base aérea de Thule, a unos 240 kilómetros de Camp Century.
En el año 536 d.C., la niebla seca más persistente y más densa de la historia registrada afectó a Europa, Oriente Medio, China, y probablemente a todo el mundo. El verano fue frío y hubo hambre, escasez y guerra. La cosecha insólitamente grande de 534 se consumió tratando de alimentar a la gente. Un gran porcentaje de la población de Europa murió y el número de habitantes de Europa disminuyó a su nivel más bajo entre los tiempos clásico y moderno.
Flavio Magno Aurelio Casiodoro Senator era el prefecto del pretorio, lo que podríamos llamar hoy en día el primer ministro del reino visigodo del siglo VI, que tenía su capital en Rávena, y que incluía Roma. En otoño de 536 escribió una carta desde su finca de campo a su asistente, Ambrosio. En ella, describe como era vivir en Italia durante este año: ¿Qué clase de experiencia es esta, te pregunto, de mirar al astro principal y no percibir su luz usual? ¿Mirar la luna totalmente llena pero sin su esplendor natural? Todos percibimos un sol coloreado de azul. Nos sorprendemos que a mediodía los cuerpos no tengan sombras, de que el calor más fuerte haya alcanzado la inercia de la tibieza extrema durante el espacio de un año entero.
Zacarías de Mitilena refirió las observaciones hechas en Constantinopla en el mismo año: El sol empezó a oscurecerse durante el día y la luna, por la noche… desde el 24 de marzo de este año hasta el 24 de junio del año que sigue.
El historiador bizantino Procopio, en su descripción de las guerras contra los vándalos, escribió, refiriéndose al año 536: “Durante este año tuvo lugar el signo más temible. Porque el sol daba su luz sin brillo, como la luna, durante este año entero, y se parecía completamente al sol eclipsado, porque sus rayos no eran claros tal como acostumbra. Y desde el momento en que eso sucedió, los hombres no estuvieron libres ni de la guerra ni de la peste ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte. Y sucedió en el momento en que Justiniano estaba en el décimo año de su reinado”.
En Irlanda, los Anales de los cuatro maestros registran referencias en 536 y 539 d.C. de una escasez de pan. En los Anales cámbricos británicos, hay una referencia en 537 a mortalitas in Britannia et Hiberna, muerte en Bretaña e Irlanda. El período de hambruna fue seguido por el brote de plaga en 542 en la región del Mediterráneo, que llegó hasta Irlanda en 545.
En China, durante los equinoccios de primavera y otoño de cada año, los antiguos chinos buscaban a Canopus, la estrella más brillante de la constelación de Alfa Carina, para asegurarse buenos tiempos y para marcar las estaciones. Sin embargo, en 536 d.C. no se pudo ver Canopus. Los registros del gobierno Ching en el sur de China informan de frío y nieve en julio y agosto que acabó con el cultivo de granos, causando una grave hambruna el siguiente otoño. Las narraciones muestran que los efectos climáticos se notaron hasta 538. Otros reinos chinos informaron de desastres similares. Uno de ellos señaló que el tiempo fue tan severo que del 70 al 80 % de la gente de la región murió de hambre.
Los registros de la capa de hielo Quelccaya en los Andes del sur de Perú señalan un período de sequía severa alrededor de 540-560 d.C. y de 570-610 d.C. Un estudio ha sugerido que una era fría puede haber empezado alrededor del año 535.
El profesor Mike Bailley, experto en dendrocronología, encontró un crecimiento anormalmente pequeño en los anillos de los robles de Irlanda en el año 536, seguido de otra caída brusca en el año 540, después de una recuperación (Dendrochronology raises questions about the nature of the AD 536 dustveil event). Se han encontrado patrones semejantes en árboles de Suecia, Finlandia y California. En la figura siguiente se puede ver una cronología del crecimiento de los anillos de los árboles de los últimos 1000 años, en el que se aprecia, en la franja amarilla, el evento de 536 d.C.
Durante los años 540 y 541 se extendió por toda Europa, el norte de África y parte de Asia, la llamada plaga de Justiniano (en aquel entonces emperador de Bizancio), que causó la muerte de millones de personas. La enorme mortandad de esta plaga se puede explicar por la debilidad de la población después del período de malas cosechas debidas al frío de los años anteriores.
¿Cuál fue la causa de este frío intenso, repentino y que afecto todos los continentes? Una causa puede ser una explosión volcánica que provocase la misteriosa nube de aerosol de 536 d.C. Hasta hace poco había dos candidatos para esta erupción: la caldera Rabaul, en Papúa Nueva Guinea, y El Chichón. Pero no hay pruebas evidentes para ninguno de ellos.
Se ha planteado la posibilidad de que la niebla seca de 536 d.C. no fuese el resultado de una erupción volcánica, sino más bien el efecto del choque de un asteroide o cometa contra uno de los océanos del mundo, o bien el del paso de la órbita de la Tierra a través de una nube de polvo interestelar. Puesto que no hay ningún volcán que sea un candidato indiscutible, y como la señal ácida en el hielo es mucho menor de lo que se esperaría de una erupción de tamaño suficiente para causar los efectos observados por todo el mundo, hay que considerar la posibilidad de un impacto o de una nube de polvo cósmico.
Últimamente han aparecido dos estudios sobre el tema. La novedad es que se ha mejorado mucho la precisión con la que se pueden datar los testigos de hielo. El primero, New ice core evidence for a volcanic cause of the A.D. 536 dust veil, publicado en el 2008, tras analizar el contenido en SO4 de los testigos de hielo de Groenlandia, en los que se encontró un depósito de SO4 en los años 533-534 ± 2, precedido de otro depósito de SO4 aún mayor datado el año 529 ± 2, como se ve en la figura, se formula la hipótesis de una erupción del volcán Haruna, en el Japón. Por la cantidad de SO4 encontrado, la explosión del año 529 debió ser mucho más importante que la del Tambora de 1815.
El segundo estudio está firmado en primer lugar por Dallas Abbott, de la Universidad de Columbia, y es del año 2008, Magnetite and Silicate Spherules from the GISP2 Core at the 536 A.D. Horizon. Este estudio se completa por otro de la misma autora, del año 2009, Comet smashes triggered ancient famine. En él, los autores han examinado los residuos sólidos del testigo de hielo de GISP 2 con una profundidad entre 361,45 y 361,55 metros, que cubre las fechas entre el 24 de febrero y el 28 de agosto del año 536 d.C. Esta muestra de hielo contiene la concentración de cloro no volcánico más elevada de los últimos 2.000 años (64 ppb). La zona correspondiente a principios del año 536 contiene, además, 5 esférulas perfectamente redondas, de las cuales 3 son de óxido de hierro puro, y miden entre 0,3 y 1,3 micras de diámetro. Otra es de silicato con óxido de hierro, y mide 0,5 micras. La última es un silicato sódico potásico de aluminio, y mide 2,6 micras. Estas esférulas, según los autores, tienen su origen en un impacto, aunque no provienen directamente del cuerpo causante del impacto, sino que su análisis hace pensar que se trata de restos terrestres lanzados a la atmósfera por el impacto. En el segundo estudio se añade que estas esférulas se hallan en testigos de hielo correspondientes a varios años, lo que hace suponer que se trata del impacto de un cometa, ya que estos cuerpos tienden a fragmentarse antes de llagar a la Tierra. Localizan la caída de un primer objeto de unos 640 metros en el golfo de Carpentaria, en Australia, y de un segundo objeto, más pequeño, en el Mar del Norte, cerca de Noruega. Microfósiles marinos encontrados junto con las esférulas son coherentes con un impacto oceánico.
De manera que, hoy por hoy, no tenemos la certeza de cual fue la causa del evento del año 536. Pudo ser una erupción volcánica o la caída de un cometa.