Hace siglos que los Estados Unidos contiguos, la totalidad de los estados, no experimentan un «Big One», un terremoto de magnitud superior a 9,0. El último registrado fue un terremoto en 1700 con una magnitud estimada de 9,0. Se produjo a lo largo de la zona de subducción de Cascadia, donde la placa de Juan de Fuca se sumerge bajo la placa norteamericana.
En esta región se producen enormes terremotos porque la placa que desciende suele ser corteza oceánica, que es fría y densa, lo que significa que puede romperse de forma brusca y repentina.
Sin embargo, la corteza fría y densa que se está hundiendo puede romperse durante mucho más tiempo y dar lugar inicialmente a los desplazamientos y temblores sísmicos.
La naturaleza de la zona hace que cualquier terremoto vaya acompañado de otro acontecimiento destructivo: un tsunami.
El terremoto que se produjo en 1700 envió un tsunami a través del Océano Pacífico hasta Japón.
Lior Ron, director de la división logística de Uber Technologies, ha dicho en una entrevista con CNBC que el colapso del sector del transporte automovilístico de Estados Unidos es un “auténtico Armagedón” (1).
Lo que está ocurriendo ahora resultaba inimaginable: los puertos estadounidenses están experimentando grandes atascos y decenas de barcos hacen colas incapaces de descargar todo lo que llevan. Hacen falta trabajadores para descargar contenedores y conductores de camiones para transportar sus contenidos a los almacenes. Incluso se ha llegado a decir que se producirá una gran escasez de alimentos y otros insumos básicos. La Casa Blanca ha advertido a sus ciudadanos que es posible que los precios de los productos se eleven y que las estanterías estén vacías en Navidad (2).
El peor de los escenarios se ha cumplido. El volcán Cumbre Vieja de La Palma, España, ha entrado en erupción este domingo después de una semana de una fuerte actividad sísmica, lo que ha obligado a las autoridades a evacuar a mil personas mientras la lava se dirige hacia sus hogares.
La explosión tuvo lugar en una zona conocida como Cabeza de Vaca y se produce después de que la isla registrara miles de terremotos solo en los últimos cinco días.
Una serie de luces extrañas aparecieron en el cielo en distintos puntos del país. Te contamos qué son y por qué pueden verse antes o durante un terremoto.
BBC Mundo
08.09.2021
Un sismo de magnitud 7,1 sacudió este martes Acapulco, en el sur de México, y causó la muerte de al menos una persona.
El sismo se registró a las 20:47 hora local (01.47 GMT), y se sintió también en Ciudad de México, donde residentes atemorizados salieron a las calles tras escuchar la alerta sísmica.
Al igual que en anteriores terremotos, en el cielo de Ciudad de México se observaron los destellos conocidos como «luces de terremoto».
¿Qué son estos estos misteriosos destellos de luz? ¿Y qué tienen que ver con el terremoto?
Carga eléctrica
Según investigadores de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, los destellos lumínicos se producen debido a que los deslizamientos del suelo cerca de las fallas geológicas de la Tierra generan una carga eléctrica.
Se conocen como «luces de terremoto» y han sido documentadas desde los años 1600, dice un informe de la Asociación Sismológica de Estados Unidos.
Dos días antes del terremoto de San Francisco de 1906, por ejemplo, una pareja vio rayos de luz a lo largo del suelo. Y en el caso de Quebec, Canadá, en 1988, un brillante globo de luz rosa y púrpura se avistó 11 días antes del devastador temblor.
En el caso del sismo de L’Aquila, Italia, en 2009, transeúntes vieron «llamas de luz» saliendo de los adoquines en el sector histórico de la ciudad segundos antes del mismo.
Y evidencias en video de numerosos rayos de luz fueron registradas por cámaras de seguridad durante el terremoto de magnitud 8,0 en Pisco, Perú, en 2007.
Más recientemente, varios videos que muestran esferas luminosas fueron publicados en YouTube, en el marco del terremoto y tsunami de Fukushima, Japón, en 2011, y algo similar está ocurriendo ahora con el sismo de México.
Modelo
Estas luces de terremoto se pueden producir antes o durante los movimientos sísmicos.
Los rayos más habituales en el cielo son el resultado de una acumulación de carga eléctrica en las nubes.
Pero los experimentos de laboratorio en la Universidad de Rutgers sugieren que estas luces se originan, en cambio, por el gran aumento de carga eléctrica en el suelo cuando la tierra se rompe.
Los resultados fueron presentados en la reunión de la Sociedad Estadounidense de Física, en 2014, por el ingeniero biomédico troy Shinbrot.
Su laboratorio creó un modelo miniatura de las tensiones, forcejeo y rupturas que suceden durante un terremoto.
Llenaron tanques con diferentes tipos de granos, desde harina hasta finas bolitas de vidrio, y las agitaron de manera intermitente para crear grietas.
Observaron que esto generaba cientos de voltios de electricidad, lo que sugiere que incluso sutiles deslizamientos del suelo en las fallas geológicas son suficientes para cargar la Tierra y provocar rayos en el cielo.
El equipo liderado por Troy Shinbrot observó también otros dos tipos de materiales con partículas que se unen y deslizan de forma similar a como lo hace la Tierra en las zonas más propensas a los sismos.
Así descubrieron que, al ser movidos, todos desarrollan un voltaje eléctrico.
Advertencia para prevenir desastres
Aún no han podido averiguar por qué se produce esta carga ni por qué algunas veces aparecen las luces y otras no.
«No todo gran terremoto está precedido por rayos. Ni después de todos los rayos que se dan en un cielo despejado son seguidos de un terremoto», comentó Shinbrot.
«Hemos encontrado que parecen ser los precursores de algunos grandes terremotos, de magnitud 5 o mayores. Pero la señal del voltaje no es siempre la misma. Algunas veces es alta y otras baja», añadió.
No obstante, estas señales de advertencia luminosas podrían ayudar a prevenir desastres.
En el caso del terremoto en L’Aquila, se informó de un residente que, después de ver los destellos dentro de su casa, dos horas antes del sismo, sacó a su familia a un sitio seguro.
A partir de esto, se han iniciado proyectos para observar y registrar estas luces en zonas especialmente vulnerables a los movimientos sísmicos.
Ciudades costeras podrían sufrir decenas de días con inundaciones a causa de fenómenos naturales.
Regiones costeras de Estados Unidos, e incluso del Golfo de México, están advertidas por lo que podría suceder en la década de 2030, tan solo en nueve años.
Expertos consideran que este hallazgo debe tenerse en cuenta «para la reevaluación de los sistemas de alerta temprana» de estos fenómenos, ya que según sus reportes, las olas podrían alcanzar los seis metros de altura y tardarían en llegar a la costa entre 21 y 35 minutos.
Hace unos días el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona alertó sobre la probabilidad de que existiera un tsunami en España causado por fallas inversas similares a las que causaron el terremoto de Lisboa de 1755. Ahora, han localizado otro tipo de falla que podría afectar al sur de España y también al norte de Marruecos.
En concreto se trata de la falla activa de salto en dirección de Averroes, situada en el Mar de Alborán al sur del país. En el estudio, publicado en la revista Scientific Reports en el que analizan la actividad de la falla de los últimos 124.000 años, se desvela que las zonas costeras próximas podrían verse afectadas por la llegada de olas de tsunami, así como la magnitud que podría alcanzar la inundación.
Los próximos cambios naturales en la órbita de la Luna -el llamado «bamboleo» lunar-, unidos a la subida del nivel del mar causada por el cambio climático, podrían provocar inundaciones récord en la Tierra en los próximos años, según un reciente estudio de la agencia espacial estadounidense NASA y la Universidad de Hawai.