Archivo por días: enero 19, 2012

EXTRAÑOS SONIDOS APOCALIPTICOS VUELVEN A ESCUCHARSE ALREDEDOR DEL MUNDO

En los comienzos de 2012 continua repitiendose el fenómeno de los extraños sonidos no identificados, sonidos que los propios testigos que los describen  no son capaces ni de definir, ni de ubicar en el lugra donde son percibidos.


COMPILATION OF STRANGE SOUNDS HEARD GLOBALLY! JAN 10 12, 2012.

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En Nueva Zelanda 2012

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Strange sounds in Conklin, Alberta Jan. 12/2012

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En Budapest,11Enero-2012

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Strange Sounds Costa Rica 2012

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Strange Sounds in the Sky 2012

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Fuentes varias en Youtube

EXTRAÑOS SONIDOS APOCALIPTICOS VUELVEN A ESCUCHARSE ALREDEDOR DEL MUNDO

Telepatía y percepción extrasensorial entre las plantas

Las plantas acceden a un increíble espectro de biocomunicación que incluye diversos procesos psíquicos como telepatía, inferencia informativa a distancia y empatía a nivel celular por otros seres vivos.

 la telepatía entre plantas parece haber sido comprobada

“Guardamos una mayor conexión con lo invisible que con lo visible”

Novalis

Todos hemos escuchado hablar de, o incluso hemos podido constatar, la sensibilidad de las plantas: su respuesta, favorable o desfavorable, a estímulos como la música o el color, el hecho de que al hablarles bonito crecerán más rápido y más sanas, o que si las expones a situaciones estresantes ello repercutirá negativamente en su desarrollo. Sin embargo, y a pesar de que existen estudios fundamentados al respecto desde hace medio siglo, no muchas personas están familiarizadas con la percepción extrasensorial que manifiestan estos seres.

Comenzaba la segunda mitad de la década de los sesentas. Muchos se encontraban inmersos en un acelerado desdoblamiento de conciencia (mediado por innumerables dosis de LSD y coloridos estampados), otros se encontraban compitiendo por llegar a la luna, y uno de ellos, Estados Unidos, había iniciado una invasión contra Vietnam, a pesar de no haberse aún sacudido el asesinato de John F Kennedy.  Malcolm X moría asesinado, y los Beatles estaban por lanzar su legendario Sgt Peppers.

Pero allá en 1966 no todo era psicodelia y guerras, también estaba por ocurrir algo increíble en una oscura oficina situada en la 5ta avenida de Nueva York. Este era el espacio de trabajo de Cleve Backster, el más prestigiado examinador de detección de mentiras de todo el país. Una noche como cualquier otra, de pronto, impulsivamente, algo le llevó a colocar los electrodos de su polígrafo a una planta, una Dracaena massangeana. Y lo que sucedería a continuación, provocaría en él una revolución personal: notó que al verter agua sobre la planta, el galvanómetro obtenía una reacción similar a la de una persona experimentando emociones. Backster sabía que el más intenso estímulo para generar una reacción emocional en una persona es la noción de sentirse amenazada, así que pensó en exponer la hoja conectada a los electrodos, y ahora, con mayor sorpresa, constató que la planta había reaccionado bruscamente ante la sola idea de ser quemada. Tras un par de pruebas más, intentó visualizar nuevamente la flama quemando la hoja, pero ahora no hubo reacción alguna, como si la planta pudiese diferenciar entre una intención real y una fingida.

A partir de esa noche la carrera de Backster experimentaría un giro radical, ya que dedicaría la mayor parte de su tiempo a profundizar en sus investigaciones sobre biocomunicación y, eventualmente, abandonaría las labores que realizaba para agencias gubernamentales, entre ellas la CIA. Y tras esta decisión participaría en decenas de experimentos, parte de ellos publicados en el International Journal of Parapsychology: “Evidence of a Primary Perception in Plant Life,” (vol. 10, no. 4, Winter 1968, pp. 329-348), que terminarían por arrojar resultados aún más sorprendentes los cuales sugieren diversas habilidades extrasensoriales en las plantas:

Vínculos telepáticos

En una ocasión, Backster se percató de que las plantas establecían un lazo especialmente fuerte con las personas que cuidaban de ella, y que este vínculo no dependía del espacio físico que les separaba. Cuando se encontraba fuera de su oficina y le ocurrían eventos excitantes, fuesen positivos o negativos, sus plantas registraban los cambios bruscos en su estado de ánimo o sus ritmos biológicos. Incluso en alguna ocasión, estando en otra ciudad, Backster tropezó en la calle, lastimándose. Al llegar a su hotel llamó a uno de sus asistentes para corroborar si a la hora de su accidente se había registrado alguna reacción en las plantas, y la respuesta fue positiva, justo a la hora en que el cayó, las plantas manifestaron un notable estrés.

Empatía celular

En otro experimento que realizó, ya instalado en la fase en donde monitoreaba a sus plantas las 24 horas del día, Backster notó que al momento de haberse hecho una herida en el dedo, con un cuchillo, la planta había registrado el percance. Lo mismo sucedió cuando una araña que se encontraba en el mismo cuarto fue amenazada por una de las muchas personas que visitaban el laboratorio o, de manera más drástica, cuando frente a una planta alguien arrojó unos cangrejos vivos a un recipiente con agua hirviendo. Con el tiempo, Backster detectaría un patrón en el que la planta reaccionaba cada vez que atestiguaba la muerte de tejido vivo, lo cual lo llevo a teorizar sobre una especie de empatía telepática, a nivel celular, que manifiestan las plantas.

Para explorar esta hipótesis, encontró una manera de adherir electrodos a diversas infusiones celulares, tales como amibas, sangre, y esperma. Tras los experimentos se encontró con que estas infusiones también reaccionaban, por ejemplo el esperma manifestaba una reacción cuando su donante se colocaba junto al tubo que lo contenía. Esta comunicación “parece que no para en el plano celular. Puede que atraviese al molecular, el atómico o incluso el subatómico. Todas aquellas cosas que han sido consideradas, convencionalmente, como inanimadas, podrían tener que ser revaluadas” afirmó el investigador, que eventualmente llamaría a este fenómeno “percepción primaria”.

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Desciframiento emocional de información:

Otra de las pruebas consistió en adherir los electrodos a una planta y colocar a un colega junto a ella. A continuación le pregunto su año de nacimiento, y Backster enumeró diez fechas distintas, instruyendo a su colega que respondiera, invariablemente, con un No, aunque una de ellas fuese la correcta.  Luego, al observar el galvanómetro, Backster supo cuando su interlocutor había mentido pues la planta se lo había indicado, reaccionando justo en el instante en que una de las respuestas careció de verdad.

Los anteriores son solo algunas de las líneas de investigación que Backster desarrolló. Por cierto, el trabajo de este estadounidense nos remite a la loable labor que el bioquímico y filósofo de Cambridge, Rupert Sheldrake, ha venido realizando en las últimas tres décadas, y la cual ha derivado en la teoría de los “campos morfogenéticos”, una red invisible de hebras a través de la cual se da un permanente intercambio de información entre individuos de la misma especie. Por otro lado, al leer los sucesivos “descubrimientos” o mejor dicho recordatorios, que Backster develaba, es difícil no remitirnos a las entidades metafísicas que, de acuerdo con el gran Paracelso, habitan en los distintos planos naturales, los elementales.

Tras haber sido un profesionista, exitoso, internacionalmente reconocido como examinador de mentiras, luego de volcarse al estudio de las facultades extrasensoriales en las plantas, Backster fue descalificado en innumerables ocasiones (como suele suceder con cualquier investigación que amenaza las fronteras tradicionales de la ciencia). Su carrera con las plantas, o mejor dicho su credibilidad, tuvo múltiples altibajos. Hubo ocasiones en que logró demostraciones exitosas de sus teorías, en público, participando desde en programas de televisión hasta prestigiados recintos académicos, como la Universidad de Yale. Mientras que en otras ocasiones aparentemente fracasó ante la nula reacción de sus queridas plantas, lo cual fue crudamente aprovechado por sus críticos.

La mayoría de las culturas actualmente dominantes, o al menos un sector considerable dentro de ellas, parece haber descuidado, tristemente, su relación con un personaje que invariablemente catalizó, a lo largo de la historia, la relación del ser humano con la “realidad”: la naturaleza. Ello a pesar de que prácticamente todas las tradiciones místicas, las religiones, y en si los pilares del desarrollo de nuestra especie, postularon la resonancia con el entorno natural como la máxima premisa evolutiva.

Y tal vez por esta razón es que actualmente sufrimos una especie de amnesia ante las grandes lecciones de la naturaleza, aquellas que emulaban grandes personajes como Paracelso, Novalis, Goethe, o los antiguos alquimistas. Y si recordamos que nuestro concepto de magia emerge a partir de una interacción armónica con las leyes naturales, catalizada a través de una intensión proyectada con precisión, resulta fácil concebir la desbordante sabiduría frente a la cual nos hemos, culturalmente, auto-marginado.

Pero más allá de cuestionar o de entregarnos efusivamente a los experimentos del buen Backster, aclarando que en lo personal me parecen altamente estimulantes, y que inclusive tras conocerlos me es difícil interactuar con las plantas de la misma manera en que lo hacía antes, considero pertinente la siguiente invitación:

Dejemos pues que las plantas hablen, sacudamos los prejuicios, los tabúes y los temores, que empantanan nuestro diálogo con el entorno, purifiquemos nuestra receptividad frente a la sabia natura,  y tengamos presenta la enseñanza de Dogen Zenji, el impecable maestro Zen del siglo XIII: “Aquellos que trabajan con plantas y con árboles, si lo hacen con sinceridad, alcanzarán la iluminación”.

http://pijamasurf.com/2012/01/telepatia-y-percepcion-extrasensorial-entre-las-plantas-biocomunicacion-vegetal/

La Vía Láctea contiene miles de millones de planetas habitables

Observaciones astronómicas realizadas con los métodos más punteros revelan la posibilidad de que haya vida en exoplanetas

Observaciones astronómicas realizadas durante seis años a millones de estrellas de nuestra galaxia han demostrado que es muy común que éstas tengan planetas orbitando a su alrededor dentro la llamada “zona de habitabilidad”, región alrededor de las estrellas en las que la temperatura es la adecuada para que los planetas tengan líquido en su superficie. Los científicos aseguran que, por tanto, habría miles de millones de planetas habitables en la Vía Láctea. En algunos de ellos podrían haberse desarrollado formas de vida completamente distintas a las que conocemos, afirman los investigadores. Por Yaiza Martínez

Panorámica nocturna de la Vía Láctea vista desde la plataforma de Paranal, Chile. Fuente: Wikimedia Commons.
Panorámica nocturna de la Vía Láctea vista desde la plataforma de Paranal, Chile. Fuente: Wikimedia Commons.
Observaciones astronómicas realizadas durante seis años a millones de estrellas de nuestra galaxia han demostrado que es muy común que éstas tengan planetas orbitando a su alrededor.

Esta es una de las conclusiones alcanzadas por un equipo de astrónomos, entre los que se cuentan miembros del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, que ha aplicado métodos altamente sensitivos a la búsqueda de planetas existentes en zonas habitables, situadas alrededor de estrellas huésped de la Vía Láctea.

Sus investigaciones han permitido constatar, además, que la mayoría de los 100 mil millones de estrellas de nuestra galaxia cuentan con planetas similares a la Tierra, como los existentes en nuestro propio sistema solar (Venus o Marte), mientras que los planetas como Júpiter y Saturno son una rareza.

Mil exoplanetas encontrados

Según declaraciones de Uffe Gråe Jørgensen, director del equipo de investigación del Instituto Niels Bohr, aparecidas en un comunicado de la Universidad de Copenhague, los resultados obtenidos demuestran que los planetas orbitando alrededor de estrellas son más la regla que la excepción en la Vía Láctea.

Así, en cualquier sistema solar típico de nuestra galaxia habría, aproximadamente, cuatro planetas orbitando a una distancia de las estrellas en la que pueden encontrarse planetas sólidos. Además, como media, habría 1,6 planetas en las áreas alrededor de estrellas correspondientes a la distancia entre Venus y Saturno.

En total, los investigadores han hallado unos 1.000 exoplanetas o planetas que orbitan una estrella diferente al Sol en la Vía Láctea.

La mayoría de ellos fueron detectados bien utilizando un método conocido como método de velocidad radial (que detecta exoplanetas basándose en la detección de las variaciones en la velocidad de la estrella central), bien con el llamado método de tránsito, que es el método más utilizado actualmente en la búsqueda de planetas extrasolares.

Este sistema de búsqueda está basado en el estudio del tránsito astronómico, un fenómeno durante el cual un astro pasa por delante de otro más grande, bloqueando en cierta medida su visión. Con él, los astrónomos pueden medir los cambios periódicos en el brillo de una estrella. Cuando un planeta se mueve frente a ella, se produce regularmente una pequeña reducción de su brillo. Esta regularidad en la reducción del brillo estelar es la clave de la existencia de un planeta orbitando.

Fuente: Universidad de Copenhague.
Fuente: Universidad de Copenhague.
El método de tránsito tiene una gran importancia en astronomía. Además de ayudar a encontrar exoplanetas, ha servido también, por ejemplo, para calcular las dimensiones del Sistema Solar.La combinación de ambos métodos ha permitido a los astrónomos encontrar planetas grandes y relativamente cercanos a sus estrellas huéspedes.

Cien millones de estrellas analizadas

Pero los científicos han ido más allá, buscaron también planetas similares a los de nuestro sistema solar, usando un tercer método de búsqueda: la observación con microlentes gravitacionales, que permite detectar la presencia de planetas de masa similar a la terrestre, alrededor de estrellas parecidas al Sol.

Para la realización de estas observaciones son precisas condiciones muy especiales, en lo que a la localización de las estrellas se refiere. A este respecto, Uffe Gråe Jørgensen explica que la observación con microlentes gravitacionales requiere que haya dos estrellas colocadas en línea recta en relación a la Tierra.

Cuando esto se produce, la luz de la estrella situada en un segundo plano resulta amplificada por la gravedad de la estrella situada en primer plano, que actúa por tanto como una lupa.

En el periodo en que ambas estrellas pasan cerca la una de la otra, los astrónomos pueden observar como la luz de la estrella de fondo primero se incrementa y luego vuelve a reducirse. Si existe un planeta orbitando alrededor de dicha estrella, se produce un pequeño destello extra en la curva luminosa detectada. Si el planeta está muy cerca, el destello “se ahoga” en esa curva luminosa. Por el contrario, si el planeta está demasiado alejado de la estrella, no se ve ningún destello extra.

Por sus características, este sistema resulta especialmente sensible a la detección de planetas que se hallen a una distancia de su estrella similar a la de la Tierra con respecto al Sol, explica Jørgensen.

Los científicos realizaron sus observaciones con 100 millones de estrellas, utilizando telescopios localizados en Chile (Observatorio de La Silla de la ESO ) y Nueva Zelanda.

Si en las observaciones se identificaba una localización estelar con un posible efecto de microlente, automáticamente ésta era registrada y se notificaba a todos los investigadores. Posteriormente, se estudiaban con más detalle los mejores registros, en alta resolución, y se analizaban las curvas luminosas.

Según Jørgensen, en un periodo de seis años (entre 2002 y 2007), fueron observadas 500 estrellas en alta resolución. En 10 de ellas, los investigadores pudieron ver directamente el efecto lente de un planeta. En el caso de las otras, pudieron establecerse datos estadísticos que determinaron la gran cantidad de planetas que orbitaban alrededor de las estrellas.

Presencia de líquido en las superficies planetarias

Los resultados obtenidos con el método de observación de microlentes gravitacionales complementaron las mejores mediciones realizadas hasta ahora con los otros dos métodos, el de tránsito y el de velocidad radial.

Recreación artística de la Vía Láctea. Fuente: Wikimedia Commons.
Recreación artística de la Vía Láctea. Fuente: Wikimedia Commons.
Utilizando las mediciones de tránsito, el satélite Kepler de la NASAidentificó una gran cantidad de planetas relativamente pequeños en órbitas menores incluso a la de Mercurio, el planeta más cercano al Sol de nuestro sistema solar.Por otro lado, las mediciones de velocidad radial revelaron una gran cantidad de planetas grandes, tanto en órbitas pequeñas como en órbitas ligeramente mayores alrededor de sus estrellas.

Todas las mediciones permitieron establecer, por vez primera, que la estructura de nuestro sistema solar es algo común en la Vía Láctea. Asimismo, según Jørgensen, gracias a los datos obtenidos, se ha podido concretar cuantas estrellas presentan planetas en órbita, de tamaño similar al de la Tierra, en un área orbital en la que dichos planetas podrían contener líquido.

Este líquido, en principio, podría existir en forma de lagos, ríos y océanos, asegura el investigador, lo que significa que la vida, tal y como la conocemos en la Tierra, sería posible en otros planetas de la galaxia.

¿Puede haber vida en otros planetas?

En este sentido, Jørgensen afirma que los análisis estadísticos de los tres métodos combinados demuestran que, de los 100 mil millones de estrellas de la Vía Láctea, alrededor de 10 mil millones tendrían planetas dentro de la “zona de habitabilidad”, término que en astrofísica define las regiones alrededor de las estrellas en las que un planeta, de una masa entre 0,6 y 10 veces la masa terrestre, podría tener agua en estado líquido sobre su superficie.

La consecuencia: podría haber miles de millones de planetas habitables en la Vía Láctea, aunque en este sentido Jørgensen es cauto: una cosa es que los planetas tengan la temperatura adecuada para ser habitables (la temperatura que permite que haya líquido en su superficie), y otra que contengan vida, e incluso vida inteligente.

La vida surgió en la Tierra por una combinación de factores, como la llegada a nuestro planeta de cometas con agua. Eventos aleatorios posteriores pusieron en marcha la evolución, que hizo posible el desarrollo de vida terrestre inteligente, afirma el científico.

Sin embargo, Jørgensen concede que “quizás, otras coincidencias en otros sistemas solares hayan dado lugar a formas de vida completamente distintas en otros planetas”. Los resultados de la investigación han aparecido publicados en un artículo publicado por Nature.

Según publica ESO, en los últimos 16 años, los astrónomos han detectado más de 700 exoplanetas y han empezado a analizar los espectros y las atmósferas de esos mundos. Aunque el estudio de las propiedades individuales de dichos exoplanetas tiene un valor innegable, la importancia del trabajo de Jørgensen y sus colaboradores radica en que responde a una cuestión básica: ¿hasta qué punto es común que haya planetas en la Vía Láctea?

http://www.tendencias21.net/La-Via-Lactea-contiene-miles-de-millones-de-planetas-habitables_a9459.html?preaction=nl&id=1453142&idnl=104729&

Los individuos de clase baja empatizan más con el sufrimiento ajeno

El estatus socioeconómico define culturas sociales más cooperativas o más individualistas, revela un estudio

Una investigación realizada por científicos de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, ha revelado que las personas que pertenecen a clases socioeconómicas más bajas sintonizan más con el sufrimiento ajeno, incluso a nivel fisiológico, y expresan mayor compasión hacia los demás que los individuos pudientes. Los autores del estudio señalan que estos resultados, obtenidos en tres experimentos realizados con 300 personas, sugieren la existencia de culturas distintas (más cooperativas o más individualistas) en las diversas clases sociales. Por Yaiza Martínez.

Fuente: photoXpress.
Fuente: photoXpress.
Una investigación realizada por científicos de la Universidad de California en Berkeley (UC Berkeley), Estados Unidos, ha revelado que las personas que pertenecen a clases socioeconómicas más bajas sintonizan más con el sufrimiento ajeno, incluso a nivel fisiológico, y expresan mayor compasión hacia los demás que los individuos pudientes.El estudio constató que personas de clase media alta y de clase alta fueron menos capaces de detectar y de responder a las muestras de angustia de otros individuos.Asimismo, en general se estableció que el estatus socioeconómico está relacionado con el nivel de empatía y de compasión que demuestra la gente ante situaciones con carga emocional.

Diversas clases, culturas distintas

Según declaraciones de la directora del estudio, la psicólogo social de la UC Berkeley, Jennifer Stellar, recogidas en un comunicado de dicha universidad: “Esto no significa que las personas de clase alta no tengan empatía, solamente no son expertas en reconocer los indicios y las señales del sufrimiento ajeno, porque no han tenido que lidiar con demasiados obstáculos en sus propias vidas”.

Los hallazgos de Stellar y sus colaboradores desafían los resultados de estudios previos en los que se había señalado que la gente de clase baja es más propicia a la ansiedad y la hostilidad en situaciones adversas.

Stellar señala que: “Estos nuevos resultados indican que existe una cultura de la compasión y de la cooperación entre los individuos de clases bajas, que podría surgir de las amenazas a su bienestar que éstos padecen”.

La investigadora señala que los hallazgos no deberían acentuar la lucha entre clases, sino ayudar a comprender la diversidad cultural correspondiente a las distintas clases sociales.

Así, el estudio sugiere que las personas de estatus socioeconómico más bajo serían más cooperativas, mientras que los individuos de clase alta, al estar más centrados en sí mismos por haber crecido con mayor libertad y autonomía, se desenvuelven mejor en entornos individualistas y competitivos.

Altos niveles de compasión

Para la investigación, Stellar y su equipo analizaron a más de 300 estudiantes universitarios adultos, pertenecientes a distintas etnias. Los participantes fueron divididos en tres grupos, para la realización de tres experimentos distintos.

La identificación de la clase social de cada voluntario (clase baja, clase media baja, clase media, clase media alta o clase alta) fue definida a partir de los ingresos y de la educación de sus padres.

Jennifer Stellar. Fuente: UC Berkeley.
Jennifer Stellar. Fuente: UC Berkeley.
En el primer experimento, se evaluó la frecuencia y la intensidad con que 148 de los estudiantes experimentaban emociones como alegría, satisfacción, orgullo, amor, compasión, diversión y temor.Además, los participantes informaron su grado de acuerdo con frases como “cuando veo a otra persona sufriendo o pasando necesidades, siento una urgencia poderosa de cuidarla” o “a menudo me doy cuenta de que alguien necesita ayuda”.En este experimento, se constató que la compasión fue la única emoción positiva informada a niveles más altos por los participantes de clase baja.

Empatía y ritmo cardiaco

En un segundo experimento, se mostró a un grupo de 64 participantes dos vídeos. Uno de ellos era instructivo, sobre construcciones. El otro era un vídeo con carga emotiva, que versaba sobre familias enfrentadas al desafío de tener un hijo enfermo de cáncer.

Todos los participantes permanecieron indiferentes ante el video instructivo, e informaron que se sentían tristes al ver el video de las familias. Sin embargo, los estudiantes de clases más bajas fueron los que informaron de mayores niveles de compasión y empatía hacia los protagonistas de las historias.

En este caso, los investigadores también monitorizaron el ritmo cardiaco de los participantes cuando éstos veían ambos vídeos. Las mediciones demostraron que el ritmo cardiaco de los estudiantes de clases más bajas se había reducido más que en el resto de individuos.

A este respecto, Stellar explica: “Podría asumirse que ver a otra persona sufrir provoca estrés y un aumento del ritmo cardiaco. Pero hemos descubierto que, cuando se siente compasión, el ritmo cardiaco se reduce, como si el cuerpo se calmara a sí mismo para cuidar de otra persona”.

Primer paso hacia la respuesta compasiva

Finalmente, en un tercer experimento, se dividió aleatoriamente a 106 participantes por parejas y se les pidió que se enfrentaran entre ellos en entrevistas falsas para la obtención de un puesto de director de laboratorio.

Para fomentar el nivel de estrés de las entrevistas, se le dijo a los estudiantes que aquéllos que lo hicieran mejor ganarían además un premio en metálico. Las declaraciones de los participantes tras las entrevistas demostraron que los individuos de clases más bajas percibieron que sus rivales habían sufrido gran cantidad de estrés, ansiedad y ofuscación durante el experimento. Como resultado, estos individuos afirmaron haber sentido compasión y simpatía por sus propios competidores.

Por el contrario, los participantes de clases más altas fueron menos capaces de detectar las señales de estrés emocional de sus rivales.

Según Stellar: “Reconocer el sufrimiento ajeno es el primer paso hacia la respuesta compasiva. Estos resultados sugieren, no que las personas de clase alta no se preocupen por los demás, sino que, simplemente, no son buenas percibiendo el estrés o la ansiedad de otros”.

Estudio previo

Los resultados de esta investigación coinciden en parte con los obtenidos en un estudio previo, realizado por especialistas de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) en 2010.

En él, se constató también que las personas pobres tienen mayor capacidad empática que las personas ricas en experimentos realizados tanto con fotografías como en interacciones sociales con personas reales.

Los autores de este estudio señalaron entonces que la causa de esta diferencia podría estar en que las personas con bajo nivel de ingresos y un bajo nivel educativo tienen que ser más sensibles a los demás para subsistir, es decir, deben sacar mayor provecho de su empatía, para responder a las amenazas sociales y para reaccionar ante las oportunidades que la sociedad ofrece.

http://www.tendencias21.net/Los-individuos-de-clase-baja-empatizan-mas-con-el-sufrimiento-ajeno_a9407.html?preaction=nl&id=1453142&idnl=104729&

Una forma única de vida, mitad planta, mitad animal

La especie se llama Mesodinium chamaeleon, su hábitat, las aguas del mar que rodean Escandinavia y América del Norte, y su comida se basa en una nueva generación de esclavos.

Muchos animales se transforman casi de manera irreconocible en el curso de sus vidas. Las orugas se convierten en mariposas y los renacuajos convertirse en ranas, y si no pudiéramos ver cómo lo hacen ni siquiera podríamos sospechar que las dos etapas pertenecen a la misma criatura.

Por espectaculares que sean estos cambios, en el fondo sólo cambian de forma. El renacuajo y la rana son animales, por lo que ambos deberán tomar el alimento de su entorno.

Esto no es así en la Mesodinium chamaeleon. Este recién descubierto organismo unicelular es una mezcla única de animal y de planta.

Plantas compañeras

La M. chamaeleon es un ciliado (un tipo de animal unicelular cubierto de cientos de pequeños «pelos» llamados cilios). Fue descubierto en la bahía de Nivå, en Dinamarca, por Øjvind Moestrup, y su equipo, de la Universidad de Copenhague, también en Dinamarca. Otros especímenes han sido hallados en las costas de Finlandia y la isla de Rhode.

Los ciliados usan los cilios como motor para moverse rápidamente en el agua. La mayoría obtienen su alimento a través del consumo de otros organismos, en lugar de sintetizar los nutrientes ellos mismos. Esto los marca como animales.

Pero algunas especies de Mesodinium son diferentes. Engullen a otros microorganismos, normalmente algas, llamadas cryptomonadal, y ambos forman una sociedad: las algas producen azúcares mediante la fotosíntesis, en tanto que la Mesodinium las protege y transporta.

Estos organismos híbridos son animales y plantas al mismo tiempo. Una de estas especies, la M. rubrum, sólo come algas rojas y se encuentra a menudo en las proliferaciones de algas que se forman las famosas mareas rojas.

Estos híbridos desbaratan nuestros intentos de clasificar limpiamente los organismos en grupos. «La división entre plantas y animales se derrumba por completo», señala Moestrup. Y para colmo, son muchos los microorganismos que pueden ser animales y plantas a la vez, o cambiar entre ambos, igual que la M. rubrum.

La nueva M. chamaeleon rompe otra barrera. Está a medio camino entre un animal y un híbrido.

Rojo y verde

La M. chamaeleon lleva células de algas, igual que la M.rubrum, pero no las guarda de forma permanente. No las digiere de inmediato, como cualquier otro hambriento animal haría. En vez de eso, estas células permanecen intactas durante varias semanas antes de ser degradadas, tiempo durante el cual mantienen la producción de azúcar por fotosíntesis. La M. chamaeleon también cambia de color en función de quién hospeda, ya sean algas rojas, verdes, o ambas.

«Es basante inusual», indica Moestrup. Las otras especies de Mesodinium o bien mantienen las células capturadas o las digieren de inmediato.

La capacidad de tener otras células y ponerlas a trabajar se llama endosimbiosis, y es uno de las más importantes invenciones de la historia de la vida. En algún momento, hará unos 2 mil millones de años, una simple célula ingierió una bacteria y empezó a utilizarla como fuente de energía. Los descendientes de estas bacterias esclavas, finalmente se convirtieron en la mitocondria, que ahora dan energía a las células complejas, incluyendo las nuestras. Sin la endosimbiosis, no habría ninguna vida multicelular.

Mientras que la primera endosimbiosis bien pudo ser un golpe de suerte, ahora el proceso parece ser de lo más común, al menos entre los más complejos organismos unicelulares. Algunos son tan buenos en portar células que con los años han cambiado los simbiontes. «Sucede con bastante frecuencia», apunta Moestrup.

La M. chamaeleon nos ofrece una instantánea de cómo se fue desarrollando la endosimbiosis: este organismo está todavía en el camino de, simplemente comerse a otras células, a mantenerlas vivas en su interior.

  • Referencia: NewScientist.com, 13 enero 2012, por Michael Marshall
  • Imagen: Øjvind Moestrup/The Journal of Eukaryotic Microbiology)
  • Diario de Referencia: The Jounal of Eukaryotic Microbiology, DOI: 10.1111/j.1550-7408.2011.00593.x .
  • Pedro Donaire
  • http://bitnavegante.blogspot.com/2012/01/una-forma-unica-de-vida-mitad-planta.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+bitnavegante+%28BitNavegantes%29&utm_content=Google+Reader&utm_term=Google+Reader

El agua balanceada

La formaciones de balanced rock [rocas en equilibrio] son comunes. ¿Pero cómo se explica lo del agua balanceada?

A primera vista, uno no esperaría que el agua corriera hacia abajo por la cresta de la ladera de una colina. La condición gravitatoria es de un equilibrio inestable: cualquier desviación del lugar exacto de los puntos más altos va a perpetuar dicha desviación, y el agua correrá por el lado de la colina. La sinuosidad del canal refuerza su desafío a la condición gravitatoria: alguna fuerza debe de estar manteniendo el agua desviada en equilibrio. El canal parece oscilar a lo largo de la cresta, como cabría esperar en un estado de equilibrio estable.

Si lo pensamos detenidamente, puede ser que la Tierra tenga un campo eléctrico, además de su campo gravitatorio. Esto ya ha sido señalado, pero poco investigado. Lo cierto es que casi nunca se toma en cuenta la hora de elaborar explicaciones como la erosión del agua.

El agua es una molécula polar y tiene la capacidad de responder a los campos eléctricos, pero, ¿a cuánto llega ese factor de drenaje de la lluvia por una cresta? Los campos eléctricos tienden a concentrarse en los bordes afilados y en los puntos altos. Es muy posible que, un campo eléctrico, a lo largo de una cresta, pueda tener la morfología de un equilibrio estable: más fuerte en la cresta y débil por los lados. El impulso de una molécula de agua se verá limitada, pues, por una fuerza eléctrica inversa que oscila alrededor del eje de la cresta y que va bajando por todo el «canal» de la cresta siguiendo el máximo campo eléctrico.

La fuerza eléctrica debe ser solamente un poco mayor que la fuerza de la gravedad, o puede ser tan sólo de forma intermitente o discontinua, dado que muchos de estas arroyuelos de crestas se quedan finalmente a un lado.

Para subrayar la semejanza de estos arroyuelos de crestas a unos arroyuelos más familiares, como los lunar o marcianas, podemos observar que hay varios que parecen estar compuestos de cadenas de cráteres. Los lectores de estas páginas pueden apercibirse de esta pugna con las descargas eléctricas en los arroyuelos excavados  extraterrestres. ¿Fueron formados estos arroyuelos por la caída de rayos en las tierras más altas? ¿Proporcionaron la «chispa de fuga» para excavarlos en la parte superior, quedando depositado eléctricamente en las crestas? ¿Existe un proceso de baja energía por lo que, de un modo oscuro, las descargas pueden grabar esas formaciones? El agua de lluvia, oportunista, segue entonces el canal eléctrico y lo ensancha con su propia contribución de erosión mecánica.

Quizá, debido a que los humanos no tenemos un aparato sensorial que sea sensible a las propiedades específicas de la eléctricidad, como los tiburones, las aves y los ornitorrincos, ignoramos la electricidad de la naturaleza. Cuando forzamos nuestra atención en ella, nos parece espeluznante y un poco aterradora. En estos tiempos modernos, cuando tenemos muchos instrumentos que pueden reemplazar nuestra carencia biológica, y cuando somos más conscientes de la ubicuidad de los fenómenos eléctricos, habría que reexaminar todas las teorías de mecánica que hemos heredado, y donde hemos dado por sentado más de una idea, deberían revisarse para tener en cuenta los efectos de la electricidad.

  • Referencia: ThunderBolts.info, 13 de enero 2012, por Mel Acheson
  • Imagen: Laderas erosionadas de unos acantilados cerca de Palisades, Colorado. Foto de M. Acheson.
  • Pedro Donaire
  • http://bitnavegante.blogspot.com/2012/01/el-agua-balanceada.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+bitnavegante+%28BitNavegantes%29&utm_content=Google+Reader&utm_term=Google+Reader