Archivo por días: enero 25, 2012

Tres años después de la rebelión, la alternativa de Islandia empieza a dar frutos

A principios de 2009, el pueblo islandés, al borde del colapso económico y financiero, se echó a la calle y dijo basta. El Gobierno dimitió y la pequeña isla nórdica se entregó a la difícil tarea de responder ante una crisis capitalista sin precedentes haciendo justo lo contrario de lo que estaban haciendo los demás.

Los islandeses se negaron a rescatar a la banca y votaron en contra de pagar sus deudas con dinero público, persiguieron judicialmente (y, en algunos casos, llegaron a encarcelar) a los banqueros y políticos responsables, hicieron caso omiso de las amenazas de los mercados internacionales y de las malas notas de las agencias de calificación de riesgo, redactaron una nueva constitución a través de las redes sociales y, quizá lo más importante, consiguieron negociar con el FMI una salida adaptada a sus propios planteamientos.

¿El resultado? Tres años después de lo que se vino en llamar la “revolución islandesa”, el país no solo no ha regresado a la Edad Media convertido en un paria del sistema, sino que está empezando a ver, lentamente, la luz al final del túnel. En 2011 la economía islandesa creció un 2,5% (la eurozona solo el 1,6%), y, según las previsiones de la Comisión Europea presentadas el pasado mes de noviembre, Islandia crecerá en 2012 un 1,5%, el triple que los países de la zona euro (1,8%), llegando a alcanzar en 2013 incluso el 2,7%.

Eso no significa que todo sea de color de rosa. El paro, que se situó el pasado mes de diciembre en el 7,3%, sigue en tasas que resultan escandalosas para un país en el que a principios de los años noventa tan solo el 2,5% de la población estaba sin trabajo, después de décadas de pleno empleo. La deuda exterior bruta supera el 330% del PIB y la mayoría de los islandeses arrastra préstamos que difícilmente podrán pagar (según el banco central islandés, 25.000 propietarios están atrasados con sus pagos, lo que supone un cuarto de los propietarios de la isla). Los acreedores internacionales, además, no han renunciado a cobrar, y siguen dispuestos a pasar por los tribunales internacionales si hace falta. Y miles de jóvenes, muchos de ellos muy preparados, siguen emigrando.

Pero Islandia ha conseguido mantenerse a salvo de recortes draconianos y proteger la mayoría de sus logros sociales, y el estado del bienestar no se ha desmoronado. Tal vez no pueda hablarse aún de “milagro islandés”, pero el país está asomando la cabeza, y lo está haciendo sin aplicar las recetas que los organismos europeos e internacionales han impuesto a otros países machacados por la crisis de la deuda, como Grecia, Italia, Portugal, Irlanda o España.

También es cierto que el sector público en Islandia es reducido, con salarios más bajos que en el sector privado, con lo que es más fácil reestructurarlo. Y además está el factor fundamental de que, al no pertenecer a la zona euro ni estar sometida a los dictados del Banco Central Europeo, Islandia pudo devaluar su moneda para hacer frente a la crisis y controlar el movimiento de su capital, asumiendo el riesgo de una inflación que alcanzó el 5,2% en 2011, solo por debajo de la de Turquía entre los países miembros de la OCDE.

Y probablemente sea también más fácil conseguir que resulte eficaz una democracia a base de referendums en un país de 103.000 kilómetros cuadrados cuya población es de 318.452 habitantes.

En cualquier caso, Islandia parece haber demostrado que hay otra forma de enfrentarse a la crisis. Estas son, paso a paso, las claves de cómo lo ha hecho:

Del paraíso neoliberal al infierno de la deuda

A principios de 2008 Islandia fue elegida por la ONU como el mejor lugar del mundo para vivir. Era, sin embargo, el final de una época. Tras años de bonanza económica, con créditos a mansalva (dentro y fuera del país), permisividad total en el sistema financiero, deudas cada vez mayores en las familias, burbuja inmobiliaria y gasto descontrolado, el sobrecalentamiento de la economía islandesa provocó un colapso total en octubre de ese mismo año, debido al hundimiento del sector bancario, que tuvo que ser nacionalizado.

Los bancos, no obstante, aún siendo los principales culpables, no fueron los únicos: Sus excesos habían sido apoyados por las políticas económicas de gobiernos neoliberales que, votados democráticamente por los ciudadanos, se mantuvieron en el poder durante una década, y, además, buena parte de la propia sociedad islandesa no solo no se opuso sino que aprovechó la expansión financiera para vivir y gastar muy por encima de sus posibilidades.

La rebelión

En enero de 2009 conmenzaron las protestas de miles de islandeses contra el Gobierno y el Banco Nacional, mientras se derrumbaba la economía, la inflación y el paro se disparaban, y la moneda alcanzaba mínimos históricos.

Las negociaciones entre Islandia, Holanda y el Reino Unido para que Reikiavik indemnizase a los ahorradores de estos dos países que perdieron sus inversiones con la quiebra del banco Icesave fracasaron en febrero de 2010, y, por dos veces, en marzo de ese mismo año y en abril de 2011, los islandeses rechazaron en referéndum la ley que habría permitido una indemnización de 3.700 millones de euros a los ahorradores británicos y holandeses.

Las protestas populares provocaron en enero de 2009 la caída del gobierno de coalición conservador-socialdemócrata. La izquierda, en una coalición entre socialdemócratas y “rojiverdes”, gobierna con mayoría absoluta desde 2009 un país que negocia su entrada en la Unión Europea, complicada por la disputa que mantiene con el Reino Unido y Holanda.

Que cada palo aguante su vela

A diferencia de lo ocurrido en otros países europeos, con rescates millonarios de dinero público a la banca, en Islandia, cuando los bancos se desplomaron, se les dejó quebrar. En realidad, sus deudas eran tan grandes que tampoco había muchas más opciones.

Pero la cosa, sin embargo, no quedó ahí: Los responsables de la crisis, financieros y políticos, incluyendo al ahora exprimer ministro, Geir H. Haarde, fueron llevados ante la justicia, y cuatro banqueros, que ahora están libres a la espera de juicio, fueron encarcelados. Haarde se arriesga a una pena de dos años cárcel, después de que el Parlamento islandés diera luz verde al proceso, siguiendo el consejo del informe de una comisión investigadora creada para determinar las responsabilidades en la crisis.

La receta del FMI, a la carta

En octubre de 2008, invitado por el Gobierno de Islandia, llega a al país el subdirector del Departamento Europeo del Fondo Monetario Internacional, Poul M. Thomsen, para ofrecer al Ejecutivo la asistencia de este organismo. Como escribiría después el propio técnico, “la sensación de temor y el estado de shock eran evidentes; pocos países, o ninguno, había experimentado jamás un colapso económico tan catastrófico como ese”.

La primera preocupación del FMI fue, como de costumbre, la inflación. El Fondo temía que una depreciación desordenada del tipo de cambio fuese ruinosa para los hogares y las empresas, y que la retirada masiva de depósitos paralizara lo poco que quedaba del sistema financiero.

Finalmente, sin embargo, el FMI renunció a imponer sus recetas habituales y acordó con el Gobierno islandés, por un monto de 2.100 millones de dólares (casi 1.528 millones de euros), un programa que, en palabras del propio organismo internacional, “proporcionó el margen de maniobra necesario a las autoridades para determinar la mejor manera de hacer frente a los enormes desafíos y tareas pendientes, con la ayuda de los compromisos de préstamo de los países nórdicos y de Polonia”.

“Las autoridades -explicó Thomsen- se comprometieron a implementar las medidas acordadas, pero quisieron hacerlo a su manera. Uno de los objetivos primordiales del gobierno era proteger el estado de bienestar, y ese objetivo se ha cumplido”. Según dijo recientemente el ministro islandés de Economía, Árni Páll Árnason, “la cooperación con el FMI ayudó a preservar el modelo nórdico de bienestar de mi país”.

Medidas “poco convencionales”

El FMI admite que tuvo que utilizar “herramientas de política al margen del conjunto de herramientas tradicionales”, aunque, eso sí, se cura en salud y aclara que “esta combinación ecléctica de políticas ha sido eficaz en el caso de Islandia, pero no está claro si las enseñanzas aprendidas en este caso podrían aplicarse a otras regiones, como a la zona del euro afectada actualmente por la crisis”.

El plan acordado entre el Gobierno islandés y el FMI incluyó cuatro puntos fundamentales:

– Asegurar que las pérdidas de los bancos no sean absorbidas por el sector público (el Estado sí ha intervenido para garantizar que los nuevos bancos creados estén suficientemente capitalizados, pero quedó al margen de las enormes pérdidas del sector privado).

– Estabilizar el tipo de cambio, incluyendo “medidas no convencionales”, como controles temporales al movimiento del capital (una especie de ‘minicorralito’ financiero, para controlar el flujo de moneda y evitar la evasión de grandes fortunas).

– Retrasar el ajuste fiscal (consistente en tratar de recuperar la estabilidad económica mediante subidas de impuestos y recorte del gasto público), con el fin de “apuntalar la economía en un momento de grandes tensiones” (en 2009 se subieron finalmente algunos impuestos, como el de las personas físicas o impuestos especiales -alcohol, gasolina-, pero también se bajaron otros, como el de sociedades, para fomentar la inversión y la creación de empleo. Por otra parte, también ha habido recortes de gasto en sanidad, educación, pensiones y administración del Estado, aunque comparativamente mucho menores que en otros países afectados por la crisis).

– Reconstruir desde cero el sector financiero.

Los resultados

Las primeras consecuencias fueron muy duras: La mayoría de los productos que se consumen en Islandia son importados, de modo que cuando la moneda se devaluó, los precios (coches, comida, materiales para la construcción) se dispararon, al tiempo que disminuían los salarios, los cajeros automáticos no daban dinero y crecía el desempleo hasta niveles históricos. Y el grifo del crédito internacional se cerró.

En junio de 2011, sin embargo, el Gobierno islandés logró emitir bonos soberanos por un valor de 1.000 millones de dólares, lo que marcó el regreso del país a los mercados financieros internacionales.

Además, aunque el nivel de deuda pública (100% del PIB) es mucho mayor que antes de la crisis (28%), la aplicación de un programa de consolidación ha vuelto a poner a la situación fiscal del país en una trayectoria sostenible, según el propio FMI, y se ha reducido el nivel de endeudamiento privado (empresas y familias). Con respecto a los bancos, el valor de sus activos se ha reducido desde un 1000% a un nivel equivalente a alrededor del 200% del PIB, y ahora están totalmente recapitalizados.

Por otra parte, el paro, aunque sigue alto, empieza a frenarse y, lo que tal vez sea lo más importante para muchos islandeses, su red de seguridad social ha permanecido intacta.

Islandia ha sufrido una importante pérdida de nivel de vida, pero, de momento, ha logrado salir a flote y empezar a nadar sin que la parte más vulnerable de su población haya sido la principal víctima del esfuerzo. Y lo ha hecho a su manera.

Miguel Máiquez / 20 minutos

http://www.librered.net/?p=14639

Investigaron impacto humano en la cuenca del Amazonas

Quince científicos procedentes de universidades e institutos deBrasil y Estados Unidos a cargo del investigador Erik Davidson, del centro de Investigaciones de la Foresta WHRC (Woods Hole Research Center), realizaron un estudio coordinado con el Instituto Nacional de Investigaciones de Amazonia (INPA) de Brasil, para observar el impacto humano en las cuencas y forestas del Amazonas durante 20 años.

Según los científicos, la cuenca del Amazonas es un ecosistema frágil y al mismo tiempo muy importante ya que es responsable del 20 % de la descarga de agua dulce del mundo y la foresta del Amazonas sostiene 100 billones de carbono en su biomasa – es decir, 10 años de emisiones de combustible fósil, así lo informan los responsables del estudio al cual llamaron el Proyecto de Gran Escala sobre la Biosfera-Atmósfera en Amazonas LBA («Large Scale Biosphere-Atmosphere Experiment in Amazonia» en ingles), según informa WHRC.

Con la población humana en expansión, en los últimos 50 años la comunidad aumentó de 6 millones a 25 millones de personas, es decir, un incremento de 417 % según el estudio.

Según el contexto del estudio, los cambios climáticos, expansión agrícola, deforestación y el fuego alteraron la hidrología regional y el equilibrio energético en las porciones sur y este de la cuenca del Amazonas.

La coautora del proyecto, Jennifer K. Balch, señaló en el informe publicado en la revista Nature que «existe una fuerte señal de un nuevo régimen de perturbaciones por el elevado número de los últimos grandes incendios forestales, que son un subproducto de los incendios intencionales en Brasil, arco de deforestación».

Estos incendios son frecuentes, y ocurren cada pocos años, en comparación con cada par de siglos en el pasado. La foresta ha demostrado una gran capacidad de adaptarse a estos cambios, volviendo a su estado original. Pero según explican en su informe, esta adaptación tiene límites, los que dependen del grado de perturbación que el hombre causa al ecosistema.

El equilibrio debe ser respetado para que el proceso de ocupación del Amazonas no cause más daños al funcionamiento del ecosistema.

“Nosotros mostramos que la foresta es resistente a considerables cambios climáticos naturales, pero el cambio global y regional del clima está forzando la interacción con el cambio de uso del suelo, la deforestación y el fuego, de una  manera complejas, lo que por lo general lleva a los ecosistemas forestales a ser cada vez más vulnerables a la degradación” afirman los científicos del proyecto.

Paulo Artaxo, profesor del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo declaró que: “Ningún otro país logró hasta ahora implementar un experimento de esta envergadura”, informó en una entrevista con la agencia Fapesp.

http://www.lagranepoca.com/22648-investigaron-impacto-humano-cuenca-del-amazonas

La crisis bancaria y las mafias financieras

La venta de productos sofisticados y de elevado riesgo para el contratante, generalmente con escasa cultura financiera; la forma de comercialización de las preferentes, en algunos casos se llegaron a comercializar como si fueran depósitos, y inadecuada supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y del Banco de España, ha conseguido que 480.000 clientes de bancos y cajas, estén atrapados en este producto con una inversión media que ronda los 25.000 euros.

La capitalización de muchos bancos para garantizar su solvencia, se hizo con recursos de particulares y el sector se lanzó a comercializar la llamadas «participaciones preferentes». 
A finales de 2008 más de 20 bancos y cajas emitieron más de 12.000 millones de euros en participaciones preferentes que colocaron entre sus clientes, con unas rentabilidades que llegaban 8% anual y con la garantía de que el banco encontraría entre sus propios clientes compradores. Lo cierto es que algunos bancos a día de hoy no garantizan la devolución de las aportaciones y los clientes ya no pueden rescatar su aportación inicial, porque no están obligados a la devolución de la inversión dado que estos activos al ser perpetuos no tienen fecha de amortización.
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Ficción antropológica: ¿Y si hubiera otra especie tecnológicamente avanzada?

Un escenario: ¿Qué pasaría si los neandertales, que mordieron el polvo hace tan sólo 28.000 años, te informaran que ahora viven a tu lado? 
Segundo escenario: ¿qué pasaría si, durante estos últimos milenios que los humanos han ido evolucionando, alguna criatura sin relación haya ido desarrollando proezas cognitivas y tecnológicas en consonancia con la nuestra? 
Otro escenario: ¿qué pasaría si los humanos se hubieran dividido en dos especies distintas, los gangsters originales, y una rama evolutiva exitosa?

Todas ellas son historias perfectamente razonables, que podrían dar lugar a dos avanzadas especies de terrícolas viviendo codo con codo en la actualidad. Son sólo historias que podrían haber sucedido …

Pero, ¿y si ocurriesen? Habría que dividir el pan con nuestros cohabitantes inteligentes o nos meteríamos en una constante batalla por la supremacía?

En este mundo hipotético, habría tres posibles relaciones entre los humanos y los «otros», señalaba William Harcourt-Smith, paleoantropólogo del Museo Americano de Historia Natural. Lo más probable es que la competencia por los recursos nos llevara a una lucha constante.

«Dado el conocimiento de cómo los humanos se comportan dentro de su especie, los interminables conflictos intertribales y las guerras que lamentablemente han durado miles de años, yo creo que cada vez más los recursos, o la competencia idiológica por ellos, se volverían un problema, se llegaría al conflicto», explicaba Harcourt -Smith. Si una de las especies fuese un poco más lista o más fuerte, o desarrollado una tecnología mejor que la otra, terminaría por diezmar a la otra, sólo hay que tener en cuenta a los humanos frente a los neandertales.

Alternativa: Si, después de decenas de miles de años de enfrentamientos entre los humanos y los otros, nadie habiese llegado a la cima, las dos especies podrían haber derivado gradualmente hacia el equilibrio, ya sea por poblar geográficamente diferentes regiones del mundo o por la adaptación a los diferentes recursos, añadió. Los otros podrían haber desarrollado un apetito exclusivamente para los peces, por ejemplo, mientras que los humanos podrían haberse especializado en la cría de animales, y ver en los peces algo repugnante.

En cualquiera de los casos, si viviéramos en diferentes regiones o utilizar diferentes recursos, ambas especies, habrían desarrollado sistemas culturales en los que nos enseñarían a evitarnos unos a otros. Eso es lo que hacen otras especies en las mismas circunstancias. «Siempre y cuando no haya competencia, las especies simplemente se ignoran», dijo. «Dos monos que viven en el mismo árbol, por ejemplo, si no van tras los mismos recursos, no interactúan.»

Manejar herramientas

Pero, ¿qué nos convertiría en amigos o enemigos imaginarios? Por supuesto, ellos podrían parecerse a cualquier cosa, haber evolucionado de los monos, elefantes, delfines u otras criaturas, pero Harcourt-Smith cree que hay tres rasgos quee los otros necesitarían a fin de ser tecnológicamente avanzados.

«Primero, unas capacidades cognitivas que les permitan construir cosas, concebir ideas abstractas o idear un objeto con muchas partes móviles, donde cada una de ellas tiene una función. Capacidad de planificación, capacidad de pensar fuera del tiempo y el espacio en un sentido abstracto, con el fin de crear ese objeto.

»En segundo lugar, debe tener una forma de manipular los objetos, con gran fuerza y a la vez ​​con delicadeza. Nosotros manejamos esto con nuestras manos, unas asombrosas estructuras que pueden agarrar objetos con mucha fuerza, pero también realizar tareas que requieran una gran delicadeza y destreza, como la costura con aguja e hilo. «Imaginemos que otra criatura ha desarrollado estas increíbles habilidades con sus pies el o su lengua».

»Por último, la transmisión cultural es esencial. Es extraordinariamente raro encontrar a un solo ser humano que sepa cómo construir un ordenador desde cero, empezando con la extracción de las materias primas. O, ya puestos, a ver si alguien sabe cómo construir un sistema de riego, o un arma. En vez de reinventar la rueda una y otra vez, los seres humanos transmitían conocimientos de una generación a la siguiente. También contamos con la especialización de trabajo en nuestras sociedades para hacerlas funcionar de manera más eficiente. Para que una sociedad no humana lograse un progreso tecnológico similar, también necesitarían algún sofisticada forma de comunicación.»

Humanos 2.0

Hay más de un escenario a considerar: ¿Podría algún día surgir otro grupo terrícola muy inteligentes?

Según Harcourt-Smith, a largo plazo (millones o miles de millones de años), nadie sabe. «No sabemos lo que nos depara el futuro, lo que puedan evolucionar otras especies de mamíferos», señaló. Para que esto suceda, algún evento catastrófico tendría que hacer que la población humana cayera en picado con el fin de despejar el camino para un posible competidor.

Por otra parte, dijo, un grupo de seres humanos pioneros podrían aventurarse en el espacio y llegar a establecerse en otro lugar. El nuevo entorno podría causar una evolución rápida y luego, unos 100.000 años después, se habrían convertido en una especie distinta que todavía podría interactuar con los antiguos humanos de la Tierra.

«Otra posibilidad puede venir a través de nuestra propia creación, la ingeniería genética y cosas así. Introducir genes humanos en animales, o vete a saber qué, eso no lo sabemos, pero es ciertamente posible.»