domi Qué falla en la educación española. Del tópico a la realidad

 

Los resultados mediocres de los alumnos españoles en las pruebas de la OCDE hacen pensar que algo falla desde hace tiempo. ¿Son la escuela y la universidad menos exigentes ahora, están desmotivados los profesores, los recursos son insuficientes?

«El sistema hace aguas clarísimamente desde la Logse». Lo remarca en declaraciones a Efe el presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba), Felipe de Vicente, al referirse a la ley de educación de 1990.

La transmisión de conocimientos «no es el objetivo fundamental», argumenta, sino fomentar la equidad «bajando el nivel» y generando «mediocres».

Lamenta que tampoco sea uno de los objetivos, asegura, en el proyecto de decreto de ESO y Bachillerato derivado de la Lomce.

Reconoce que la LOE (2006) corrigió, por ejemplo, la «promoción automática» de curso, pero «falta un cambio en profundidad».

«El sistema es muy poco exigente -explica-. El profesor tiene unas clases muy heterogéneas, pues hasta los 16 años la escuela es comprensiva, así que hace lo que puede».

«No puedes poner un chaval al lado de otro que necesita mucho más refuerzo», indica, pero los itinerarios formativos requieren «mucho dinero», aparte de la oposición «visceral» de ciertos sectores.

Los alumnos arrastran grandes déficit de primaria, donde se gesta la repetición, explica.

El profesor también está «muy cargado de horas lectivas», cuando hay «una relación entre el tiempo para preparar las clases y la calidad educativa», señala a la vista de la encuesta mundial de profesorado Talis.

El sistema español, prosigue, es «el único» de Europa que el Estado no controla con pruebas externas, porque la selectividad es para los que van a la universidad.

Sobre el rendimiento de los alumnos de 15 años en las pruebas financieras de PISA, por debajo de la media de la OCDE, De Vicente reclama conocimientos básicos de «economía doméstica» en asignaturas obligatorias como Ciencias Sociales.

Y preguntado por si los bachilleres están formados para la universidad, responde:

«En dos años de Bachillerato, no podemos prepararlos. Es absolutamente imposible».

Pero esa queja ha estado ahí «desde siempre», aunque hayan cambiado los programas formativos, comenta a Efe el secretario general de la Federación de Asociaciones de Catedráticos de Universidad (FACU), Jesús Esteban.

Recuerda cómo un profesor les dijo a él y sus compañeros que ellos mismos estaban «muy mal preparados» cuando empezaban los estudios de ingeniería, en los años sesenta.

Reconoce «cierto choque» entre los conocimientos y hábitos formativos de la secundaria y de la universidad.

Pero el buen profesor, defiende, tiene que gestionar con profesionalidad los alumnos que recibe, adaptarse a sus características y conseguir llevarlos al nivel exigido.

Preguntado por las críticas de la OCDE, ya que el nivel de un japonés de secundaria superior es similar al de un titulado universitario español, Esteban responde que los resultados de las pruebas son «incuestionables».

Matiza que habría que tener en cuenta otras circunstancias, como las diferencias culturales de las sociedades donde viven.

Llama la atención sobre la disparidad de rendimiento entre las universidades españolas y dentro de los mismos campus, pues hay facultades con cuarenta o cincuenta alumnos por profesor y otras con cinco o seis.

«La causa -apunta- es una mala gestión, una falta de transparencia, una mala asignación de recursos.»

¿Y prepara verdaderamente la universidad para el mundo profesional?

«Es otra cuestión que tiene bastante de tópico», dice Esteban. Cita el «gran prestigio» de la ingeniería civil española y de la «buena acogida» de los universitarios españoles en el extranjero, aunque ahora salgan más por la crisis.

«La vida real es mucho más simple -añade- que para lo que nos preparan. Hay formación que se recibe y luego jamás utilizamos concretamente».

Sin embargo, todo eso «ha conformado de alguna manera nuestras capacidades y habilidades para adaptarnos y resolver los problemas reales. Eso ha sido una bondad muy grande de la universidad española».

Sobre la implantación de enseñanzas más prácticas, se ha acometido con personal universitario que sabe investigar y enseñar, pero sin experiencia de práctica profesional.

«Es bastante frecuente -ilustra- encontrarse con alguien que explica dirección de empresas y jamás ha dirigido una».

También señala que el profesorado ha sido «generalmente maltratado» por la universidad: «Lo que se le ha pedido es voluntarismo y eso siempre tiene un límite».

El presidente de la Conferencia de Decanos de Educación, José Antonio Naranjo, reconoce que la educación debe mejorar.

«Estamos cambiando hacia metodologías más activas y menos memorísticas. Hace falta que el ambiente sea propicio con una inversión suficiente y una mejora de las condiciones del profesorado».

http://noticias.terra.es/espana/que-falla-en-la-educacion-espanola-del-topico-a-la-realidad,1e2d3dbf1dc47410VgnCLD200000b1bf46d0RCRD.html

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