El 8 de diciembre de 1980 John Lennon moría asesinado frente a la puerta de su casa en Nueva York. Poco menos de un mes antes lanzaba el que sería su último álbum, en el que se incluye la canción “Beautiful Boy”.
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Esta canción, escrita a su hijo Sean, comienza con John calmando a su hijo tras una pesadilla. La canción evoluciona describiendo de modo apasionado el amor que siente Lennon hacia su hijo y la felicidad que éste le proporciona. Poco antes de uno de los estribillos, John le deja a su hijo una importante lección para la vida, que acabaría convirtiéndose más tarde en una de sus más célebres citas: “life is what happens to you while you’re busy making other plans” (“la vida es eso que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”).
En efecto, la vida puede pasar por delante de nuestros ojos mientras estamos lamentándonos por el pasado que hemos tenido, o anhelando un futuro que no sabemos a ciencia cierta si llegará. Tanto si vivimos atados al pasado como si vivimos cegados por el futuro estamos perdiendo la oportunidad de vivir de forma plena el momento presente.
Hay personas que han tenido un pasado muy intenso con experiencias más o menos negativas que les han marcado hasta el presente. Dedican sus días a recordar una y otra vez aquello que han vivido, lo que les ha hecho daño, y no permiten que esos recuerdos queden “archivados”. Todo lo contrario, de manera constante recuperan esos recuerdos negativos y los convierten en presentes: acaban viviendo condenados a revivir cada día sus peores recuerdos. Mientras tanto los días pasan, la vida sigue, pero ellos se mantienen mentalmente en ese pasado, como si el tiempo no hubiera avanzado. Utilizan constantemente ese pasado como pretexto o excusa que justifique su conducta presente: “es que yo de pequeño/a…”, “si yo no hubiera vivido X…”, “eso me ha marcado de por vida”. Y lo peor es que no cuestionan tales afirmaciones. Si lo hicieran se darían cuenta de que lo que les ha marcado no es lo que han vivido, sino la gestión que han hecho de esos recuerdos y pensamientos. Al final, no haber vivido el presente pasa tanta o más factura que un pasado negativo, por muy negativo que sea.
Otras personas hipotecan su felicidad a determinadas condiciones futuras: “para ser feliz necesito…”, “descansaré cuando consiga…”. No viven el presente, sino que van persiguiendo esos objetivos de manera ciega, desesperada, sin darse cuenta de lo que están perdiendo por el camino. Como describe Kiyosaki en “Padre Rico, Padre Pobre”:
“La mayoría de las personas usan el miedo y la ansiedad en contra de sí mismos. Ese es el comienzo de la ignorancia. Muchos, a raíz de sus emociones de miedo y deseo, viven sus vidas a la caza de salarios, aumentos, y la seguridad de un empleo, sin cuestionarse realmente a dónde los están conduciendo esos pensamientos altamente emotivos. Es igual que la imagen de un burro tirando de una carreta, mientras el amo hace colgar una zanahoria delante de la nariz del animal. Puede ser que el dueño del burro esté yendo donde quiere, pero el animal está persiguiendo una ilusión. Al día siguiente, sólo habrá para el burro una nueva zanahoria.” Padre Rico, Padre Pobre. Robert Kiyosaki.
Ambos casos, el aquel que vive anclada al pasado y el de quien vive hipotecando su presente por el futuro, tienen en común en en ambas situaciones ninguno disfruta del presente. La vida pasa por delante de sus ojos sin dejar el menor impacto. Y lo peor es que en el futuro se lamentarán “por no haber estado ahí”.
Con todo esto no quiero decir que debamos ser insensibles a nuestro pasado; todos tenemos un pasado el cual nos influye y gracias al cual somos, en última instancia, quienes somos a día de hoy. No podemos esperar que el pasado no nos influya o no nos deje huella, pero lo que no debemos permitir es que ese pasado lastre nuestro presente impidiéndonos disfrutar del día a día.
Por otro lado, tampoco defiendo que debamos vivir sin metas u objetivos. Todo lo contrario, de hecho ya he hablado sobre la importancia de este tema en varias ocasiones (por ejemplo, aquí o aquí). Lo que no debemos permitirnos a este respecto es que esas ilusiones, metas o proyectos acaben por condenar nuestro presente. Hay personas que viven cegadas por el trabajo, sin darse cuenta que éste no es más que un medio para lograr tener una vida un poco más satisfactoria. Cuando confundimos los medios y estos empiezan a ser fines en sí mismos, estamos alejándonos de nuestro camino.
Por lo tanto, no dejemos que la vida acabe convirtiéndose en aquello que pasa mientras hacemos otros planes. Quizá mañana no estemos aquí. Carpe diem.
La vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes
Gracias Domi por este regalazo.