La positividad está presente en todo el relato de María de Villota. La expiloto es consciente de la suerte que tuvo al salir viva del accidente y por ello, el libro también es una lección de vida ya que invita al lector a pararse, reflexionar y empezar a vivir.

-“Y un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias”.

-“No quiero que este dolor y esta alegría de vivir se pasen como pasa todo en la vida”.

-“No solo vivir es decidir. Yo diría, desde mi vivencia, que morir hasta cierto punto también es decidir”.

El accidente pasó a ser parte fundamental de sus sueños en forma de pesadillas. A pesar de todo, María tenía la conciencia tranquila porque no se consideraban la responsable del accidente: “He revivido en mis pesadillas y fuera de ellas minuciosamente una y otra vez aquel momento y no había nada que pudiera haber hecho que hubiese cambiado el resultado”.

María de Villota no arremete contra el equipo a pesar de que el seguro de este no se hizo cargo de sus gastos médicos. La expiloto se limita a dar la información de lo sucedido y a dar poco importancia al trato que recibió por parte de ellos.

–“Aquel equipo me dejó de golpe sola. Pero no importaban sus justificaciones. Solo me importaba estar juntos, nosotros. Olvidaros de todo, me da igual, no es importante, esta carrera yo ya la he ganado porque estoy viva”.

-“Fueron mi seguro y la Seguridad Social los que corrieron con los gastos de mis operaciones”.

A pesar de accidente y de las secuelas que le han quedado, María nunca perdió el sentido del humor: “Ahora mis duchas no me dejan una sensación tan fresca, es como si no fueran tan  limpias cal no oler el jabón. Aunque a veces también tiene sus cosas buenas no oler”.

María también tuvo varios momentos de debilidad durante su recuperación. Uno de ellos fue cuando se vio por primera vez en el espejo y fue consciente al 100% de que había pedido uno de sus ojos. “¿Quién me va a querer a mí..?”, dijo María tras verse en el espejo por primera vez acompañada por su madre.

La expiloto de Fórmula 1 dedica varias páginas al que más tarde se convertiría en su marido. De Villota se siente fea tras las secuelas del accidente por lo que en varias ocasiones tiene incertidumbre por su relación. Llegan hasta tal punto que le llega a decir a su novio: “No quiero que estés conmigo por pena. A lo mejor tienes que pensarte tranquilamente lo nuestro, tomate tu tiempo, ha sido todo tan de golpe”.

Después de mirarse en el espejo, otro de los momentos más duros que vivió María fue cuando fue a la playa. De Villota relata las ganas que tenía de pisar la playa y la decepción que se llevó porque con un ojo no pudo ver la inmensidad del mar: “Fue muy bonito, pero me llevé una desilusión, porque con un ojo no veía su inmensidad. No como antes. Para ver todo el horizonte debía mover la cabeza hacia los lados. Lo percibía más pequeño de lo que es en realidad, como una foto cortada por la mitad”.

María no se acuerda del momento de accidente, pero si de lo segundos previos. Ella está segura de que el impacto con el camión no fue por su culpa ya que intentó de todos los modos posibles parar el coche. “Cuatro segundos, cuatro segundos, hasta el impacto. Lo tengo todo grabado en mi mente. Esa cuenta atrás, cuatro segundos eternos”, relata en el libro.

“He tenido la suerte de vivir otra vez, de tener una segunda oportunidad. Y sé que mi sonrisa es los mejor de mí que ellos se pueden llevar. Trasmitirles, como siento, que he sido muy afortunada de estará aquí, de vivirle, aunque solo hubiera sido upo un ratito, porque la vida, a pesar de todo… La vida es un regalo”. Con esta oda a la vida concluye el libro de María el cual se ha convertido en un éxito desde el día que se puso en venta. Más que un relato personal, puede considerarse un libro optimista y de autoayuda para superar los momentos más duros de la vida.