La agresión sexual conocida como violación es, probablemente junto a la pedofilia (abuso sexual), uno de los actos delictivos más deplorables que existen. Y con razón: pocas cosas se me ocurren más horribles que forzar sexualmente a una persona. Es por ello que, cuando un suceso de este tipo se presenta ante la opinión publica, los medios de comunicación se frotan las manos, pues tienen miga para rato. Sin embargo, hay dos cosas en particular en las que me gustaría hacer hincapié, sin ánimo de ofender a nadie.
En primer lugar, para que exista una agresión sexual es requisito indispensable que haya violencia o intimidación contra la libertad sexual de una persona. Esto es difícil de demostrar en todos los supuestos de agresión sexual. Y es por ello que algunas acusaciones son finalmente desestimadas por la judicatura. Recordemos que nuestro sistema penal se sostiene sobre la base de que todos somos inocentes hasta que se demuestre (mediante evidencia) lo contrario.
Cuando los medios hablan de «presunto agresor», es muy difícil no acudir automáticamente a la imagen mental que tenemos de un violador. La poca confianza que los españoles poseemos en nuestro sistema judicial tampoco ayuda a este respecto. Sin embargo, hasta que no se haya probado que una violación ha existido (un proceso que suele ser extremadamente duro para las víctimas y en el que, sin duda, deberían recibir más apoyo del que actualmente reciben), no se debería hablar en absoluto sobre el hecho que ha acaecido. En mi opinión, esto solo sirve para fomentar la inseguridad, el malestar general y, por supuesto, para enriquecer los bolsillos de organizaciones mediáticas con poco criterio periodístico. Dejemos que se esclarezcan los hechos un poco más antes de emitir nuestra valoración personal. Debemos siempre demandar información, pero buena información.
En segundo lugar, se han emitido duras críticas contra el Ministerio del Interior a la luz de sus consejos para evitar violaciones. Es del todo entendible que hayan causado indignación, especialmente el que hace referencia a «cerrar las cortinas». No obstante, aquí también considero que existe una carencia de información por parte de muchos lectores. Por ejemplo, el discurso populista que critica la inacción del Estado para prevenir este tipo de delitos es infundado. ¿Se podría hacer mucho más de lo que se hace? Seguramente. Sin embargo, nadie puede, ni siquiera el Estado, garantizar nuestra seguridad en todo momento. Mucho menos, ante la acción de personas enfermas, intoxicadas y/o extremadamente mal socializadas con las que podamos tener la desgracia de toparnos. Lo que estos consejos tratan de transmitir (bastante mal, he de decir) es que nosotros mismos, tomando ciertas precauciones, podemos contribuir a ponérselo mas difícil a aquellos que tratan de hacernos daño. No puede haber un policía por cada persona y en cada posible escena del crimen. Por eso, hemos de aprender a cuidar de nosotros mismos también.
¿Por qué se centran estos consejos de forma exclusiva en las mujeres como potenciales víctimas? Sencillamente, porque en cuestión de agresiones sexuales, son el grupo de mayor riesgo. El 90% de las violaciones en cualquier país del mundo son perpetradas por hombres contra mujeres. Es una cuestión de números, no de sexismo, paternalismo o victimización. El Ministerio del Interior debería haber puesto mucho más esfuerzo en elaborar este tipo de consejos y proveerlos de mayor información de fondo. Es también criticable la idea que se transmite mediante estos consejos de que los violadores son personas que pueden irrumpir en nuestro hogar. Parece que se olvidan las autoridades de que los violadores pueden encontrarse ya dentro, e incluso vivir en el hogar de la víctima.
Redactar unas veinte líneas bajo el título de «Prevención de la violación» es sin lugar a dudas la forma errónea de lograr el objetivo deseado. Lo que se consigue con algo tan simplista es que las personas que lo lean piensen que a un hecho tan grave se le está dando una consideración mínima. Prevenir un delito no es tarea fácil en absoluto, pero sí que hay pequeñas acciones que podemos llevar a cabo y que pueden marcar una gran diferencia en determinadas situaciones. Es así como quizás debería haber comenzado este texto…
A continuación, no habría estado de más explicar todas aquellas medidas institucionales que se llevan a cabo hoy día para prevenir estos delitos, y para llevar a las personas que los cometen ante la justicia. El siguiente paso lógico sería informar a la ciudadanía de la realidad de este delito en nuestro país (números, víctimas, tipos de delincuentes más habituales, incidencia, etc.). Una vez expuesta toda esta información, se podría haber comunicado que hay determinadas circunstancias en las que acciones por parte de la víctima podrían contribuir a prevenir una violación. Esto no quiere decir en absoluto que la víctima tenga la responsabilidad de evitar ser violada, pero creo que no está de más saber qué cosas pueden ayudarnos a evitar ser victimizados.
Por otro lado, hemos de tener presente que quizás la intención del Ministerio no ha sido otra que simplificar todo esto al máximo, con ánimo de transmitir sólo la información que realmente consideraron valiosa. Aún así, delitos como la violación son demasiado sensibles como para simplificar cualquier información al respecto. Al menos, como para simplificarla tanto. A pesar de lo expuesto, aplaudo el esfuerzo (aunque ha sido mínimo) de transmitir esta información a la ciudadanía. De este modo, y con ánimo de complementar los consejos de Interior, que más apropiadamente podían haberse denominado «medidas de prevención ante posibles escenarios de violencia sexual», añado lo siguiente:
- Sea siempre consciente de sus alrededores. Si se siente en peligro o amenazado/a, trate de dirigirse a un lugar donde haya una multitud de personas, como una tienda o una gasolinera (si es de noche).
- Trate siempre de tener suficiente dinero para un taxi o una llamada telefónica al salir de noche.
- Aparque el coche siempre que sea posible en un lugar transitado y bien iluminado. Si escoge un aparcamiento, asegúrese de que tiene mecanismos de vigilancia como cámaras de vídeo.
- Si se encuentra en un evento multitudinario (por ejemplo, una feria), trate de no quedarse solo/a y si lo hace, comunique a alguien a dónde se dirige y cuándo piensa regresar.
- Si ha bebido y vuelve a casa solo/a de noche, asegúrese de caminar por lugares iluminados y por donde haya gente cerca (aunque duerman). Parques, descampados, paradas o estaciones oscuras y vacías son todo malas ideas. Coger un taxi es siempre la mejor opción.
- Si tiene la sensación de que le siguen, cambien de dirección y busque un lugar seguro.
- Tener las luces de la vivienda encendidas es buena idea si percibe usted un peligro inminente de ser agredido/a por alguien del exterior de su hogar. No obstante, de ser así, debería usted dirigirse (acompañado/a) a la comisaría más cercana a su domicilio y comunicarlo.
- Recuerde siempre que la mayoría de violaciones no son cometidas por extraños, sino por gente cercana o conocidos. Decida bien en quién confía, antes de meterse en el coche o aceptar compañía de cualquier persona.
- No cierre las cortinas de su hogar, pues podría usted ser testigo de un intento de violación desde la comodidad de su salón. Dejar las cortinas abiertas hará que alguien que pretende actuar en plena calle se lo piense dos veces. Si la luz de su hogar está encendida, mayor sensación de inseguridad transmitirá al potencial agresor.
- Tenga siempre el móvil con batería y a mano. La mayoría de teléfonos móviles permiten llamadas a emergencia sin necesidad de tener saldo o incluso cobertura para llamadas estándar.
http://www.huffingtonpost.es/andres-lopez-rodriguez/sobre-los-consejos-para_b_5707367.html?utm_hp_ref=spain