«La luz, el gas, el alquiler… No hay forma de llegar a fin de mes con los 159,75 euros de ayuda que cobro del paro». Lorena, de 38 años, es madre soltera y está desempleada, una realidad que afecta a 4 de cada 10 mujeres que encabezan una familia monoparental, según el último informe de la Fundación Adecco.
La encuesta “Mujeres con responsabilidades familiares no compartidas” -realizada a 500 mujeres en esta situación- revela también que el 71% de las que están desempleadas llevan más de doce meses sin encontrar trabajo. En el caso de Lorena, ese período aumenta hasta el año y medio.
Lorena tiene un hijo de 11 años y encaja casi a la perfección en el perfil dibujado por el sondeo: soltera, menor de 45 años, con un hijo y estudios secundarios, que comparte vivienda para ahorrar y que posee ‘grandes dificultades’ para llegar a fin de mes.
«Antes vivía en una casa de alquiler con desconocidos para hacer frente a los gastos, pero ahora mi situación es extrema», cuenta a El Huffington Post, y detalla que se ha trasladado a una casa de acogida gracias a la Fundación de Familias Monoparentales Isadora Duncan.
En esta fundación, que también ofrece micropréstamos y apoyo a las madres solteras, reivindican «una ley, una normativa o un marco legal que regule la monoparentalidad independientemente del número de hijos». Así lo expresa su presidenta, María García, quien se queja de que el caso de las madres de familias monoparentales con un hijo no se contempla «ni en los códigos de buenas prácticas de bancos para frenar los desahucios, ni en las políticas autonómicas para la conciliación, ni en las tasas de guarderías».
5 DE CADA 10 MUJERES, SIN TRABAJO PERMANENTE
Lorena no tira la toalla. «A no ser que esté durmiendo, busco trabajo todo el tiempo. Hasta ahora, sólo he conseguido cubrir algunas bajas en hostelería o cuidando niños o ancianos», expone. En esa línea, la encuesta de la Fundación Adecco refleja que, aunque seis de cada diez mujeres están ocupadas, únicamente cinco tienen un trabajo permanente y la restante «sólo trabaja días sueltos».
Para Ángeles, de 42 años y madre soltera de dos pequeños de dos y seis años, conseguir un empleo es lo más importante. Esta ingeniera de Caminos atribuye a «un milagro» el haberse mantenido estos cinco años que lleva en paro: «Vivo de algunos ahorros, de dar de vez en cuando clases particulares y gracias a una beca para un máster con la que pude hacer el posgrado y sustentarnos durante un tiempo. Pero sólo me daba para ir al supermercado. Y a ver qué se me ocurre para este año…».
En 2011, explica, consiguió que el banco le concediera una carencia de tres años -tiempo en el que sólo devolvía intereses, no capital- para pagar la hipoteca de su casa. Este septiembre finaliza ese período. «Estoy llamando a todas las puertas, pero para que un asistente social te ayude tienes que estar tirado en la calle», denuncia.
«Y yo no recibo ninguna prestación ni ayuda económica de ningún familiar», agrega Ángeles. «De todas formas, las ayudas son insuficientes», destaca.
LAS AYUDAS, «ESCASAS Y MUY LENTAS»
En España, los hogares monoparentales -nueve de cada diez encabezados por figuras maternas- superan ya el medio millón (548.600), y dicha cifra ha crecido un 80% en la última década según el Instituto de la Mujer.
«Las ayudas sociales son muy escasas y de gestión muy lenta. No llegan para que uno no se caiga. Llegan, con suerte, cuando uno se ha caído», resume Carolina, una mujer soltera de 48 años con una hija de tres años y medio. Su empresa, dedicada a publicidad y marketing, cerró hace dos años. Después, trabajó como autónoma hasta que dejó de generar dinero, y ahora intenta dedicarse a ser doula o acompañante de la maternidad.
Su único ingreso estable son 426 euros de la renta activa de inserción. «Me mantengo gracias a trabajos esporádicos, porque la renta que percibo se la lleva la hipoteca de la casa», aclara Carolina.
En cuanto a la discriminación laboral por tener una familia ‘monomarental’ o encabezada por una mujer, ella lo tiene claro: «Mi percepción es que ni siquiera te consideran, porque creen que vas a priorizar otras cosas o vas a fallar».
DISCRIMINADAS EN LOS PROCESOS DE SELECCIÓN
La encuesta de la Fundación Adecco desvela que las madres en una situación parecida a la de Carolina comparten esta visión: un 86% de las encuestadas se siente «en inferioridad de condiciones» a la hora de afrontar un proceso de selección.
Por ejemplo, Eva afirma que jamás le han concedido una entrevista, aunque sugiere que puede ser por falta de experiencia o por su edad (39 años). Manda currículums casi a diario, no ha dejado de formarse y cumple «siempre» los requisitos de los puestos para los que postula -es administrativa-, pero «nunca» obtiene respuesta.
Madre de dos menores de 16 y 10 años, lleva desde el año 2000 sin trabajar, a excepción de un empleo de seis meses. Está divorciada y tiene la custodia de sus dos hijos. «Afortunadamente», su exmarido le pasa una pensión mensual de 600 euros (300 por cada niño).
Hasta el pasado agosto ha estado cobrando 398 euros mensuales durante seis meses gracias al plan Prepara, pero ahora sólo cuenta con la pensión de su exmarido. Agradece poder vivir en un piso propio y contar, al menos, con un pequeño colchón, pero sabe que «si de un saco, sacas y no metes, el saco termina por acabarse».
RECLAMAN MÁS MEDIDAS DE CONCILIACIÓN
Eva no tiene trabajo, pero coincide con muchas mujeres que sí están empleadas y afrontan un contexto similar al suyo: hay que aumentar las medidas de conciliación laboral-familiar. Según el informe de la Fundación Adecco, siete de cada 10 mujeres no consigue encontrar una jornada de trabajo adecuada a sus necesidades.
Cuando Leticia, en paro desde hace dos años, coge el teléfono, Marcos, su bebé de siete meses, empieza a llorar de fondo. Leticia calma al pequeño y cuenta que tiene otro hijo de nueve años, que hizo un FP de Administración y Gestión de Empresas pero ha trabajado también como camarera o limpiadora.
Ya se le ha acabado la ayuda de 220 euros que percibía por desempleo y el padre de su hijo mayor le pasa la pensión «pocas veces y cuando se acuerda». Si no viviese con su actual pareja, quien trabaja y consigue los 1.000 euros al mes con los que se mantienen los cuatro, no tendría ningún recurso.
«Gracias a él puedo vivir», afirma, y explica que sólo el alquiler de su casa les cuesta «unos 500 euros». Aunque ahora comparte las obligaciones familiares con alguien más, Leticia se ha encargado sola de su hijo mayor durante cinco años. «No hay manera de encontrar trabajo ahora. Dicen que no porque eres madre, y mayor de 30 años y, encima, tienes dos hijos a tu cargo», se queja.
«No caigo en una depresión porque tengo dos personas a las que cuidar», dice. Pese a todo, ella intenta ser positiva: «Hay gente que está peor que yo».
Informe ‘Mujeres Con Responsabilidad Familiar No Compartida’ by El Huffington Post
Es la pura realidad ahora mismo, no debería ser asi, lo único que personalmente puedo hacer es ofrecer y compartir el trabajo que estoy haciendo con todas las mujeres que quieran cambiar su situación. y decirles que se sientan valoradas, que una mujer tiene mucho poder