domi Hielo en el alma

Hoy recuerdo una conversación con un chaval de un pueblo de las Vegas Bajas del Guadiana hace ya algún tiempo. Yo llevaba en el coche a una preciosa perrigalga que había encontrado en una gasolinera de la carretera de Sevilla y estaba poniéndole agua y comida en un aparcamiento de un polígono industrial a las afueras de Talavera la Real. Uno de los chicos, que estaban con su moto aparcada cerca de mi, vino a tocar a la perrita y estuvimos charlando un rato. La perrita, era una cachorrona blanca y barcina y se mostraba cariñosa con todo el mundo. Mientras la acariciaba me comentaba sus impresiones al respecto:
– Esto no es un galgo, pero es muy bonita-. Me dijo de primeras.
– ¿Es tuya?-.Me preguntó
-. No-. Respondí-. Está abandonada, la acabo de recoger de una gasolinera, entre Mérida y Almendralejo.
– Qué gente, no se como pueden hacer eso. Dejarlos así tirados, en la carretera…mi padre tiene galgos ¿sabes?
– Ah..¿si?, y seguro que el no los abandona, ¿me equivoco?
– No, mi padre no sabes como los cuida, si no piensa en otra cosa-. Afirmó orgulloso.
– Y… ¿qué hace con los que no valen? ¿los sigue teniendo?
– No , los lleva a la perrera. Bueno, los recogen de la perrera en el pueblo. Viene una furgoneta y se los lleva.
El mensaje que me enviaba era bien sencillo, lo que hacía su padre era lo adecuado, lo correcto. Abandonar un perro en el campo o en una carretera está mal, llevarlo a la perrera pública está bien. Eso que hacía su padre es lo que se debe hacer y no hay por qué avergonzarse, se puede contar y uno se puede sentir orgulloso de que la gente lo sepa.
Es cierto que el chico me hablaba con sinceridad, de verdad pensaba que aquello no estaba mal, ni su padre, ni su familia, ni todos sus vecinos y conocidos…cuando no vale, se lleva a la perrera y punto. Y que no nos acusen de maltratar, asesinar y abandonar, porque no es cierto, y si no que vean a mi padre.
El asunto se vuelve más oscuro cuando trasciende el mini-mundo de estas gentes y llega a los despachos de las administraciones públicas. Porque, en efecto, estos perros, son recogidos por unas camionetas, y se llevan a la perrera provincial, que en el caso del que estamos hablando es el sumidero de Olivenza.  Se hace bajo un paraguas de legalidad, es aceptado por la administración y no se reprende o se sanciona a nadie. No estamos hablando de que cada ayuntamiento recoja los perros callejeros y los haga llegar a la perrera, en este caso las administraciones públicas deben solucionar y hacerse cargo de los efectos sobrevenidos por causa de un delito de abandono ( que es básicamente el perro vagando por las calles). Estamos hablando de que el abandono de animales se puede hacer en el marco de una dudosa legalidad y encima ser socialmente aceptado.
Ahora avancemos en el razonamiento, si vemos las instalaciones públicas de recogida de perros en la provincia de Badajoz nos encontraremos lo siguiente:

Puerta de la perrera-sumidero de Olivenza (Badajoz)

Es decir, que la Diputación públicamente declara que no recogerá perros a particulares, que no aceptará en abandono voluntario de perros. Pero eso no coincide exactamente con lo que nos dijo nuestro iletrado amigo acerca de su familia… algo falla.
Lo que falla, en primer lugar, es el método, los perros se entregan en los ayuntamientos y por allí pasan los vehículos de recogida y los llevan al matadero. Es decir, en principio, si uno va con su perro a entregarlo directamente allí, lo normal es que le digan que no se lo cogen, que aquello es para la recogida de perros de la calle. Por lo tanto, los ayuntamientos colaboran en esta oscura rueda del abandono.
En segundo lugar, lo que falla es la aplicación del método, y aquí es donde entran nuestros queridos galgos y sobre todos nuestros queridos «deportistas» galgueros. Hay una frase célebre en el mundo financiero, se supone que acuñada por John Maynard Keynes, que dice que si debes un millón a un banco tienes un gran problema, pero si le debes mil millones, el gran problema lo tiene el banco. Y eso es lo que le pasa a la provincia de Badajoz con sus galgos, y con toda seguridad a las de Sevilla, Cádiz, Córdoba, Jaén, Málaga, Toledo, Ciudad Real, Madrid, Guadalajara, Cuenca, Albacete, Zamora, Salamanca, Valladolid, Ávila, Zamora, Palencia, y en menor medida Murcia.
Si en Badajoz fueran cuatro los que entregaran a sus galgos voluntariamente para penar en la perrera provincial hasta ser sacrificados (si no fallecen antes en ese agujero), lo más seguro es que se encontraran con algún impedimento. Pero a ver que administración le echa narices para decir que no a semenjante flujo de «deshechos». Es como si de un día para otro, nos dijeran que el ayuntamiento de nuestra ciudad no recogerá más nuestras bolsas de basura…¿os imagináis el barrio a los cinco días?
Todos los perros recogidos de las calles y que acaban en perreras como la de Olivenza tienen derecho ser tratados dignamente, sean galgos o no, y es absolutamente reprobable la conducta de aquellos que un día les echaron a la calle, ese es un mal de nuestra sociedad actual y todos tenemos claro que no se ampara en ninguna práctica, justificación, o reglamento público cualquiera.
En el caso de los galgos se da un institucionalización del problema, repito por si alguién no lo pilla a la primera , el caso de los galgos es una cuestión de institucionalización del abandono y sacrificio pseudo-legal de montones de animales que ya han dejado se servir.
Hacer hincapié en los casos de ahorcamientos, malos tratos severos, sacrificios no-veterinarios y otro tipo de lindezas con los galgos es necesario cuando es real. Pero no es un argumento válido para luchar de forma pública contra una modalidad cinegética perversa por sus consecuencias en miles de perros que no tienen destino cuando ya no valen para los fines para los que fueron criados. Desde los colectivos institucionales que   enmarcan a cazadores y criadores de galgos se argumentará que son casos aislados y que en su mayoría ( y esto está por demostrar) corresponden a perros robados.
La cuestión que debe ser contestada y que, según mi parecer, acabará con la modalidad de caza con galgo en España en un futuro no muy lejano es la de si el colectivo galguero está en condiciones de mantener de forma digna y hasta la muerte natural a todos y cada uno de los perros que se crían en sus cuadras, patios o bunkers. Todo el colectivo galguero y a todos sus ejemplares. Con un control efectivo por parte de las administraciones públicas del número de ejemplares y de su destino final, sin perreras públicas de por medio, sin protectoras que recojan sus bellos «desperdicios». ¿Parece utópico verdad?, recordad hace veinte años a los diputados fumando en sus escaños en el congreso, a los niños jugando a las chapas en el recreo del colegio, y a todos haciendo cola para llamar en cabinas telefónicas y observad lo que cambian las sociedades en poco tiempo. Un poco de sentido común hará el resto.
¿Podrían los colectivos galgueros hacer las cosas mejor y evitar todo esto?. No, es imposible y ellos lo saben. Los que no valen no valen, y no me valen a mi, ni a mi compañero de cuadrilla, ni al del pueblo de al lado. Así es la modalidad, no se caza para coger liebres, se caza para ganar al galgo compañero de collera. No sacrificar y no dejar en perreras o protectoras sería acumular ejemplares no válidos y eso no tendría ningún sentido, sería imposible, sería el fin.
Las miradas que os muestro a continuación son las de dieciocho galgos entregados por sus dueños en la perrera provincial de Badajoz en dos días, el Jueves 2 y el Viernes 3 de Diciembre de 2010. Sólo dos días. Esto, como podeis comprender , es ingobernable para cualquier protectora, administración o voluntario que quiera ayudar. En los próximos días y semanas, sobre todo en los meses de Enero y Febrero veremos que esto es sólo una pequeña muestra de la realidad descrita. Veremos llegar la «basura» a los centros de reciclaje y eliminación. Solo que en este caso la «basura» te mira, tirita, y padece.
Dentro de unos años, ver esto nos parecerá tan extraño como ver a Felipe González fumándose un ducados en plena sesión del debate sobre el estado de la nación, y si no… al tiempo.

Podemos hablar de tradición, cultura de explotación hacía los animales, incultura, y mundo rural, pero además   a mi esto me huele a Hielo en el Alma.

El Guadiana y la traílla

http://elguadianaylatrailla.blogspot.com.es/search?updated-min=2010-01-01T00:00:00%2B01:00&updated-max=2011-01-01T00:00:00%2B01:00&max-results=32

2 comentarios en “domi Hielo en el alma

  1. Hielo en el alma, muy triste el hecho de que las personas no tomen conciencia que no se deben abandonar los animales, y el caso de la raza galgo, utilizados para diversión pública, apuestas y demás, luego descartados es inadmisible. Casos que deberían no solo preocuparnos sino también ocuparnos.Gracias Domi.

  2. Buen titulo,hielo en el alma,asi hay que tenerla» helada»para que no se te encoja al ver a estos animales abandonados o en jaulas.
    Gracias domi

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