El cáliz de Doña Urraca
España tiene en su haber varias ciudades que reivindican ser la sede el auténtico Grial. No debe extrañar por tanto que entre ellas se «disputen» la autenticidad
Además de una reliquia de enorme trascendencia para el cristianismo, el Santo Grial es un reclamo turístico de primer orden. Su antigüedad y las enigmáticas leyendas que rodean sus orígenes contribuyen a explicar la atracción que surte, tanto en católicos como laicos, la copa de la que bebió Jesucristo durante la Última Cena. España tiene en su haber varias ciudades que reivindican ser la sede el auténtico Grial. No debe extrañar por tanto que entre ellas se «disputen» la autenticidad.
Hace apenas dos semanas, los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega del Río presentaron una nueva teoría. Según sus investigaciones, la copa que la comunidad cristiana de Jerusalén en el siglo XI consideraba que era el cáliz de Cristo se encuentra en la basílica de San Isidodoro de León. Se basan en el hallazgo de dos pergaminos egipcios fechados en 1054, que recogen que esta reliquia fue enviada al rey de León Fernando el Grande, tras haber sido saqueada de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde había permanecido desde el siglo IV. Según esta versión, el cáliz habría sido entregado a España en señal de agradecimiento después de que el monarca leonés enviara un gran cargamento de víveres a Egipto.
A diferencia de otras copas cuya autenticidad ha sido descartada –como la de Sacro Catino de Génova, la de Nantes, el caldero de Gundestrup, la de Antioquía o incluso la que se custodia en el santuario gallego de Piedrafita do Cebreiro–, el material y la morfología de la de León sí concuerda con la de las vajillas utilizadas en la Pascua Judía. Aunque parezca mentira, la «última cruzada» de Indiana Jones ha hecho un flaco favor a la divulgación histórica, ya que es bastante común la creencia de que el Santo Grial era de madera.
La comunidad científica aconseja prudencia a la hora de valorar el cáliz de León, también conocido como el de Doña Urraca. «De momento esta teoría solo se sustenta en dos manuscritos, cuyo contenido no tiene por qué ser veraz», apunta a ABC el historiador Jesús de Salvador. «Parece que la de León cumple con los requisitos, pero todavía no se ha hecho un estudio arqueológico de esta pieza», defiende por su parte Jorge Manuel Rodríguez, profesor de la UV y presidente del Centro Español de Sindonología.
Según este estudioso, de las cerca de veinte copas a las que se atribuye desde el siglo XVI la autenticidad del cáliz que sirvió para consagrar la sangre de Jesucristo, la que goza de mayor verosimilitud hasta la fecha es la de la catedral de Valencia.
El vaso que se custodia en la capital del Turia coincide con la descripción que ofrece San Jerónimo sobre la morfología y el material de la copa de la Última Cena (teniendo en cuenta que las asas y las piedras preciosas son un aditamento posterior). También juegan a su favor los análisis arqueológicos, que demuestran que fue labrada en un taller de Palestina o Egipto entre el siglo IV a. C. y el I d. C. Además, la parte superior es similar a las vasijas romanas de la época que posee el Museo Nacional de Londres.
Orígenes del mito
El relato cronológico que explica la llegada del Santo Grial a a Valencia comienza en Roma, ciudad a la que San Pedro llevó la copa cuando fundó la primera sede episcopal del cristianismo. En el año 258, el emperador romano Valeriano promulgó un edicto que ordenaba que se sustrajeran todas las posesiones de los obispos y los martirizaran. Sabiendo que iba a morir, el Papa Sixto II entregó las reliquias a su tesorero, Lorenzo. Según apunta la investigadora Janice Bennett, este diácono de origen español –oscense– «pidió un plazo de tres días a los romanos para recoger los bienes de la Iglesia y entregárselos, pero utilizó ese tiempo para enviar el Santo Cáliz a Huesca».
Con la invasión de los musulmanes, este se traslada a los Pirineos, donde se utilizó para oficiar la Eucaristía en diversas iglesias. Los peregrinos del Camino de Santiago distribuyeron por Europa la noticia de que el Santo Grial se encontraba allí, lo que dio origen a la leyenda épica medieval. Muchos expertos suscriben la presencia de la copa en los Pirineos basándose en el rastro que esta ha dejado en la iconografía de las iglesias prerrománicas de esta zona, la única en el mundo donde se representa a la Virgen con el Santo Cáliz.
Por otra parte, el canon romano demuestra que hasta el siglo III los Papas oficiaron la misa con el mismo vaso del que bebió Jesucristo. Esa sería una prueba clave de la autenticidad del cáliz de Valencia, puesto que es el único cuya presencia en Roma está acreditada.
https://selenitaconsciente.com
Tanta controversia por el vaso en que bebió Cristo, y tanta dejación de su doctrina de verdad y bondad.