domi Los arbereshe italianos, vestigio de una Albania que ya no existe

La conquista de Albania por los turcos inició el gran éxodo albanés hacia el sur de Italia. Muchos cristianos prefirieron dejar su tierra y escapar de la represión otomana. Más de 500 años después, los pueblos en los que se asentaron aún conservan su idioma, una versión arcaica del albanes, sus costumbres, su identidad y sus ritos religiosos. En total, son unos 80.000 arbereshe y su relación con los “primos” de Albania no siempre es fácil, demasiadas diferencias y demasiado tiempo los separan.

Bandera de los Arbereshe, el águila del sello de Skanderbeg sobre la bandera italiana

Con anterioridad a la invasión otomana de Albania, arberesh era la palabra utilizada para referirse a todos los albaneses. Fue entre los siglos XI y XIV cuando algunos clanes albaneses empezaron a establecerse en pequeños grupos formando colonias en el sur de Grecia (Corinto, Peloponeso y Ática). Sus habilidades militares en seguida los convirtieron en los mercenarios favoritos de francos, serbios, catalanes, italianos y bizantinos.

En 1448, el rey de Aragón, Alfonso el Magnánimo, que también era rey de Nápoles, pidió la ayuda de su aliado, Gjergj Kastrioti i Krujes, conocido como “Skanderbeg”, jefe de la Alianza Albana, para reprimir la rebelión de sus señores italianos. Varios clanes arberesh acudieron a la llamada del rey Alfonso y este consiguió aplacar la rebelión. En agradecimiento por su ayuda, Alfonso les recompensó con tierras en la provincia deCatanzaro, cerca de Calabria. Otro segundo contingente de llegaría en torno al 1450, se trataba de otra fuerza arberesh que intervino en Sicilia y que acabó estableciéndose cerca de Palermo.

Con la invasión de Grecia por parte de los otomanos en el siglo XV, muchos arbereshe se vieron forzados a emigrar al sur de Italia y a las islas bajo control veneciano. Además cuando estalló la Guerra de Sucesión de Nápoles, Fernando de Aragón volvió a pedir su colaboración, esta vez para combatir los ejércitos franco-italianos, esta vez Skanderbeg desembarcó en Brindisi. Tras conseguir la victoria, los arbereshe aceptaron tierras en Puglia, mientras Skanderbeg regresaba a Albania para organizar la resistencia contra los turcos.

Skanderbeg que todavía hoy en día es considerado el héroe nacional de Albania. Se había convertido en el defensor de la causa cristiana en los Balcanes, recibiendo del Papa el título de Athleta Christi. Sus éxitos militares contra los otomanos, habían despertado la admiración no sólo entre el Papado, sino también entre Venecia y el reino de Nápoles, que también se sentían amenazados por el creciente poderío turco en el Adriático. Alfonso V, fuen uno de los máximos partidarios de Skanderbeg y lo tomó bajo su protección como vasallo.

Estatua ecuestre de Skanderbeg en Tirana


La resistencia de 25 años de Skanderbeg contra el imperio otomano en Albania, se considera que proporcionó un tiempo vital a las ciudades-estado italianas para preparar su defensa ante los turcos. Uno de los aliados de Skanderbeg fue Vlad III Dracuela , personaje real en el que se basó Bram Stoker para crear el Conde Drácula. Vlad y Skanderbeg mantuvieron una alianza que proveía de ayuda mutua en su lucha contra los invasores turcos.

Skanderbeg murió de malaria en 1468 y su muerte trajo consigo la pérdida de la unidad y de las alianzas que él había ayudado a construir. Aunque sus seguidores consiguieron resistir diez años más la presión turca, ya no hubo más grandes victorias ante estos y su muerte marcó el que sería elgran éxodo arberesh. Se trataba que de albaneses que se resistían a la ocupación turca y a su conversión forzosa al Islam. Aunque algunos de estos emigrantes se dirigieron hacia el norte y el sur siguiendo la costa adriática, hacia Dalmacia y Grecia respectivamente, o Venecia, la mayor parte cruzó el mar rumbo al sur de Italia, donde se asentaron en una docena de pequeñas comunidades dispersas en Calabria, Sicilia y otras regiones.

Una segunda ola de arbereshe llegó a Italia más tarde, entre 1500 y 1534, una vez más huían de los turcos, pero esta vez no provenían de Albania sino de Grecia central. Empleados como mercenarios por Venecia, los arbereshe tuvieron que evacuar las colonias del Peloponeso con la asistencia de las tropas de Carlos V, mientras los turcos invadían la región. Carlos V estableció estas tropas en el sur de Italia para reforzar la defensa ante una posible invasión turca.

Mapa etnográfico de Italia en 1859, en verde las «islas» arberesh


Estos arbereshe se establecieron en pueblos aislados, lo cual les ha permitido mantener su cultura, lengua y tradiciones hasta nuestros tiempos. Se trataba principalmente guerreros y campesinos, por lo que una vez en Italia muchos tradicionalmente fueron soldados, del Reino de Nápoles o de la República de Venecia, desde las Guerras de Religión hasta la invasión napoleónica. Algunos estudiosos, consideran que la emigración de los arbereshe, a finales de la Edad Media, supuso para Albania la pérdida de una gran parte de su élite política e intelectual, lo que trajo como consecuencia el empobrecimiento cultural y económico del país.

El siglo XVIII vería la última llegada de arbereshe, se trataba de un grupo proveniente de Himare, un pueblo en el sur de Albania, que huyó a causa de una masacre instigada por Ali Pasha, que había matado 6000 albaneses cristianos por haber rechazado convertirse al Islam. Estos últimos arbereshe se asentaron en Hora e Arbereshevet (Piana degli Albanesi) y más tarde fundaron el pueblo de Sendahstina (Santa Cristina Gela).

A principios del siglo XVIII, se estima que había unos 100.000 arbereshe en Italia. Esa cifra ascendería a 200.000 en los primeros censos italianos de principios del siglo XIX, sumando la población de la cincuentena de pueblos arberesh.

Mujeres de Piana degli Albanesi vestidas con el traje tradicional arberesh, foto del 1902


Los arbereshe jugaron un papel destacado en la recuperación de la consciencia nacional de Albania a finales del siglo XIX. Pero también jugaron un papel importante en la unificación italiana, Francesco Crispi, uno de los personajes considerado determinante en dicho proceso era de origen arberesh.

Al igual que resto de pueblos del sur de Italia, los pueblos arbereshe también sufrieron los efectos de la ola de emigración masiva a América entre el 1880 y 1910. La mitad de los pueblos arberesh desaparecieron, y pese al revival cultura del siglo XIX apareció un cierto riesgo de desaparición cultural.

En la actualidad, se estima que en total los arbereshe son unos 80.000 distribuidos en varios “islas” dentro de Italia. Tras la caída del comunismo en Albania, llegaron nuevos inmigrantes albaneses a los pueblos arbereshe, tanto de Kosovo como de Albania. El encuentro generó sentimiento encontrados hacia los “nuevos albaneses”. Por un lado, y pese a las diferencias entre las dos comunidades, aún se aprecia un sentimiento de cierta familiaridad entre ellas, que queda reflejada en un dicho que usan ambos grupos: “Todos somos primos y nuestra sangre está dispersa, pero nosotros somos los arbereshe y ellos los shqiptare”.

Pero por otro lado también se generó una serie de sentimientos encontrados, como es la desconfianza entre la “vieja” y la “nueva” diáspora. Pese a tener orígenes comunes la evolución de ambas comunidades ha sido demasiado diferente, lo que tal vez provoque que no haya un sentimiento de unión étnica entre ellos. El dialecto arberesh es el albanes de la Edad Media, la lengua que se hablaba en Albania antes de la invasión otomana, substancialmente diferente del albanes moderno.

Bendición de la Epifania 2007, autor Bernhard J. Scheuven


Además los nuevos inmigrantes, que son en su mayoría musulmanes, muestran escaso interés por otro de los signos de identidad de los arbereshe, los ritos cristianos que han preservado fielmente. Hoy en día, la mayoría de arbereshe pertenece a la Iglesia Católica Bizantina Ítalo-Albanesa (católica pero con rito oriental) y una minoría que es católica.

Un estudio del 2003 analizó el encuentro entre los arbereshe de Piana degli Albanesi, una ciudad de unos 7.000 habitantes en Sicilia, con unos 70 inmigrantes recién llegados de Albania. El estudio reveló algunas tensiones entre la mayoría, que se veían a sí mismos como los “aristócratas” de la cultura tradicional albanesa, y los nuevos inmigrantes que viven pisos baratos y se encargan de los empleos más precarios. Eda Derhemi, el autor del estudio, dijo haber encontrado escasas muestras de solidaridad entre los dos grupos, que están en realidad demasiado separados en el tiempo para tener mucho en común.

De hecho, los arbereshe tendían a replicar los típicos estereotipos del resto de italianos hacía los albaneses, que los consideran inmigrantes de clase baja, con una tendencia hacia la prostitución y la delincuencia, incluso cuando no existe evidencia alguna que esa tendencia se haya manifestado en la Piana degli Albanesi.

Como recuerdo de su origen y su pasado, la calle principal de muchos pueblos arberesh acostumbra a llamarse Via Giorgio Castriota, en honor de Skanderbeg. Curiosamente, las plazas principales de Tirana y Pristina (Kosovo) también llevan su nombre y en ambas hay dos estatuas ecuestres que honran su memoria. Gjergj Kastriot, Skanderbeg, el último líder que aunó a unos y a otros.

Iconostasio de San Giorgio Megalomartyr, Piana degli Albanesi (una iglesia Católico Bizantina en Sicilia)

 

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