En las Facultades de Historia de las Universidades españolas apenas se proporcionan normas básicas sobre la escritura de la historia, la exposición oral o el oficio del historiador. No abundan los seminarios ni las discusiones. Y las bibliotecas se utilizan, en muchos casos, para estudiar apuntes y, como mucho, para consultar obras de referencia.
Las lecturas deberían ser más importantes que las enseñanzas proporcionadas por los profesores. Y los estudiantes, con la orientación de los profesores, deberían tener un proyecto de formación integral. Y salir a buscar fuera lo que no encuentren dentro.
Recuerdo esto en verano, momento de asentar conocimientos, seguir las huellas de los grandes libros, descubrir caminos de renovación, profundizar en el conocimiento de otras culturas y lenguas.Válido para los estudiantes de letras y de ciencias. Y además se puede ir de fiesta.
Porque, en septiembre, comenzará de nuevo la rutina, los apuntes, los exámenes y la reproducción acrítica de los conocimientos adquiridos para, unos meses después, repartir títulos.
Se trata, en suma, de incorporar gradualmente una apreciación crítica para comprender la política, la sociedad o las personas que nos rodean. Seguro que algo cambiaba (o resistíamos mejor).
https://es-es.facebook.com/julian.casanovaruiz